La tercera versión del Recorrido Guiado por San Pedro de Macorís, realizada el domingo 23 de noviembre, superó todas las expectativas y se consolidó como una propuesta cultural imprescindible en la ciudad. La actividad combinó edificaciones emblemáticas del centro histórico con espacios vinculados al pasado funerario petromacorisano, ofreciendo a los asistentes una mirada profunda sobre cómo la historia local también se cuenta a través de sus cementerios y los procesos de transformación urbana.
A la cita acudieron decenas de jóvenes, muchos de ellos estudiantes de diversas carreras de la Universidad Central del Este (UCE), especialmente de las asignaturas Sociología y Geografía Turística Dominicana. También participaron profesionales de la historia y las ciencias sociales, entre ellos el maestro e historiador Ramón Díaz Mejía y el maestro y geógrafo Billy Taveras, quienes organizaron y dirigieron la actividad. De igual manera, estuvo presente el maestro Jonathan Ramírez, coordinador del área de Ciencias Sociales del Departamento de Ciclo Común de la UCE.
Desde Santo Domingo asistieron invitados especiales como el abogado y comunicador Leonardo Suero, presidente de la Fundación para el Rescate y Saneamiento de los Cementerios de la República Dominicana (FUNRESANAC), y la destacada antropóloga Clenis Tavárez María, tesorera de la misma fundación, quienes se sumaron al recorrido junto a particulares interesados en conocer la riqueza histórica de la ciudad. Entre ellos destacó una pareja de españoles que se trasladó desde la zona de La Esperilla, atraídos por la arquitectura, la cultura y la identidad de la Sultana del Este.
La ruta continuó hacia la avenida Independencia, donde el historiador Ramón Díaz Mejía explicó que entre la estación de combustible de la familia Musa, considerada la más antigua de la ciudad, el Casino Puertorriqueño y la cuadra donde funcionó la desaparecida Licorera Carrión
El recorrido inició puntualmente a las nueve de la mañana en el Parque Duarte, un punto estratégico cargado de simbolismo. Frente al histórico Club 2 de Julio, los asistentes escucharon cómo ese mismo terreno albergó en el siglo XIX la comandancia de armas y, posteriormente, uno de los primeros cementerios del municipio. Esa conexión entre pasado y presente marcó el tono de una jornada donde cada espacio revelaba un fragmento de memoria.
Luego de la orientación inicial en el Parque Duarte, el recorrido avanzó hacia la esquina de las calles General Cabral y 27 de Febrero, donde aún se conserva el edificio que albergó a la Benemérita y Respetable Logia Aurora número veinticinco. Aunque la logia dejó de funcionar hace décadas, su fachada mantiene visibles los símbolos masónicos, como el compás y la escuadra, testimonio de su antiguo esplendor. Fundada en 1889, durante el auge económico del puerto azucarero, la Logia Aurora reunió a destacados comerciantes, intelectuales y figuras locales vinculadas al Gran Oriente Español, dejando una huella profunda en la vida cívica y cultural de la ciudad.
Más adelante, la ruta continuó hacia la avenida Independencia, donde el historiador Ramón Díaz Mejía explicó que entre la estación de combustible de la familia Musa, considerada la más antigua de la ciudad, el Casino Puertorriqueño y la cuadra donde funcionó la desaparecida Licorera Carrión, se encontraba un antiguo camposanto. Este cementerio, de unos 2,500 metros cuadrados y construido en mampostería, fue levantado en 1883 sobre un terreno cedido por Domingo Isambert, uno de los fundadores de San Pedro de Macorís a partir de 1846, cuando los aldeanos de Mosquitisol comenzaron a asentarse en la margen oriental del río Macorix.
Uno de los momentos más impactantes del recorrido fue la visita a los mausoleos del Cementerio Municipal, especialmente el de la familia Armenteros, donde también reposan apellidos como Ferris e Iglesias, linajes influyentes en la historia económica y cultural local. Durante esta parte del trayecto, Leonardo Suero, experto en cultura funeraria y presidente de FUNRESANAC, ofreció precisas explicaciones que ayudaron a contextualizar la simbología del lugar. La experiencia incluyó además la entrada a una bóveda subterránea destinada originalmente a miembros del antiguo Cuerpo de Bomberos. Este cementerio, tradicionalmente llamado “Cementerio de los Ricos”, registró su primera inhumación el 26 de febrero de 1904, con el entierro de Francisco Gregory, un prominente colono de origen corso.
La ruta avanzó luego hacia tres puntos emblemáticos del centro histórico: primero, la Catedral San Pedro Apóstol, orgullo nacional por ser la única de estilo gótico en el país, cuyos vitrales y torre apuntada dominan el paisaje urbano desde 1910; más adelante se hizo una breve parada frente al histórico Edificio Fermosell, antigua posada de la influyente familia española Armenteros y uno de los mejores miradores hacia el río Higuamo; y también se resaltó el Edificio Morey, levantado en 1915 y reconocido como el primer edificio de hormigón armado de tres niveles en la República Dominicana, símbolo de la modernización arquitectónica de la época impulsada por el auge económico de San Pedro de Macorís.
La jornada concluyó en el Edificio de los Bomberos, sede del primer cuerpo de bomberos del país, fundado en 1879. Allí, además del repaso histórico, se vivió uno de los momentos más animados del día: la demostración del tradicional tubo de descenso, por el cual los bomberos bajan rápidamente cuando reciben una emergencia. Entre risas, aplausos y mucha emoción, varios estudiantes también se deslizaron por la barra, dando un cierre perfecto al recorrido.
Este mismo fin de semana la ciudad también estuvo marcada por una vibrante agenda cultural que reafirma el carácter artístico y espiritual de San Pedro de Macorís. Se celebró el Festival Guloya, expresión declarada por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial. De igual manera, la Iglesia Católica realizó su caminata Un Paso por mi Familia 2025, bajo el lema “Un paso por mi familia con esperanza hacia la Pascua”, una jornada orientada a promover la unidad familiar y reforzar valores comunitarios.
En días recientes, la Escuela de Arte Susana Duvergé, bajo la dirección de la profesora Xiomara Valet, artista de amplia trayectoria en música y ballet clásico, presentó varias funciones de una adaptación de la obra El mago de Oz, interpretada con elementos de ballet contemporáneo. En el plano literario, la joven escritora y comunicadora Diana Vargas presentó su poemario Anatomía de la ausencia, recordando que San Pedro de Macorís es tierra de grandes plumas de la literatura dominicana, como Pedro Mir, Gastón Fernando Deligne y Federico Bermúdez, y que la creación artística sigue siendo uno de los pilares más firmes de su identidad cultural.
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