El Banreservas, en su serie trascendente de publicaciones únicas, en edición artística, ha dado a la luz recientemente como aporte inestimable al país las “Reservas Patrimoniales Dominicanas”, libro coordinado por los sociólogos Carlos Andújar Persinal y Dagoberto Tejeda Ortiz, bajo la dirección y creatividad del mercadólogo Wilson Rodríguez con el apoyo de Don Samuel Pereyra.

En esta edición, con prólogo de Andrés L. Mateo, hay ensayos brillantes y profundos de Manuel García Arévalo sobre El Arte Taíno, El Patrimonio Monumental como descripción y definición de Japonesa Capellán, El Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), acorde con las conceptualizaciones de la UNESCO, del investigador Edis Sánchez, Reserva Patrimonial de la Memoria y Sitios, por Carlos Andújar Persinal y la Dimensión Jurídica del Patrimonio Cultural, del historiador y jurista Edwin Espinal Hernández.

Igualmente, hay una propuesta inédita del geógrafo Bolívar Troncoso Sánchez sobre el Patrimonio Natural de la República Dominicana, las Reservas Patrimoniales como Tesoros Humanos, por Dagoberto Tejeda Ortiz, mientras que como novedad Idelfonso Medina pondera Las Contribuciones del Cacao como patrimonio, lo mismo que el sociólogo Wilfredo Lozano con El Camino del Café, José del Castillo con El Viaje del Azúcar y Fernando I. Ferrán con El Conuco Tabacalero.

En estas conceptualizaciones históricas-sociológicas, Carlos Andújar Persinal y Dagoberto Tejeda Ortiz resaltan las implicaciones en La Economía Hatera y su impronta cultural en un periodo- desafío que exige más investigaciones.

En este novedoso libro se redefinen las conceptualizaciones tradicionales, aún las elaboradas en el seno de la UNESCO, para convertirse en el mayor aporte teórico-metodológico sobre este tema en el país y a nivel mundial.

Por esta razón, en su prólogo, el reputado investigador Andrés L. Mateo escribió: “Este libro, Reservas Patrimoniales Dominicanas, presenta en los estudios que contiene la nueva concepción del patrimonio cultural de la humanidad, desplegada en nuestra cultura.  La idea esencial considera que hay otro tipo de valoración patrimonial que es necesario incluir en los afanes identitarios, y preservar en el tiempo y en el espacio”.

“Este libro, pues, -sigue diciendo Andrés L. Mateo- es el despliegue de un espacio cautivo en una identidad.  Sus grandes temas ponen al día el inventario de las Reservas Patrimoniales Dominicanas, como un discurrir indetenible de hechos y realizaciones de nuestra historia”.

Este libro novedoso, insiste en los patrimonios que todavía no tienen un reconocimiento nacional-internacional y dio como válidos los patrimonios de reconocimiento legitimados por la UNESCO en el listado de patrimonios orales e intangibles de la humanidad como el teatro popular danzante de los Guloyas de San Pedro de Macorís, la cofradía de los Congos de Villa Mella, la ciudad colonial de Santo Domingo, la Bachata, el Merengue y el Casabe.

Tenemos diversas expresiones para adquirir esas categorías como la festividad de la Cofradía del Espíritu Santo de Cotuí, la Sarandunga de Baní o las cuevas de Borbón y/o del Pomier, para solo citar tres ejemplos, aunque sostenemos que lo más importante es el estudio, así como la protección y la difusión de los patrimonios del país, de ahí el gran aporte del libro de Banreservas.

Ya es hora de definir los patrimonios en función de los territorios que explicitan identidades. Un ejemplo interesante es la Provincia de San Cristóbal, la más rica en patrimonios materiales azucareros coloniales en el país y en el Caribe.

Ingenio azucarero Boca de Nigua, Sainaguá

Allí, comenzó la primera industria azucarera del Nuevo Mundo. Se encuentran las (ruinas) del Ingenio Diego Caballero, el primer Ingenio azucarero hidráulico de América, el Ingenio Boca de Nigua, donde se produjo la rebelión de esclavizados más importante de este lado de la isla y las de Engombe, donde se conserva el palacete, la capilla y la residencia de sus propietarios originales.

Murales-de-Vela-Zaneti-Catedral-de-San-Cristobal
Murales de Vela Zaneti, Catedral de San Cristóbal

De igual manera, nos encontramos con el imponente palacete de Palavé, que deslumbró a Oscar de la Renta, residencia de una acaudalada familia colonial de ganaderos donde la leyenda señala que en este lugar residió un antepasado de José María Heredia, el “cantor del Niagara”, uno de los más grandes poetas de Cuba y de América.

En San Cristóbal, además, se encuentran las cuevas de Borbón o del Pomier, el complejo de cuevas prehispánicas con las muestras pictóricas más proliferas y diversas del Caribe. Es un complejo único, patrimonio del país, del Caribe y del mundo, esperando su recuperación y revalorización.

La catedral de San Cristóbal, guarda lo que fue la tumba temporaria de Trujillo, con historias, leyendas y con los más impresionantes murales del inmenso pintor español Vela Zanetti tesoros pictóricos únicos del país, que a pesar del deslumbramiento nos remite a los recuerdos de la añeja iglesia original ligada al padre Ayala, a la fundación y a la historia del pueblo.

Además de la Casa del Cerro, simbolización de la dictadura Trujillista, están los restos de la Casa de Caoba, la preferida del tirano, que guarda aventuras y bellaquerías del tirano, la cual quieren convertir en museo, estando nosotros de acuerdo, siempre y cuando sea la reproducción de la verdad histórica y no una acomodación ideológica de exaltación trujillista.

Festival-de-Atabales-de-Sainagua
Festival de Atabales de Sainaguá.

El patriotismo se enaltece con tener la sede de la constitución nacional. Está “La Toma”, de aguas cristalinas, con historias y leyendas, su carnaval, el festival de Atabales de Sainaguá, el más importante del país. Está su folklore y su cultura popular con sus portadores de tradiciones, con expresiones de religiosidad popular, gastronomía, música, cantos, bailes y danzas.  Su revalorización es un desafío para el desarrollo de la provincia, para la alcaldía y el gobierno central, porque como dijo el maestro Pedro Henríquez Ureña: ¡Solo la cultura salva los pueblos!