Me alejo de ti, viernes magnifico, día ejemplar finsemanario, con mi gozosa carga de cansancio, para elogiar tus horas, tu rápido tránsito galáctico, tu contenido breve de tiempo en día fugaz y noche más larga para decir adiós esta semana a otra jornada más de los privilegiados del salario. Viernes de olvido para los antropófagos urbanos, para los que se realizan en los amores noctívagos, para aquellos que tienen una cita fija con el bueno de Baco. Viernes burlón que da paso a la cábala, a la paciente espera de un sábado sin brújula ni itinerario y un triste domingo que empieza a hacerse odioso en cuanto trasciende su propio meridiano.
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.