A propósito de que estamos en temporada de Escorpio, de que hace poco la comunicadora Carla Morel rindió homenaje a una gran escorpiana en Dominicana’s Got Talent, y de que seguimos viviendo en un país profundamente atravesado por el auto-racismo, vale recordar estas palabras: “Si la discriminación del blanco al negro es triste, del blanco al indio es triste, es más triste del negro al negro y del indio al indio —y existe también. Entonces hay algo que tenemos que descubrir, ¿quiénes somos? ¿por qué existen las razas? Si eso se desconoce, ¿con qué derecho se arrogan unos el derecho de decir ‘soy superior y este es inferior’? ¿Por qué este se arroga el derecho de decirlo y por qué el otro lo acepta?”.
Estas palabras pertenecen a Victoria Eugenia Santa Cruz Gamarra, nacida en Lima, Perú, el 27 de octubre de 1922, compositora, coreógrafa, poeta y diseñadora. Aunque su trayectoria fue reconocida en vida, su obra cobró mayor relevancia después de su muerte en 2014, cuando los registros de su performance Me gritaron negra (1978) comenzaron a circular ampliamente, transformándose en símbolo de resistencia y afirmación de identidad para los colectivos afrodescendientes y decoloniales de habla hispana.
Y si algo define a Victoria Santa Cruz, además de su legado artístico, es esa fuerza interior inagotable e imparable que define al signo de Escorpio.
Expandirse a través de lo negado: Sol y Júpiter en Escorpio
Esas preguntas —¿quiénes somos? ¿por qué existen las razas?— no eran retóricas. Eran parte de una búsqueda escorpiana que atravesó su vida y obra. Lo primero que me salta a la vista al explorar su carta natal es que Santa Cruz tiene el Sol y Júpiter en conjunción en Escorpio. Cuando dos planetas están en conjunción significa que sus energías se fusionan y actúan como una sola fuerza.
El Sol es nuestro núcleo, conciencia, identidad y propósito vital, y el Sol en Escorpio habla de una personalidad que no tiene miedo a sumergirse en las profundidades y que busca la verdad sin importar cuán incómoda sea. Júpiter es expansión, sabiduría y nuestra fe en la vida, nos habla del sentido que damos a nuestras experiencias y de cómo buscamos crecer más allá de lo conocido. Una persona con Júpiter en Escorpio se expande a través de la crisis y la exploración de lo oculto. Esta conjunción habla de alguien con una misión casi sagrada: llegar al fondo de las cosas, desenmascarar lo negado, transformar lo que está reprimido desde la raíz.
Esta conjunción está en trino a Urano, añadiendo un elemento revolucionario y visionario. Urano rompe estructuras y desafía lo establecido. Esto habla de su capacidad no solo de investigar las sombras, sino de revolucionarlas.
El aspecto jupiteriano —cuya función es expandir la consciencia y traspasar las fronteras— se refleja en la dimensión pedagógica de su trabajo. Fundó compañías, dirigió instituciones nacionales de folclore, enseñó en universidades. Amplió la conciencia negra —lo reprimido, aquello que Escorpio saca a la luz— y llevó el arte afroperuano desde Perú hacia el mundo entero.
Este posicionamiento también se manifiesta en su libro Ritmo, el eterno organizador, donde Santa Cruz no se limita a hablar sobre el folclore, la danza, la música; sino que va más profundo, buscando entender el ritmo como una ley cósmica, como aquello que organiza no solo la danza y la música sino la vida misma. Esto es escorpiano por excelencia, ir más allá de la superficie para dar con la esencia, lo primordial, eso que siempre ha estado ahí latente y que nos acompaña aunque no lo veamos.
Lo personal es colectivo: Luna en Acuario y Marte en Capricornio
Otro posicionamiento significativo es la conjunción entre la Luna en Acuario y Marte en Capricornio. Cuando la Luna (nuestra seguridad emocional) se une a Marte (acción y afirmación), la sensibilidad se vuelve activa, determinada, con necesidad profunda de manifestarse y hacerse sentir en el mundo tangible.
La Luna en Acuario habla de una necesidad emocional de libertad, de pertenecer a la colectividad pero manteniendo la individualidad. Es una Luna que se nutre del ideal, de la visión de futuro. Marte en Capricornio es acción disciplinada, da dirección, ambición estructurada, propósito, capacidad de construir con paciencia y determinación, y dejar un legado.
Este posicionamiento revela la dualidad entre lo personal y lo colectivo en su trabajo. Me gritaron negra nace de su primera herida de racismo siendo niña y cómo esto detonó su búsqueda de identidad, pero al mismo tiempo es una obra colectiva y universal, cuenta la historia de millones de afrodescendientes. Esto encarna perfectamente la Luna en Acuario.
Este posicionamiento se encuentra en cuadratura a su Sol-Júpiter en Escorpio, y esto se refleja en la tensión que ella misma reconoció sobre los obstáculos que jugaron un papel fundamental a lo largo de su vida. La discriminación que sufrió (Escorpio trabajando con el dolor y la sombra) no la paralizó, sino que la impulsó a crear sistemas y estructuras (Marte en Capricornio) que beneficiaran a toda su comunidad (Luna en Acuario).
