Viéndolo bien, más allá de la noticia inmediatista, con su reproche a la ONU y a la farsante “comunidad internacional” (así, con muy merecidas minúsculas) por la indiferencia que han mostrado ante el caos haitiano; por su pausado y preciso estilo oratorio, sin ningún desperdicio, Luis Abinader habló como un verdadero estadista… (Ojalá que le hagan caso, aunque cabe la duda, por lo que seguiremos cargando pesado, sin comprensión ni ayuda).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.