Es de conocimiento público que a través de los años el estado dominicano constantemente ha tenido dificultades para financiar sus gastos, pero a la hora de cuestionarnos el problema el enfoque general en la sociedad tiende siempre a ser la sostenibilidad de la deuda pública, que, si bien es un tema de suma importancia, muy poco se habla sobre cómo deben los gobiernos realizar o canalizar con el sector privado inversiones para impulsar el desarrollo de todos los sectores productivos que sustentan a las comunidades de nuestro país. Según la DIGEPRES, nuestro país ha pasado de invertir un promedio de 5.2% del PIB en gastos de inversión en la década de los 90 a invertir tan solo un 2.7% en promedio en el periodo 2013-2023. Con esto, hemos pasado de invertir más de un 50% del presupuesto en proyectos de inversión a invertir tan solo un promedio de 15.5% anualmente en el periodo 2013-2023.
Es importante tomar esto en cuenta en el contexto actual de la República Dominicana, ya que, según el Banco Mundial, el elevado crecimiento anual de la economía dominicana está llegando a su límite debido al rezago de la productividad, lo que hace crucial evaluar alternativas y posibles respuestas a un estancamiento de nuestro modelo productivo. La productividad de una economía depende de múltiples factores, y en un país emergente como la República Dominicana, es esencial contar con una infraestructura que promueva el crecimiento y atraiga mayores niveles de inversión. Entre los proyectos de infraestructura destacados, uno de gran interés para el desarrollo de la zona norte es la Autopista del Ámbar.
El proyecto busca construir una autopista de cuatro carriles que conecte la ciudad de Puerto Plata con el norte de Santiago. Con un coste de alrededor de 400 millones de dólares, se estima que esta obra reduciría el tiempo de desplazamiento entre Santiago y Puerto Plata a tan solo 25 minutos, más de una hora menos que el tiempo actual. Esta reducción no solo beneficiaría a los residentes locales, sino que también potenciaría el turismo en Puerto Plata, un destino de alto valor que, en 2023, recibió 634,144 cruceristas y 356,871 turistas adicionales, evidenciando su enorme potencial para generar riqueza a través del turismo.
Además, la construcción de esta autopista podría tener un efecto multiplicador en otros sectores productivos, incentivando a diversas industrias a establecerse en la zona tanto en el corto como en el largo plazo. Experiencias previas, como la Autovía del Coral y el Boulevard del Este en la provincia La Altagracia, han demostrado que proyectos de esta envergadura no solo impulsan el turismo, sino que también dinamizan sectores como la construcción, los servicios, el mercado inmobiliario y el transporte, diversificando la economía del país y colocando a estas regiones en el mapa.
A pesar de los numerosos beneficios del proyecto, y del interés de llevarlo a cabo, hace unos meses la licitación en modalidad de alianza público-privada fue declarada desierta debido a la falta de interés del sector privado para invertir en el esquema. La Autopista del Ámbar es solo uno de los muchos proyectos necesarios para garantizar el crecimiento y desarrollo de todas las regiones del país. Por ello, resulta imperativo buscar alternativas, ya sean públicas o privadas, que impulsen el desarrollo de infraestructuras esenciales y que garanticen que estas sean llevadas a cabo. De lo contrario, nuestro país corre el riesgo de caer en un rezago económico significativo con el paso del tiempo.
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