Observe bien a los que manejan por nuestras grandes avenidas (aquellas que soñó Duarte desde mucho antes de que se inventaran los automóviles y estos países). Estoy seguro de que ese padre de patria, junto con otros que vivían aquí, han decidido emigrar a otros países más racionales, pues no creo que soporten manejar por toda la 27 de Febrero, desde la capital hasta la Romana, para devolverse y poder doblar a la derecha (¡precisamente en la Duarte!), porque está prohibido doblar a la izquierda en cualquier cruce de calle y avenida… (¡Pobre Juan Pablo, que cuando creó esta república no pudo imaginar ni por asomo que se la estaría entregando a una burocracia irracional!).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.