Hoy, 26 de diciembre, la República Dominicana celebra el nacimiento de uno de sus más grandes estadistas: el doctor Leonel Fernández Reyna. Esta fecha, cargada de profundo simbolismo político e histórico, no solo marca el aniversario de su vida, sino también la renovación de la esperanza nacional en un liderazgo que, en el 2028, volverá a colocar al país en el rumbo correcto, con visión, madurez y la experiencia que solo poseen los verdaderos constructores de la historia.

Leonel Fernández no es únicamente un político exitoso. Es un intelectual formado en la rigurosidad académica, un pensador global y un estadista capaz de interpretar los complejos desafíos de la modernidad con una claridad poco común en América Latina. Su obra escrita, sus discursos y sus intervenciones públicas revelan un conocimiento profundo del Derecho, de las relaciones internacionales, del pensamiento político y de los procesos históricos que modelan la vida de las naciones.

Su legado gubernamental constituye una de las transformaciones más significativas de la República Dominicana desde el retorno de la democracia. Bajo su liderazgo, el país avanzó en infraestructura, institucionalidad, educación superior, estabilidad macroeconómica, modernización tecnológica y proyección internacional. Su visión estratégica permitió insertar a la República Dominicana en foros globales, ampliar su presencia diplomática y fortalecer las relaciones multilaterales que hoy continúan rindiendo frutos.

En este nuevo aniversario de su nacimiento, el país no solo celebra su vida, sino la esperanza que representa su futuro. La República Dominicana necesita, más que nunca, estadistas, no administradores; líderes con visión histórica, no gestores ocasionales

Pero lo más importante de su obra no se reduce a carreteras, metros, elevados o avances tecnológicos. Su mayor aporte ha sido demostrar que la política, cuando se ejerce con propósito, puede convertirse en una herramienta de transformación social. Leonel Fernández colocó en el centro del debate nacional la importancia de la planificación, la visión prospectiva y la responsabilidad histórica de quienes dirigen el Estado.

En tiempos de confusión, improvisación gubernamental y deterioro institucional, el pueblo dominicano vuelve sus ojos hacia un liderazgo que combina experiencia, serenidad, inteligencia política y compromiso democrático. La figura de Leonel Fernández emerge como una brújula moral e institucional para un país que necesita reconstruir la confianza en las estructuras del Estado y en la capacidad de este para garantizar bienestar, orden y progreso.

La valoración que hoy se hace de su figura no responde únicamente a la nostalgia de tiempos mejores, sino a la evidencia objetiva de que sus gobiernos marcaron una etapa de crecimiento, estabilidad y fortalecimiento del Estado Social y Democrático de Derecho. Su retorno en el 2028 no se percibe como un simple cambio de administración, sino como una oportunidad histórica para relanzar el país hacia un nuevo ciclo de desarrollo integral.

La sociedad dominicana espera de él —y legítimamente— un legado renovado: la recuperación del prestigio institucional, el saneamiento ético de la administración pública, la reconstrucción del sistema de planificación estatal, la apuesta firme por la educación y la innovación, y la consolidación de políticas públicas capaces de enfrentar los desafíos económicos, fiscales y sociales del siglo XXI.

Leonel Fernández llega a esta nueva etapa de su vida política con una sabiduría acumulada, un sentido de responsabilidad histórica y una comprensión profunda de los cambios que exigen los tiempos. Su liderazgo no es producto del azar, sino de una trayectoria marcada por la coherencia, el pensamiento crítico y el compromiso inquebrantable con la democracia y el desarrollo nacional.

En este nuevo aniversario de su nacimiento, el país no solo celebra su vida, sino la esperanza que representa su futuro. La República Dominicana necesita, más que nunca, estadistas, no administradores; líderes con visión histórica, no gestores ocasionales; gobernantes con vocación de Estado, no con ambiciones personales. Por eso, en el 2028 el pueblo dominicano mira hacia Leonel Fernández como la figura llamada a encabezar el proceso de reconstrucción institucional y reorientación del rumbo nacional.

Hoy, cuando el país enfrenta uno de los momentos más delicados de su historia reciente, el liderazgo de Leonel Fernández se erige como la garantía de estabilidad, inteligencia estratégica y compromiso democrático que requiere la nación. Su legado ya forma parte de la historia; su futuro, a partir del 2028, promete convertirse en una de las etapas más luminosas para el pueblo dominicano.

José Manuel Jerez

Abogado

El autor es abogado, con dos Maestrías Summa Cum Laude, respectivamente, en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional; Derecho Administrativo y Procesal Administrativo. Docente a nivel de posgrado en ambas especialidades. Postgrado en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Maestrando en Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Diplomado en Ciencia Política y Derecho Internacional, por la Universidad Complutense de Madrid, UCM.

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