“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.
Todo lo que existe y por lo tanto nosotros mismos, está constituido por átomos.
Lo dicho ya es suficiente como para procurar saber qué son los átomos hacia su interior; para un poco comprender el llamado mundo subatómico.
Ya desde el inicio del siglo XX el átomo se consideraba formado por dos partes principales, el núcleo atómico constituido por dos tipos de partículas (llamadas bariones), el protón de carga eléctrica positiva y el neutrón sin carga eléctrica; la otra parte la constituyen partículas de carga eléctrica negativa llamadas electrones que “orbitan” al núcleo atómico.
Desde la primera década del siglo XX si bien se confirmaban esas dos partes básicas del átomo, al mismo tiempo se inició un proceso que llevó a descubrir que el mundo subatómico era realmente, otro mundo; muy diferente al que la mente humana podría intuir desde las experiencias y vivencias de la vida ordinaria. Ese otro mundo que en su comportamiento esencial lo caracteriza la probabilidad y en el que la energía no tiene valores continuos sino discretos, llamados cuantos.
El estudio profundo de ese otro mundo (mundo subatómico) ha dado como resultado el desarrollo de una fascinante área de la Física conocida hoy como Teoría Cuántica de Campos.
Veamos a partir de tres casos ilustrativos lo peculiar del mundo subatómico. Primero, del hecho de que los electrones “orbiten” al núcleo atómico se esperaría que su energía se agotara, pero sucede que no consumen energía en esas “órbitas” (llamadas niveles de energía), solo se manifiestan como emisiones o absorciones de energía si pasan de un nivel a otro; recordando además que esos niveles y sobre todo los últimos, tienen que ver con las características químicas que definen cada átomo y que fundamentan hasta la propia vida.
El segundo caso es la repulsión de las cargas eléctricas iguales; entonces sucede que los protones de cargas positivas se encuentran juntos en el núcleo atómico a pesar de la gran repulsión eléctrica, lo cual explica por otro lado la existencia de la enorme fuerza nuclear fuerte base de las terribles bombas atómicas.
Como tercer caso, se ha demostrado que los protones y los neutrones a su vez están formados por otras partículas llamadas quarks; las que pierden fuerza al estar más cerca, fuerza que a su vez se incrementa al distanciarse, una propiedad llamada confinamiento y por lo cual nunca se pueden separar, manteniéndose unidas al interior de los protones y neutrones.
El subatómico, otro mundo. Conozcámoslo
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