La corrupción administrativa es un cáncer que habita en el cerebro de la mayoría de los políticos a nivel mundial, y que en muchos casos se hace difícil erradicar.

Un mal que crece al ritmo de las riquezas que van acumulando mediante el robo del erario personas en el ejercicio de las funciones para las que fueron nombradas.

Lo peor es que hace metástasis en la conciencia sana de muchos de los funcionarios subalternos, familiares cercanos y miembros de su organización partidaria cuando estos reciben parte del dinero robado.

En la mayoría de los países, los políticos corruptos piensan que, mientras están arropados por el manto de la impunidad, sus fechorías nunca serán descubiertas, y que si logran descubrirlos, sus vidas no corren peligro, aunque le “maten” su imagen pública.

En un sistema de gobierno como el de China, al funcionario que las autoridades acusen por sus actividades fraudulentas de ser portador del cáncer de la corrupción, es condenado a muerte de inmediato, como forma de eliminar el mal.

Pero en República Dominicana los responsables de actos de corrupción gozan de libertad condicional en sus hogares, disfrutando lo que robaron al Estado.

En El Salvador, bajo el régimen de Nayib Bukele, los corruptos son destituidos de sus cargos, enjuiciados, condenados y enviados a una cárcel de máxima seguridad por el resto de su vida.

Al sistema de gobierno de El Salvador se le define como democrático y republicano, aunque sectores dentro y fuera de ese país lo acusan de violar los derechos humanos. Mientras que el actual régimen chino es comunista con más de 75 años en el poder.

Ambas naciones, criticadas por tener gobiernos “dictatoriales”, tienen en común combatir con radicalización, firmeza, responsabilidad y sin contemplaciones el mal que sigue afectando a la mayoría de los países ricos y pobres del mundo.

En Estados Unidos, con un sistema de gobierno democrático presidencialista, ahora con Donald Trump como inquilino de la Casa Blanca y con apenas ocho meses en el poder, ha demostrado que hace intentos por erradicar la corrupción.

La administración Trump, en sus primeros seis meses de mandato, dio a conocer uno de los escándalos de corrupción más vergonzosos al sistema de salud estadounidense, que afectó los programas del Medicaid y el Medicare.

¿Quiénes estaban involucrados en este acto de corrupción al sistema de salud norteamericano? Altos dirigentes políticos.

El Bureau Federal de Investigaciones (FBI), conjuntamente con el Departamento de Justicia, se encargó de investigar y apresar a 324 personas involucradas en ese fraude, que ascendió a más de $14,600 millones de dólares.

Por suerte, las autoridades que administran ambos sistemas de salud lograron frenar casi en su totalidad las reclamaciones de pago. Pero las aseguradoras suplementarias no tuvieron mejor suerte, teniendo que desembolsar más de mil millones de dólares por reclamaciones y contratos de salud fraudulentos.

Sin embargo, en República Dominicana, en el escándalo de corrupción cometido contra el Seguro Nacional de Salud (Senasa), los responsables de cometer el más grande fraude multimillonario en contra del sistema de salud estatal aún no han sido apresados por el Ministerio Público, a pesar de tener en su poder el expediente con los nombres de los implicados.

Se estima que el desfalco contra el Estado a través de Senasa es el más escandaloso de todos, porque afecta el régimen de salud que subsidia a los sectores más vulnerables de la población.

Según informes publicados, supera los actos de corrupción judicializados durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, bajo las administraciones de Leonel Fernández (1996-2000 y 2004-2012) y Danilo Medina (2012-2020).

Los cálculos totales sobre el desfalco aún no se precisan, pero expertos estiman que sobrepasa los $100 mil millones de pesos.

¿Quiénes estaban involucrados en este acto de corrupción al sistema de salud norteamericano? Altos dirigentes políticos.

El presidente Luis Abinader dijo que estaba al tanto de las graves irregularidades detectadas en Senasa desde noviembre del año pasado, dando a entender que el caso era investigado.

Antes que el escándalo se hiciera de dominio público, Abinader ordenó el envío del expediente que relata los hechos delictivos a la Procuraduría General, para que actúe en consecuencia contra los involucrados.

En China a los corruptos los apresan, enjuician y luego los fusilan. En El Salvador y EE.UU. los apresan con incautación de bienes inmuebles y cuentas bancarias para enjuiciarlos y luego los condenan a muchos años de cárcel.

Pero en República Dominicana los responsables de actos de corrupción gozan de libertad condicional en sus hogares, disfrutando lo que robaron al Estado.

Como ya hay antecedentes, es casi seguro que intentarán negociar con la justicia la devolución de una parte de lo sustraído para conseguir una sentencia favorable que les permita vivir como respetables millonarios en la sociedad.

Rafael Gómez

Periodista

Rafael Gómez, periodista dominicano. Residente en los Estados Unidos.

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