El Ministerio de Educación impulsa el Programa Nacional de Inducción a Docentes de Nuevo Ingreso (PNI) bajo las directrices del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM). El Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) trabaja de forma sistemática en la coordinación y el seguimiento. Esta institución se caracteriza por un trabajo responsable y enfocado hacia una formación que centre a los docentes en su rol de educadores para que respondan a las necesidades de aprendizajes, tanto de los estudiantes como de la sociedad. Por otro lado, el 20 de septiembre, del año en curso, doscientos setenta y seis (276) profesores recibieron del Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda (ISESP), institución formadora, el certificado que los acredita como docentes formados en el PNI.
El PNI pone el acento en seis (6) módulos: Integración a la Tecnología, Desarrollo y gestión Curricular, Planificación Basada en el Enfoque por Competencias, Gestión de Aula y Evaluación de los aprendizajes Basado en el Enfoque por Competencias. El 6to módulo ofrece orientaciones por el Instituto Nacional de Administración Pública
(INAP). Estos módulos son fundamentales desde el punto de vista pedagógico y administrativo. Al PNI le faltan dos módulos imprescindibles: uno sobre análisis del contexto de la educación dominicana y otro sobre formación del pensamiento reflexivo-crítico de los profesores. Sin estos dos módulos, se produce un riesgo significativo: que los docentes pueden llegar a creer que la formación que reciben y la que tienen que impulsar es neutra.
La formación docente en ningún país del mundo es neutra. Es un hecho político; y esto, además de admitirlo, hay que procurar atenderlo en los procesos de formación. La formación sociopolítica de los profesores es fundamental. Con esta formación, serán capaces de conocer, interpretar y contribuir a la transformación de la realidad del aula, del centro educativo y de su comunidad. Los tiempos que vivimos no pactan con una conciencia ingenua, fuera de la historia. Por ello, el PNI debe revisar su propuesta pedagógica y ponerla a tono con las demandas de una formación más integral. Si los profesores tuvieran una formación sociopolítica consistente, tendrían una participación más autónoma y proactiva frente al Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), frente a la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y frente a sus pares.
Otro aspecto que le planteo al MINERD es que diseñe una propuesta económica para los procesos formativos. La Ley General de Educación 66-97, vigente todavía, no explicita que el MINERD debe apoyar el 100 % de la formación de los docentes. Un curso como el PNI debe requerir un aporte económico de los profesores, aunque sea blando. Este componente debe formar parte de la formación. Los profesores deben ser formados para que tengan en cuenta lo que le cuesta su formación al Estado dominicano. Se deben dar pasos para iniciar esta formación. Recibirla totalmente gratis no contribuye a una formación en el ámbito financiero. Tampoco contribuye a una valoración más integral de la formación que reciben. Es tiempo propicio para que los docentes inviertan en su propia formación. Esto los puede ayudar a mejorar su capacidad de participación en los procesos formativos. Asimismo, les aportará herramientas para darle un seguimiento crítico y propositivo a la formación que recibe. No toda formación vale, ni tiene el sentido que se requiere.
Esta propuesta puede ser odiosa para muchos, pero la dádiva sin más, ni forma ni compromete. Los profesores del PNI reciben un apoyo de alto nivel. Sin implicación económica y con escasa o ninguna formación sociopolítica, los esfuerzos se dispersan y tienen un alcance limitado. De igual modo, a mayor implicación de los docentes en sus procesos formativos, mayor corresponsabilidad en su propio desarrollo y en el de los estudiantes que acompañan. El apoyo total a la formación es histórico en este país. Cambiar las reglas no es tarea fácil, pero es necesaria. Si no se avanza en esta dirección, se mutila la integralidad de la formación docente en nuestro país.
El PNI, desde sus inicios, se ha pensado y desarrollado con el debido carácter y un buen interés educativo. Por tal motivo, les sugiero a las autoridades del MINERD que propicien una evaluación abierta de este programa. Hacerlo abre oportunidades de reafirmación de aspectos sustantivos y de mejoras necesarias en el contexto actual. Avanzar hacia una evaluación abierta los colocaría como pioneros en el ámbito evaluativo. En la República Dominicana, la evaluación demanda más espacio y un cambio en la visión y práctica de la misma. Uno de los aspectos que se ha de evaluar es si se debe invertir en este programa o se les debe solicitar al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología que revise el sentido, el carácter y el rigor con el que se desarrollan los procesos de Formación Inicial Docente en el país; y que primero revise qué concepción y práctica tiene de este seguimiento, articulando responsabilidad del MESCYT y autonomía de las instituciones de educación superior (IES).
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