La tragedia del Jet será recordada siempre por las 233 víctimas, al momento, y más de 500 familias afectadas. Con el paso de los días aparecen evidencias, testimonios y revelaciones de sobrevivientes y familiares de las víctimas, de gerentes y trabajadores del negocio, personal de salud y rescatistas; que confirman que no fue poca cosa y debió evitarse, por las secuelas de duelo y estrés, las heridas físicas y mentales, transitorias y permanentes, los daños materiales y perjuicios morales. Razones por las que muchos aseguran que será un caso de estudio en universidades y centros de pensamiento, y aparecerá en publicaciones especializadas en el mundo. Puesto que ilustran lo que la mente brillante del psicólogo Daniel Kahneman llamó falla del juicio humano o comodidad cognitiva, o sea, un mecanismo mediante el cual el individuo reduce el pensamiento crítico y acepta las cosas sin ningún cuestionamiento. Por ejemplo, consignas como estas: ¡José es la paz! o ¡Pedro es el cambio!
Recordemos que Kahneman, es uno de los psicólogos más influyentes en esta disciplina en los últimos años, y que recibió el Premio Nobel en 2002. Que contribuyó a nuestra comprensión de cómo funciona la mente y cómo toma decisiones, muchas veces incorrectas, en condiciones de incertidumbre. Él planteaque existen ilusiones o tramas peligrosas como estas.
’’Pensamos que estamos bien como estamos y no necesitamos cambiar. Nos cuesta admitir errores porque eso significa renunciar a la seguridad. Preferimos la falsa tranquilidad de seguir pensando igual, incluso cuando estamos equivocados. La mente humana prefiere la estabilidad a la verdad.”
Con base en estas premisas, es válido suponer que la tragedia del Jet set pudo ocurrir en cualquier país, y no solo en la sociedad dominicana donde algunos creen que se ha normalizado la chapucería, la improvisación y la indiferencia, la dejadez, el incumplimiento; el “déjalo eso así”, “eso aguanta”, “no te metas en eso”, “eso no es mi problema” o “no me toca hacerlo”, entre otras. Y eso no es cierto. Porque esos pensamientos y comportamientos no son propios ni exclusivos del dominicano, quien, como todo humano, tiene sus virtudes y defectos, sus fortalezas y debilidades.
Por ejemplo, la fundadora de la discoteca Jet Set trajo la idea y el capital para desarrollar ese negocio de Estados Unidos, donde aún reside. Y su hijo, heredero y gerente de la empresa nació allá, y prácticamente se crió en aquel país, y allá estaba el día de la tragedia.
Existen evidencias de que hechos similares y peores que esta tragedia ocurrieron, por fallos en los juicios humanos, en otros países. En Alemania, por ejemplo, los nazis distorsionaron la ciencia y exterminaron a más de seis millones de judíos, homosexuales y discapacitados en la Segunda Guerra Mundial en la década de l940. En Rusia, 1986, por una acumulación de errores humanos durante pruebas de seguridad y secretismos del régimen explotó un reactor nuclear en Chernóbil, que produjo miles de víctimas. En los terremotos de México en 1985, China en 2008 y Haití en 2010, perecieron aplastados miles de personas, por el incumplimiento de normas de construcción. Incluso en naciones tan desarrolladas como Estados Unidos, cuando el huracán Katrina azotó New Orleans, en 2005 se produjeron más de 1,800 víctimas por la respuesta tardía de individuos del gobierno.
Estos fallos humanos ocurren con más frecuencia, según el reconocido investigador norteamericano Robert Sapolsky, en culturas individualistas, donde predomina la arrogancia, la indiferencia, el desprecio por la vida ajena que se creen y suelen llamarse triunfadores o “ganadores” o “exitosos” quienes generalmente tienen poca ética y colocan sus necesidades, sus egos e intereses personales por encima del bienestar colectivo.
La tragedia del Jet set es un hecho tan profundamente aleccionador que merece que el gobierno convoque el liderazgo nacional y técnico especializado para que identifique algunas de sus lecciones, como serían que se actualicen los códigos sísmicos, las reglamentaciones de construcción de obras públicas, y privadas de uso públicos, y las guías y protocolos para el manejo de terremotos, ciclones, inundaciones, y otros fenómenos naturales, a fin de que estas tragedias no se repitan. Y tal vez, sea el momento de crear, como en otros países, un órgano rector de normas técnicas, con la jerarquía, las funciones, y los recursos y medios correspondientes.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván
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