En un interesante trabajo publicado en 2009 por Neici Zeller sobre la relación de la Fundación Rockefeller con la República Dominicana se ofrecen interesantes datos que compartimos a continuación.

El primer contacto entre la administración Trujillo y Fundación Rockefeller se produjo a raíz del huracán San Zenón en septiembre de 1930, que arrasó la ciudad de Santo Domingo. La legación dominicana en Washington solicitó a la Unión Panamericana asistencia en materia de salud y sanitarios, y el director de la Unión, Leo S. Rowe, remitió la solicitud a Frederick F. Russell de la Cruz Roja. En un memorándum interno, El Dr. Héctor H. Howard, expresó su sospecha de que lo que el gobierno dominicano lo que quería era "la donación de una suma considerable de dinero sin ninguna atadura", en lugar de un programa cooperativo en toda regla. Un año más tarde, en octubre de 1931, Rowe volvió a recomendar a Federico Llaverías, miembro de la legación dominicana, que visitara la Fundacion Rockefeller para indagar sobre las posibilidades de colaboración. Howard entrevistó a este diplomático dominicano y le informó del procedimiento que seguía la Fundacion Rockefeller para establecer la cooperación con los gobiernos extranjeros. Parecería que estas primeras propuestas provinieron de diplomáticos con sede en Washington que pensaron que tal vez podrían agregar un éxito político iniciando una relación entre el gobierno dominicano y la Fundacion Rockefeller. Al parecer, no había un deseo real por parte del ejecutivo de poner en marcha un programa en ese momento. No fue sino hasta 1934 que la administración dominicana tomó medidas más concretas para abordar formalmente la fundación. En respuesta a una solicitud de información del ministro dominicano, Howard indicó una vez más que se recibiría una invitación del presidente del país. Es necesario "hacer un estudio o estudio de las condiciones a fin de que se pueda determinar de qué manera nuestra organización puede prestar el mejor servicio". También indicó que el personal de investigación estaba comprometido para el resto del año calendario, pero que "se podrían hacer arreglos para que un miembro de nuestro personal médico visite la República Dominicana más adelante en el año". En el periodo de un mes, el presidente Trujillo había escrito a la fundación extendiendo la invitación requerida para una visita de reconocimiento, con el fin de hacia "la elaboración de un plan de cooperación con el Departamento de Salud dominicano". Howard respondió positivamente, pero sin dar una fecha definida. Era necesario encontrar al funcionario adecuado para hacer la visita, preferiblemente alguien que ya estuviera destinado en el Caribe. También se mencionaba de pasada en la correspondencia que, en caso de que se estableciera una cooperación con el gobierno dominicano, Henry P. Carr estaría disponible, ya que la situación política en Cuba impedía su estancia prolongada. A pesar de una invitación directa del Presidente Trujillo, la visita no fue posible hasta septiembre de 1935. En ese momento, B.E. Washburn realizó una visita de tres días a la República Dominicana y quedó "impresionado con la manera eficiente en que se llevan a cabo estas instituciones [de Salud y Bienestar]". Las actividades que Washburn consideró oportuno recomendar fueron el control de mosquitos a través del drenaje, la reorganización del laboratorio de salud pública, la formación personal para tratamiento y seguimiento de la tuberculosis.

La Fundación Rockefeller había iniciado desde principios del siglo XX programas de colaboración en varios países de América Latina particularmente en el área de la parasitología. Gracias a esa colaboración se pudieron establecer en nuestro país varios laboratorios totalmente equipados que fueron de gran utilidad para la salud dominicana. A medida que el régimen de Trujillo fue perdiendo su popularidad en los Estados Unidos muchos de esos programas fueron abandonados.

Herbert Stern

Médico, Oftalmólogo

Médico oftalmólogo, que ha escrito la más completa enciclopedia de la medicina dominicana.

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