La lectura y la escritura son procesos con una influencia decisiva en el desarrollo del pensamiento, de la capacidad de construcción de conocimiento, del desarrollo lingüístico; y de una visión sociocultural amplia y contextualizada. Son procesos con una importancia nodal en el desarrollo integral de las personas; por ello, la necesidad de que los niños aprendan a leer y a escribir con la mayor calidad y en la etapa oportuna. El sistema educativo dominicano trata de darle seguimiento al desarrollo de estos procesos, aunque con fragilidades evidentes y discontinuidades riesgosas, por el estreno continuo de programas formativos diferentes. A pesar de estas falencias, se desarrollan esfuerzos para que los pequeños aprendan a leer y a escribir.

La situación se vuelve crítica en el sector de los docentes. Resultados de investigaciones en la región de América Latina y el Caribe indican que es necesario que los docentes desarrollen hábitos de lectura y de escritura. Se constata que muchos de los problemas que confrontan los estudiantes con la lectura y la escritura en el aula, tienen como origen las dificultades que tienen los docentes con estos procesos. Son docentes que, además de no sentir interés por la lectura y la escritura, no se ejercitan en estos procesos. Es tan alta la desmotivación por estos procesos, que los enseñan con una racionalidad instrumental. Esta racionalidad los induce a enseñar la lectura y la escritura sin darle importancia al sentido de estos procesos y, mucho menos, a la dimensión epistémica que poseen.

La necesidad de revertir la instrumentalización de la enseñanza de la lectura y la escritura es una urgencia nacional. Aunque no es un problema exclusivo de la República Dominicana, hay que buscarle solución, porque afecta el desarrollo personal y social del país. Los docentes, en primer lugar, necesitan participar de un programa dirigido directamente a ellos para la fundamentación y el desarrollo de la motivación y de la identificación con el arte de leer y escribir. Es preocupante que en los cursos de pregrado haya docentes con dificultades graves para leer con la fluidez, la seguridad y coordinación de las ideas. Esta realidad compromete a los docentes, al Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD),  a la Asociación de Profesores (ADP), al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y a las instituciones de educación superior, formadoras de docentes.

Los docentes tienen que planificar sus procesos formativos. No pueden depender solo de los que organiza el MINERD. Es una prioridad establecer rupturas con la dependencia de lo que ofrece esta entidad estatal. La inversión en la propia formación para buscarles solución a vacíos fundamentales forma parte de la responsabilidad de cada docente. Para darle respuesta a este compromiso personal, no hay argumentos que justifiquen la evasión. Ser profesor del Área de Lengua y sentir aversión por esta, es una contradicción que forma parte de la cotidianidad de centros educativos. La formación actualizada y con fundamentos científicos puede contribuir a la superación de esta deficiencia.

El MINERD ha de enfocar la formación lectora y escritural de los docentes como una tarea prioritaria. No solo debe preocuparse por lo que el docente tiene que aprender para enseñar a otros. Debe ponerle atención a lo que este debe aprender para su propio desarrollo. El docente es un sujeto que también debe desarrollar sus capacidades, no solo en función de lo que debe transmitirle a otros. Esta forma de orientar la formación de los docentes los hace objetos cuyo saber hacer se convierte en el centro de la formación. Esto es inadmisible. La formación de los docentes ha de tener como intencionalidad originaria su desarrollo multidimensional con perspectiva integral.

De la misma forma, la ADP, ha de invertir en la formación de sus afiliados. Esta es una inversión que no solo beneficia a su membrecía; también fortalece el compromiso de la Asociación con el desarrollo de la educación y de la sociedad. Los afiliados de la Asociación tienen derecho a procesos formativos fundamentados y duraderos. Por el contrario, obviar este tipo de responsabilidad debilita la calidad de las aportaciones socioeducativas de la Asociación y erosiona la eficiencia de sus miembros en el ejercicio de la función docente. Es importante que los dirigentes de la ADP incentiven la investigación, el estudio, la lectura y la escritura de los docentes que forman parte del gremio.

El impulso de la lectura y la escritura en el personal docente de la Educación Primaria es una tarea impostergable. Es un compromiso ineludible, también, del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología; y de las instituciones formadoras de docentes. Estas entidades deben revisar los Planes de Estudios que diseñan y ponen en ejecución. Estos planes deben disminuir los contenidos conceptuales y robustecer los procesos que potencian la capacidad de pensar; la capacidad de lectura y escritura de los docentes en formación. La investigación, la cultura digital y la Inteligencia Artificial pueden contribuir de forma significativa y disminuir la ineficiencia en el campo de la lectura y la escritura.  Estos referentes aportan para avanzar en la construcción de nuevos significados relacionados con el proceso lector y escritural.

Dinorah García Romero

Educadora

Investigadora del Centro Cultural Poveda - Directora  del Proyecto: Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda. - Titular de Formación continuada en el Centro Cultural Poveda. - Docente del  Máster en Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en Contextos Multiculturales,  Universidad de Valencia-Universidad Autónoma de Santo Domingo. - Co-Directora de Tesis en el Programa de Doctorado en Educación, Universidad de Valencia-Universidad-Autónoma de Santo Domingo.  

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