En los últimos dos meses, República Dominicana ha ocupado titulares internacionales por razones poco halagadoras, convirtiéndonos en protagonistas de una serie de eventos que laceran la imagen de nuestra marca país.

El pasado 6 de marzo, la joven Sudiksha Konanki, una estudiante estadounidense de 20 años, quien vino a disfrutar de sus vacaciones de “Spring Break”, desapareció en  una playa de Punta Cana. A pesar de la gran cobertura mediática, líderes del sector  afirmaron que este incidente no afectó la reputación del país como destino turístico seguro, calificándolo como un hecho aislado. Sin embargo, expertos en gestión de crisis señalan que casos de alta visibilidad como este pueden influir en la percepción internacional sobre la verdadera seguridad del destino, especialmente entre turistas jóvenes y sus familias.

El caso generó más de 270 millones de impresiones y 8.4 millones de interacciones en redes sociales, evidenciando su alto perfil mediático.

Apenas un par de semanas después, el 30 de marzo, la organización “Antigua orden Dominicana” (AOD), realizó una “marcha patriótica”, en el hoyo de Friusa, en Punta Cana, protestando contra la inmigración haitiana irregular y denunciando presuntos delitos vinculados a extranjeros en la zona.

Aunque la marcha transcurrió mayormente de forma pacífica, se registraron pequeños incidentes cuando algunos manifestantes intentaron desviarse hacia zonas no autorizadas, lo que provocó enfrentamientos con la policía nacional, que utilizó gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersar a los participantes. Esta marcha generó un intenso debate sobre la seguridad, la convivencia y la imagen internacional del país. Este evento tuvo un alto alcance internacional a través de las redes sociales, con cifras que evidencian su impacto y las posibles implicaciones para la imagen del país como destino turístico.

Y como si fuera poco, el pasado 8 de abril, la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set de la que aún no nos recuperamos y que ha dejado una profunda huella en nuestro país, tanto por la magnitud de las pérdidas humanas como por las implicaciones en la percepción de seguridad en infraestructuras del país, lo que ha puesto en evidencia posibles deficiencias en la supervisión y mantenimiento de edificaciones destinadas al entretenimiento público.

Lamentablemente y como era de esperarse, la tragedia fue ampliamente cubierta por medios internacionales, resaltando la magnitud del desastre y cuestionando los estándares de seguridad en establecimientos públicos en el país. Las plataformas digitales registraron millones de interacciones relacionadas con el incidente, incluyendo expresiones de condolencias y críticas a las autoridades. La presencia de figuras internacionales entre las víctimas amplificó la atención mediática y podría afectar la percepción de destino seguro entre los turistas.

Desafortunadamente, esta es la realidad y es necesario tomar las medidas de lugar para mitigar el impacto en la confianza de los visitantes, para lo que es imprescindible que las autoridades dominicanas implementen medidas concretas, como la revisión y actualización de normativas de construcción, inspecciones rigurosas a establecimientos similares y campañas de comunicación que refuercen el compromiso del país con la seguridad de sus infraestructuras.

Definitivamente, hemos estado en el ojo del huracán informativo, una consecución de eventos que afectan la confianza del visitante. A estos hechos, debemos añadir las agresivas reformas implementadas por Donald Trump en los Estados Unidos y que empiezan a impactar la estabilidad económica de los diferentes mercados emisores de turistas al país.

Aunque estos hechos pueden parecer aislados, desde la perspectiva del turista internacional conforman una narrativa peligrosa, que se concatenan y comparten un impacto común: erosionan la confianza en el país como destino seguro, estable y  organizado.

La imagen de un país no solo se construye con campañas publicitarias. La marca país, especialmente en destinos turísticos como el nuestro, también se moldea por la percepción internacional frente a sucesos noticiosos. En un mundo hiperconectado, una crisis mal manejada puede viralizarse en segundos, y afectar años de trabajo e inversión en promoción turística.

La percepción o idea que se tiene sobre un destino turístico es tan importante como la realidad. Es por esto que, aunque muchos de estos eventos hayan sido aislados o incluso comunes en otros países, lo que realmente afecta la marca país es como se perciben y, sobre todo, cómo se maneja. La narrativa mediática no sólo informa, sino también construye realidades simbólicas que influyen directamente en la toma de decisiones de potenciales turistas e inversionistas.

Contar con un protocolo ágil y transparente de manejo de crisis es, hoy más que nunca, una prioridad. No se trata de esconder la realidad, sino de afrontarla con responsabilidad, y demostrar que hay un compromiso real con la seguridad y el bienestar tanto de visitantes como de residentes.

La reputación de un destino no es solo tarea del Ministerio de Turismo. Hoteleros, empresas del sector, medios de comunicación, sociedad civil y gobierno deben trabajar juntos en construir una narrativa positiva, realista y proactiva. Cada actor tiene un rol en prevenir crisis, comunicar adecuadamente y, sobre todo, demostrar que República Dominicana no solo cuenta con hermosas playas, sino también que es confiable y segura.

La experta y consultora en comunicación turística Sarah Dodd, afirma que: “la reputación de un destino es su principal activo intangible. Un solo video viral puede deshacer años de promoción si no hay una respuesta institucional rápida y empática”.

El manejo de crisis en el sector turístico dominicano necesita una estructura clara, voceros capacitados en alianzas con el sector privado. El silencio institucional, o lo que es peor, la negación de lo que está sucediendo, solo alimentan la desconfianza.

Una marca país fuerte no se define por lo que pueda sucederle, sino por cómo se responde a eso que sucedió. República Dominicana tiene el potencial y el talento para convertirse en un ejemplo de gestión de reputación, pero debe tomar en serio el valor de su imagen y actuar en consecuencia. Mientras las malas noticias sigan marcando la conversación internacional y no exista una estrategia sólida de gestión reputacional, estaremos hipotecando el futuro turístico del país. Porque al final del día, cuando la confianza se quiebra, ni el mejor paraíso logra recuperarla del todo.

Magaly Toribio

Mercadóloga y Hotelera

Magaly Toribio, Hotelera y mercadóloga por convicción, politóloga para intentar entender el mundo, amante de las palabras y la buena lectura. Ex- viceministra de turismo, reconocida en múltiples ocasiones por los principales gremios del sector turístico nacional e internacional. Experta en marketing turístico y gestión sostenible de destinos turísticos. Investigadora, académica y consultora privada de empresas, universidades y destinos turísticos. Presidente de la empresa TARGET Consultores de Mercadeo y creadora de la primera empresa del país suplidora de soluciones de movilidad para turistas con discapacidad, Scooters DR.

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