Putin entregó la cabeza del expresidente sirio Bashar el Asad, y con ello alteró el equilibrio de fuerza en el Medio Oriente a favor de Israel. No fue Israel quien pidió esa entrega. La pidió Donald Trump a cambio de ser un poco tolerante con los rusos en Ucrania.

Ahora, al parecer, Trump está pidiendo la cabeza del presidente venezolano Nicolás Maduro, y Putin, apurado en el atolladero de Ucrania, pretende sacrificar al viejo aliado. Se especula que en la cumbre de Alaska los dos jefes de las dos potencias nucleares, Trump y Putin, de alguna manera, junto al tema principal de Ucrania, hablaron de Venezuela y a algo llegaron o, al menos, algo quedó entendido. A Vladimir Putin le harán concesiones en Ucrania, pero a cambio él en el contexto geopolítico tiene que flexibilizar algunas posturas en Venezuela. Se trata de algo parecido a lo que hizo en Siria, donde no vaciló en divorciarse de Bashar Al Assad y provocar la caída de un régimen que llevaba 55 años. No es verdad que los gringos se iban a establecer frente a las costas de Venezuela, y decir que están allí para combatir el narcotráfico, y al mismo tiempo, acusar a Maduro de no ser un jefe de Estado, sino el jefe de una banda de narcotraficantes, sin haber, al menos, informado y buscado la benignidad de Putin.

¿Que pasará en Venezuela? No sé. Lo que sí se ve es que Trump y Putin se pusieron de acuerdo y que Putin soltó en banda a un viejo aliado como Maduro. Ese es uno de los costos de la aventura rusa en Ucrania. Siria pagó los platos rotos en Ucrania y ahora al parecer le toca a Venezuela. A Venezuela le toca resistir sola. Y eso no es fácil. Cualquier día amanecemos con un grupo militar venezolano sublevado y con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello presos y llevados a los tribunales de los Estados Unidos. Putin, como los gringos, no tiene amigos, Tiene aliados circunstanciales y, como jefe de un imperio, cuando esos aliados no les sirven, o son estorbos para sus planes estratégicos, los suelta en banda. Tan sencillo como eso.

Si eso llegase a suceder Maduro debe verse en el espejo del general panameño Manuel Antonio Noriega, y preferir morir en Venezuela antes que ser humillado y desconsiderado en las cárceles norteamericanas. También debe verse en el espejo de Saddam Hussein.

Maduro tuvo la oportunidad de negociar con los gringos y con la oposición en las pasadas elecciones y pactar una retirada en orden. No lo hizo. Prefirió forzar el mingo e imponerse, fraudulentamente, a sangre y fuego, pero ahora corre el riesgo de ser retirado en condiciones muy perjudiciales.

Pobre de aquellos que defienden un imperio y satanizan a otro imperio. No hay un imperio bueno y uno malo. Hay imperios, y los imperios son despiadados. Los imperios no tienen amigos ni enemigos, solo tienen intereses y aliados, y los intereses y los aliados son circunstanciales. Cuando los aliados ya no les sirven o se convierten en un estorbo para sus intereses estratégicos, no los piensan dos veces para soltarlos en banda. Putin no es un sacerdote ni es un angelito caído del cielo. Putin fue el jefe de la antigua y temida KGB y hoy es el jefe de un imperio, y como tal actúa. A Bashar el Asad, viejo aliado en una zona muy conflictiva, lo soltó en banda cuando hubo de hacerlo. Ahora pudiera estar tocándole el turno a Nicolás Maduro.

Farid Kury

Político, escritor y periodista. Ha escrito decenas de artículos en los principales diarios nacionales. Ha ocupado diversos cargos públicos. Ha sido asistente de la sindicatura de Son Pedro de Macorís (1998), Director de Prensa de la Procuraduría General de la República y de la Dirección General de Prisiones (1990), Gobernador Civil de la Provincia de Hato Mayor (1996), Candi-dato a Senador por el PLD (1998), Embajador Adscrito a la Cancillería, Encargado de Asuntos de Medio Oriente (1999-2004), Director del Departamento Cultural del Ayuntamiento de flato Mayor del Rey (20011). Asistente Asesor de los Comedores Económicos del Estado (2007), Coordi-nador Técnico de la Región Higüamo de FEDOMU (2011). en la actualidad es asesor Cultural del Senado de la República Dominicana. Es autor de varios libros: "¡Juan Bosch, ¡Entre el Exilio y el Golpe de Estado” (2000), “¡Peña Gómez, ¡Biografía para Escolares” (2003), “Francis Caamaño, ¡Una Vida” (2005), Trujillo, El Gladiador” (2006), “Juan Bosch, Memorias del Golpe” (2007), “Personajes, Triunfos y Caídas” (2008), “Minerva Mirabal, La Mariposa” (2010), “Juan Pablo Duarte, El Apóstol!' (2010), "Juan Bosch, del Exilio al Golpe de Estado" (2013), "Francis Caamaño, Entre Abril y Caracoles" (2014), lbs, de Restaurador a Tirano" (2015).

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