Así como los niños y niñas se emocionan en anticipación a la visita a un parque temático, así me sentí al llegar al enorme centro de convenciones que aloja la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, México, considerada la más importante de Iberoamérica; sede de actividades literarias, conferencias y presentaciones de libros, al margen de decenas de exposiciones de las principales casas editoriales nacionales e internacionales.

Asistir a la FIL ha constituido una experiencia única que quiero compartir. Primero, el local donde se celebra cuenta con unos 90 mil metros cuadrados techados, comparable aproximadamente a 18 campos de futbol, o a unos once “plays” de béisbol, y si no conoces de deportes, el doble del tamaño del área comercial de Plaza Ágora en Santo Domingo, si son correctos los datos que provee el Internet.  Acoge a 60 mil personas diariamente, sesenta sellos editoriales, y tiene espacio para cientos de stands y decenas de auditorios de diversos tamaños. Todo atractivamente diseñado, con espacios para sentarse en los stands más grandes. A un lado hay una enorme sección para las editoriales mexicanas, y otra de igual tamaño para las internacionales y las representaciones de los diversos países, entre las cuales se encuentra la RD.

Los pasillos y stands de las principales editoras están abarrotados por gente de todas las edades, incluyendo al público infantil, para quienes se presentan muchas ofertas. Hay filas para entrar a las conferencias y a los conciertos, que no faltaron, al igual que a los restaurantes a precios populares. Todos los hoteles colindantes están llenos, como también estaban los vuelos, que en 50 minutos transportan desde CDMX. El programa contempla la participación de autores de todos los continentes y diversas lenguas, así como espacios para la discusión académica de los temas de actualidad.

Gracias a que en la delegación de la República Dominicana a la FIL estuvieron representantes de dos editoriales dominicanas (María Claudia Paz de Nuevas Tierras Ediciones del Centro Bonó y Miguel D. Mena de Ediciones Cielo Naranja) y Juan Báez de la Librería La Trinitaria

Barcelona fue la ciudad invitada de honor. Joan Manuel Serrat recibió un doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Guadalajara, fundadora de la feria, que este año se celebra del 29 de noviembre al 7 de diciembre. Es una feria diseñada para profesionales de las letras (escritores, creadores de contenido, editores, ilustradores, traductores, docentes e investigadores, asesores lingüísticos y comunicacionales, bibliotecólogos, gestores culturales y críticos literarios), donde el público es bienvenido.

En los 39 años de existencia de la FIL, es la primera vez que la Embajada de la República Dominicana ante los Estados Unidos Mexicanos patrocina un stand para exhibir y vender libros de autores dominicanos, en esta ocasión aportados por el Archivo General de la Nación y el Banco Central de la República Dominicana, dos editoras y una librería. También se pusieron en circulación tres libros de autores dominicanos: “En la sombra del autismo” de Alci Polanco, el cual tuve el honor de presentar junto a su autor; “El bolero en Iberoamérica, diccionario bibliográfico”, presentado por el embajador Juan Bolívar Díaz y el autor, Féliz Jiménez (Felucho); y “Cuentos y poemas (1998-2004)” de Rita Indiana, presentado por su editor, Miguel D. Mena, de Ediciones Cielo Naranja. Todo eso fue posible por el auspicio del Ministerio de Turismo (MITUR).

Esas presentaciones se realizaron en el stand dominicano y posteriormente se repitieron para la pequeña comunidad dominicana radicada en Jalisco, en el acogedor y atractivo restaurante “Lluvia Café”, propiedad del dominicano Miguel Ulloa, ubicado en la Colonia Americana en Guadalajara, donde la Embajada auspició un intercambio social. Para nuestra sorpresa y satisfacción, encontramos en la feria a otros seis autores dominicanos, dos de ellos residentes en EEUU, que, a través de diversas editoras, pusieron en circulación sus respectivos libros: Raidy García, Noris Binet, Anya Damirón, Lisette Vega de Purcel, Osiris Madera y Marino Beriguete.

A pesar de que tuve la dicha de participar en las ferias del libro celebradas en Madrid en los años 2021 al 2024, en las cuales cada año presenté uno de los tres tomos de los libros que edité bajo el título de “Voces de la Diáspora en España I, II y III”, en ninguna de esas ocasiones tuve la experiencia de conocer de primera mano los intríngulis del mundo editorial, como ocurrió en Guadalajara.   Y es que la venta directa de libros al público es lo que atrae a las masas, pero en Guadalajara, el verdadero y principal negocio editorial ocurre a nivel profesional, en torno a los derechos de publicación, distribución, traducción y licencias entre editoriales, agentes literarios y autores. De ahí que se considere una “feria profesional”.

Gracias a que en la delegación de la República Dominicana a la FIL estuvieron representantes de dos editoriales dominicanas (María Claudia Paz de Nuevas Tierras Ediciones del Centro Bonó y Miguel D. Mena de Ediciones Cielo Naranja) y Juan Báez de la Librería La Trinitaria, pude presenciar sus gestiones para colocar obras dominicanas con diversas editoriales que mostraron interés. Entre millones de títulos que se imprimen anualmente, es una tarea colosal que una obra llegue al mercado internacional, salvo aquellas excepcionales que brincan de una vez al estrellato.

Y hablando de estrellas literarias, me quedé frustrada con las ganas de asistir a las conferencias que impartirían la escritora feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, a quien sigo hace años desde que leí su primera novela, “La flor púrpura”, y al escritor cubano Leonardo Padura, cuya excelente y última publicación, “Morir en la arena”, acabo de leer. En el caso de la nigeriana, tengo entendido que no pudo asistir a la feria, y la conferencia de Padura estaba pautada para una fecha posterior a nuestro regreso a CDMX. ¡Qué lástima!

Tal vez esta feria me impactó más que las de Madrid porque, al encontrarse todo bajo el mismo techo, se potencia la experiencia, mientras que, allá, en el Parque del Retiro, es más difícil captar las dimensiones reales de la exposición, y se pierde la energía generada por la dinámica entre expositores y el público.  Solo resta felicitar a Marisol Schultz Manaut y a J. Trinidad Padilla López, directora general y presidente, respectivamente, de la Feria, y desde luego, a todo su equipo, por el éxito alcanzado, por su inmensa contribución al desarrollo cultural universal y por su excelente organización, que hasta conllevó que como embajadores tuviéramos asignado un excelente edecán, el profesor Moisés Delgadillo Gutiérrez, que nos recibió y acompañó en este magnífico punto de encuentro donde la literatura es la protagonista.

Ada Wiscovitch

Economista

Ada Wiscovitch Carlo nació en Puerto Rico. Ha vivido en Santo Domingo, República Dominicana desde 1969. La Sra. Wiscovitch Carlo estudió Economía en la Universidad de Puerto Rico (magna cum laude). A lo largo de su carrera, ha trabajado para bancos comerciales privados locales e internacionales. También ha sido Directora Ejecutiva de la Fundación Dominicana de Desarrollo, una ONG de microcrédito. Además de ser miembro de la Junta Directiva de ECLOF, fue miembro de la Junta Directiva de BanReservas, un banco comercial propiedad del gobierno dominicano, y fue la Presidenta de su Comité de Auditoría. Actualmente también es miembro de la Junta Directiva de SERVIR’D, una ONG jesuita, y de la Fundación por la Música, una fundación que promueve la educación musical para estudiantes superdotados. Es la Presidenta del Patronato del Parque Nacional Manantiales del Cachón de la Rubia, una de las áreas protegidas más grandes de Santo Domingo.

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