Haití está ahí. Es una república embargada, tan grande y real como todos sus kilómetros cuadrados. Y, como dice Mir, tiene "un buen pedazo de cielo" que cobija a sus millones de humanos. Haití ha tenido un sueño por mucho tiempo pateado. Tiene una historia heroica, como son las historias de todos los pueblos, y tiene también poetas esperanzados…Haití necesita el apoyo de un buen vecino sensible ante su condición de pueblo derrotado. Si no vamos hacia Haití con la decisión de asumir compromisos solidarios en todos los espacios de nuestra vida en común, de nada servirá ningún tratado, discurso retórico, compromiso formal o protocolo diplomático.
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.