La investigación genealógica sobre la familia Pulá es un viaje hacia el centro de las realidades raciales de América. Por tanto, una investigación compatible con el universo familiar de millones de familias americanas, sobre todo, caribeñas.
Destinada a permanecer en el ámbito privado, transcendió las lindes domésticas, entre otros factores, por haberse establecido como la primera investigación genealógica en la República Dominicana, que, desde el núcleo familiar, logra identificar, con evidencia documental, su ancestro esclavizado, realizando en este sentido, una trayectoria inversa a la mayoría de investigaciones genealógicas tradicionales, cuyo antecedente puede remitirse a la época de la colonia española en las Américas, donde era preciso presentar documentación relativa a los vínculos familiares ascendentes con el objetivo de mostrar su pureza de sangre, es decir la ausencia de sangre negra para poder acceder a la educación formal y a cargos administrativos.
Los Pulá de San Cristóbal de los Ingenios realizan el camino contrario: visibiliza el componente negro de la familia, saca del anonimato a los esclavizados en las líneas ascendentes, certifica, en suma, el estatuto de su impureza. Para visibilizar dicho estatuto, he querido presentar los datos que se manejan sobre esta pareja a la luz de los datos históricos que contextualicen la salida de su África natal, el arribo a la isla, su tipo de unión familiar, sus nombres y apellidos, su estatus jurídico y social, así como su universo simbólico.
Había 3 formas de contrabandear esclavos: colocando más esclavizados de lo reportado, haciendo paradas de emergencia en puertos distintos a los que reportaban como destino y desembarcando la mercancía humana a ser vendida
Ramón Bautista Pular y Petronila Carabalí adquieren concreción a raíz del encuentro del acta de matrimonio conservada en la iglesia de Regla en la provincia de Peravia. En la misma consta que el 10 de abril de 1837, en la parroquia de San Cristóbal, ante el sacerdote Juan de Jesús Fabián Ayala, comparecieron Ramón Bautista Pular, natural de Guinea, hijo de padres difuntos, y Petronila, de nación carabalí, cuyos padres se ignoran, a quienes casó, frente a los testigos Juan María Lucumy y María Fabiana.
¿Desde dónde llegaron? Según los datos que maneja el historiador Carlos Esteban Deive, a la colonia arribaron africanos de 137 etnias diferentes. “Los Carabalí estaban establecidos entre el delta del Níger y el río del rey en la región del Calabar. Los lusitanos fundaron en ella factorías como la de los Bonny, Andony y Efik. A la región entera se le llamaba los calabares. Como la zona estaba densamente poblada por varios pueblos, habría que determinar qué esclavos entraron en Santo Domingo con el apelativo de Carabalis”.[1]
Sobre Guinea, se divide en alta y baja Guinea. La primera abarcaba los ríos Senegal y Gambia y la segunda, cuyos límites eran el Calabar y el desierto del sur. De modo que es un apelativo bastante abarcador.
El apellido Pular puede tener dos orígenes posibles: el primero, su arribo desde el continente europeo, donde se ha podido identificar el foco diseminador en Europa del este, principalmente Croacia y Eslovaquia; o bien, como un apellido con apelación a la etnia o puerto de embarque que durante un periodo específico de la colonia se utilizó para identificar la procedencia de los esclavizados, algunos de los cuales fueron: Mandinga, Congo, Arara, Angola, Lucumí, Sesee, Mina, entre otros.
La denominada casta Pular era la misma que los Fula, Fulani o fulanito y estaba localizada en el Fouta Toro y se extendió hasta el Fouta Djallón.
Franklin Franco agrega que uno de los procedimientos mediante los cuales se podría identificar la etnia de procedencia era la simple observación, pues cada etnia poseía sus formas estéticas características: “Los negros zapes, por ejemplo, se adornaban con rayas en la frente, en los ojos y en las sienes y mejillas, mientras los biafaras tenían un círculo alrededor del ombligo. Los congos y en gran parte los angoleños traían un agujero en la oreja izquierda.” [2]
Una trayectoria inversa a la mayoría de investigaciones genealógicas tradicionales, cuyo antecedente puede remitirse a la época de la colonia española en las Américas, donde era preciso presentar documentación relativa a los vínculos familiares ascendentes con el objetivo de mostrar su pureza de sangre,
¿Cómo llegaron? Por el año de su matrimonio, lo más probable es que arribaran a través del contrabando. De hecho, de la cifra estimada entre 1518 y 1850 de 15 a 20 millones de esclavos, la gran mayoría fueron comprados mediante contrabando.
Había 3 formas de contrabandear esclavos: colocando más esclavizados de lo reportado, haciendo paradas de emergencia en puertos distintos a los que reportaban como destino y desembarcando la mercancía humana a ser vendida, falseando el listado, haciendo pasar algunos como contratados y, por supuesto, raptando embarcaciones.
Presumiblemente, no vinieron directamente de África, sino de otros lugares de América donde no se aceptaba que los esclavos llevaran el nombre de sus amos. De otra forma, es muy poco entendible esa alusión al apelativo étnico en fecha tan tardía y en plena ocupación haitiana.
En San Cristóbal, partido de los ingenios, provincia con mayor presencia de esclavizados debido a la gran cantidad de ingenios, he podido identificar, entre los años 1822 y 1850, solo cuatro individuos que hasta la fecha portaban apellido con apelativo étnico.
[1] Deive, Carlos Estevan, Las culturas afrocaribeñas, Editora Búho, Santo Domingo, 2015.
[2] Franco, Franklin, Negros, mulatos y la nación dominicana, Editora Nacional, Santo Domingo, 1969.
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