Este tercer artículo actúa como reverso dialéctico del análisis sobre los riesgos de un uso pasivo. Así que sintetiza cinco tesis sobre las oportunidades del uso constructivo de la inteligencia artificial, manteniendo la metodología de la simbiosis impura para expresar una voz propia. Las influencias teóricas —ya presupuestas en la motivación y fundamentos— permiten concentrar el esfuerzo en el esclarecimiento conceptual.

Tesis VI. La IA como interlocutor reactivo: un mecanismo de desdoblamiento

La rápida expansión de la inteligencia artificial ha hecho surgir en los círculos del pensamiento criterios divergentes sobre cómo debe ser afrontada: desde la celebración acrítica (que la visualiza como una aliada incondicional del progreso), hasta el rechazo alarmista (que la percibe como una enemiga existencial de la humanidad).

Entre estos extremos, se abre camino una tercera vía, una postura crítica que reconoce el potencial de la IA como un interlocutor reactivo, no como generador autónomo, un mecanismo de desdoblamiento que permite convertir el monólogo interno en un diálogo crítico consigo mismo, un dispositivo externo que facilita la reflexión profunda y pulir el pensamiento propio sin delegar el esfuerzo creativo.

Una interacción constructiva con este interlocutor reactivo posibilita: reestructurar ideas en bruto, verificar intuiciones primarias, optimizar conocimientos preexistentes, advertir inconsistencias internas y enriquecer el acervo del agente. Puede, incluso, ayudar a visibilizar las influencias intelectuales que conforman los cimientos del pensamiento propio o las conexiones invisibles que se desarrollan en paralelo con las ideas de otros.

Tesis VII. La agencia intelectual como base de una ética de uso responsable

Para prevenir los riesgos potenciales de la IA es indispensable adoptar una ética de uso responsable que reafirme la agencia intelectual y rechace la delegación conceptual. Esta constituye el anclaje sustantivo que garantiza que el individuo sea un sujeto de responsabilidad y la IA una herramienta a su servicio.

La ética de la responsabilidad exige como presupuesto epistémico el dominio conceptual —aún incipiente—, porque no se puede entablar una conversación constructiva desde la ignorancia. El segundo es el imperativo regulatorio de la prudencia, que impide cualquier intento de delegación que socave la agencia intelectual y convierta al individuo en objeto de la tecnología. El tercero es la pulcritud intelectual, armazón moral que inhibe la tentación de la inmediatez del algoritmo y previene los fraudes intelectuales.

El objetivo último de esta ética de la responsabilidad es garantizar el liderazgo creativo del ser humano y defender activamente la capacidad de juicio independiente como pilares irrenunciables de la agencia intelectual. Exige que el agente no sucumba a la pasividad, sino que mantenga la chispa creativa y el pensamiento crítico, asegurando que la interacción sea siempre constructiva, no pasiva, e impidiendo así la inversión de la relación entre el individuo y la máquina.

Tesis VIII. Metodología conversacional: dirección, revisión y digestión intelectual

La ética de uso responsable requiere aplicar una metodología conversacional que garantice la agencia intelectual a través de la dirección del diálogo con la herramienta, la revisión crítica del contenido y la digestión intelectual. El agente debe ejercer siempre la dirección conceptual de la generación del conocimiento, aprovechando el potencial del flujo algorítmico para verificar la solidez de sus argumentos, identificar puntos ciegos en sus análisis preexistentes o clarificar sus reflexiones en bruto, jamás permitiendo que la tecnología “piense” en su lugar.

La segunda exigencia metodológica es la revisión crítica, orientada a garantizar el control de calidad de la información generada, el contraste riguroso de las fuentes de análisis, la validación de la pertinencia de las inferencias que realice la herramienta y la curación cuidadosa de los contenidos para evitar la infiltración de análisis fantasmas y, en general, todo contenido inorgánico.

La digestión intelectual constituye la tercera exigencia metodológica y es la fase final del desdoblamiento crítico, siendo uno de los presupuestos epistémicos de la autorregulación del conocimiento. Esta implica la necesidad de la asimilación conceptual del contenido que resulte de la revisión crítica, para que el agente pueda incorporarlo reflexivamente a su bagaje intelectual y alcanzar un aprendizaje significativo.

Tesis IX. Garantismo cognitivo: diques para la pluralidad

La ética y la metodología del uso responsable, a pesar de la importancia que revisten, no son suficientes para hacer frente al riesgo social de la uniformización del pensamiento. Así que es imprescindible complementarlas con una institucionalidad difusa orientada a la protección del pluralismo ideológico inmanente a una sociedad democrática.

Se requiere, entonces, un auténtico garantismo cognitivo que instaure diques sociales conscientes y organizados dirigidos a fiscalizar las arquitecturas corporativas que dan forma a la inteligencia artificial. Esto implica adoptar mecanismos de transparencia en los datos y criterios de codificación, promover auditorías externas independientes para identificar sesgos algorítmicos y ofrecer oportunidades de mejora, fortalecer códigos deontológicos para los programadores y crear redes abiertas de control de calidad de la información generada por la IA.

El objetivo último de esta estructura institucional dúctil es erigir barreras de contención que impidan que la tecnocracia digital —como poder invisible— empuje sigilosamente hacia un pensamiento único, silenciando las voces divergentes, mutilando la creatividad del espíritu humano y reduciendo las opiniones de los individuos a meros datos estadísticos.

Tesis X. Liderazgo creativo del ser humano

Toda interacción entre el individuo y la inteligencia artificial requiere un ejercicio permanente de responsabilidad intelectual que ponga el acento en el ser humano y no en la tecnología. El verdadero pensamiento, con su carga única de experiencias, influencias y su chispa de creatividad irreductible, es un acto humano que debe preservarse.

El llamado urgente es a cultivar una ética de uso responsable, con su consecuente metodología conversacional, y un garantismo cognitivo centrados en la agencia intelectual y el pluralismo de las ideas. Se trata de asegurar que la inteligencia artificial sea siempre una herramienta al servicio de una inteligencia más profunda, la humana, y nunca al revés.

El futuro de la agencia intelectual —como capacidad humana esencial y distintiva— depende del esfuerzo individual y colectivo de crear y guiar la producción del conocimiento, de cultivar la creatividad y resistir la uniformidad, de reforzar los anclajes del pensamiento crítico y erigirse en el guardián consciente de su voz. El ser humano debe, sin lugar a dudas, conservar el liderazgo creativo sobre la tecnología.

Félix Tena de Sosa

Abogado

Analista jurídico con estudios especializados en derecho constitucional y más de 15 años de experiencia en instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales. Docente universitario de derecho constitucional, derechos humanos y filosofía del derecho. Apartidista, librepensador, socioliberal, moderado y escéptico.

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