La palabra como medicina: Mercurio y Saturno en Libra, oposición a Quirón en Aries
Cuando estos dos planetas se unen, la mente (Mercurio) adquiere la disciplina, el peso y la madurez de Saturno, mientras que la estructura (Saturno) se vuelve más flexible, curiosa y juguetona. Esta combinación habla de alguien que aprende a poner en palabras, con claridad y estructura, aquello que de otro modo permanecería tácito. En Libra, habla de una persona que piensa y se estructura en función de las relaciones, el equilibrio y la búsqueda de lo justo frente a lo injusto.
Este posicionamiento explica su naturaleza reflexiva y pedagógica. No era solo una artista, era una pensadora (Mercurio) rigurosa (Saturno), y esto se ve en lo meticuloso y estructurado que fue su trabajo de investigación. Hablaba con propósito y consciencia, cada palabra tenía peso, forma y medida; escudriñaba el origen mismo de las palabras, siendo capaz de ordenar el pensamiento y construir discurso donde antes solo había silencio o confusión.
En Libra —signo que busca equilibrio y justicia— su obra puede leerse como un esfuerzo por restaurar la armonía, devolverle a la cultura afro el lugar que le corresponde, reequilibrar la balanza histórica de lo invisibilizado.
Esta conjunción está en oposición a Quirón —el sanador herido—, y este enfrentamiento se refleja en cómo ella transforma la herida (Quirón) del racismo en palabra y enseñanza (Mercurio). Ella convierte su herida en medicina para otros, eso es precisamente lo que hace Quirón; y en Aries, esa sanación adquiere cualidad pionera, abriendo caminos en un momento histórico en que apenas existían cauces para reconocerse orgullosamente desde lo afro en Latinoamérica. Su capacidad de articular con precisión (Mercurio-Saturno) el proceso de internalización del racismo y su posterior transformación ha acompañado la sanación de generaciones de afrodescendientes.
El ritmo eterno: Nodos lunares, de Piscis a Virgo
Los nodos lunares representan puntos de aprendizaje y evolución. El Nodo Norte habla de nuestro destino, señalando hacia dónde dirigirnos en esta vida para crecer, mientras que el Nodo Sur indica de dónde venimos, representan zonas de confort y patrones a los que tendemos a quedarnos aferrados.
El Nodo Sur en Piscis de Santa Cruz sugiere un bagaje emocional profundo, sensibilidad, intuición y conexión con lo colectivo y lo espiritual, pero con tendencia a la evasión o a disolverse. En conjunción a Lilith, se amplifica en ella la fuerza de lo reprimido y lo transgresor, siendo uno de sus aprendizajes vitales el canalizar esa rebeldía hacia una causa con dirección, evitando la autodestrucción.
Su Nodo Norte en Virgo sugiere que su camino evolutivo implicó desarrollar disciplina, atención al detalle, y una capacidad meticulosa de organización para traducir la intuición en un acto de servicio consciente.
Su libro Ritmo, el eterno organizador está marcado por la tensión Virgo/Piscis: la conexión (y desconexión) entre lo físico y lo espiritual, el orden y el desorden. Es una obra profundamente decolonial, donde Santa Cruz nos invita a pensar más allá de la academia y el intelecto, a ver la música y la danza no solo como manifestaciones artísticas, sino como fuerzas que nacen de ese ritmo, ese latido que preside la conciencia humana. Nos invita a ver en el aparente caos un orden subyacente, el orden no como algo externo, sino intrínseco, algo que nos implica y nos atraviesa.
Lilith junto al Nodo Sur también habla de sexualidad y feminidad reprimida. Su trabajo de reivindicación del cuerpo negro —¡Y qué lindo suena! ¡Negro! ¡Y qué ritmo tiene!— es liberación de esa Lilith, una reclamación del poder erótico y vital del cuerpo negro.
La belleza no domesticada: Venus en Sagitario
Venus habla de la belleza y de la forma en que nos damos a los demás, y está ligada al arte, la estética, y el amor. Sagitario ama la libertad, la expansión y la aventura, su motor es la búsqueda de sentido a través de la experiencia. Este es un Venus que busca significado a través del amor y el arte, valora la verdad de la experiencia por encima de la diplomacia, es filosófica y ve la belleza en lo no domesticado.
Este posicionamiento explica por qué su relación con el arte no era decorativa ni complaciente, rechazando los estándares de belleza occidentales —No quiero laciar mi cabello— y abrazando una estética más genuina. También explica por qué su arte la llevó a viajar el mundo —estudió en París, enseñó en Estados Unidos, viajó por Europa, Canadá y Rusia.
No creaba solo por entretenimiento, buscaba conectar con algo más grande, leyes cósmicas y verdades universales. Su concepto de memoria ancestral es tan sagitariano, la idea de que cargamos en el cuerpo una sabiduría que trasciende nuestra experiencia individual, porque como ella escribe “No es posible saber sin ser”.
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