Llegáronse al parque los amantes. Con ternura. A plena luz de una tarde ancha, luminosa y fresca. Una tarde para la ternura. Ella sentada en la yerba, a piernas extendidas. El, recostado en su regazo. Los amantes de hoy, de ayer y de siempre, los amantes del amor que vindica el inalienable derecho a la ternura, que se resume en un ligero beso a flor de labios…En eso llega un policía que les ordena tajantemente cancelar el beso, porque "es una falta a la moral pública". (Lo vi ayer en la tarde. Y de pronto me llené de espanto: sucede que aquí lo inmoral es la ternura pública de los amantes que aman el amor, ¡la realización más alta de lo humano!).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.