Introducción
En el corazón de muchas economías latinoamericanas late una tensión silenciosa entre la moneda nacional y el dólar estadounidense. En República Dominicana, esta tensión se manifiesta en la resistencia institucional y cultural a permitir una circulación mixta de pesos y dólares como medio legítimo de pago. A esta postura, que privilegia la exclusividad del peso dominicano como símbolo de soberanía, identidad y control económico podemos llamarla narcisismo monetario.
Este narcisismo no es meramente técnico, es una creencia arraigada que asocia la circulación del dólar con pérdida de autoridad, desorden fiscal o amenaza a la estabilidad.
El Caso Dominicano: Entre la Realidad y el Dogma
Para uno más quejarse del precio del arroz, y para otro calcular el retorno de su inversión en Airbnb, hay una moneda que aparece en silencio, sin que el Estado la haya invitado formalmente a la mesa: EL DÓLAR ESTADOUNIDENSE.
En la República Dominicana, la moneda nacional, el Peso Dominicano, es defendida con fervor institucional como símbolo de soberanía, identidad y control económico. Esta defensa, sin embargo, ha evolucionado en muchos sectores hacia una postura rígida, casi dogmática, que rechaza la legitimidad de una circulación mixta de pesos y dólares como medio de pago. A esta actitud, que privilegia la exclusividad del peso incluso frente a una realidad económica dolarizada, podemos llamarla Narcisismo Monetario.
Este narcisismo no es solo técnico, es emocional, simbólico, casi litúrgico. Se manifiesta en la negativa a permitir que ciudadanos y empresas puedan aperturar cuentas corrientes en dólares, a pesar de que ya existen cuentas de ahorro en esa moneda. Sin embargo, en un país donde las remesas superan los 10 mil millones de dólares anuales, y donde el dólar circula de facto en múltiples sectores, entonces:
- ¿No resulta contradictorio negar su legitimidad formal como medio de pago?
- ¿Por qué se permite ahorrar en dólares pero no operar comercialmente con ellos?
- ¿Por qué se tolera el dólar en la sombra—en remesas, turismo, comercio informal y el inmobiliario, sin embargo, se le niega la luz jurídica?
La economía dominicana está profundamente influenciada por el dólar. Las remesas superan los 10 mil millones de dólares anuales. El turismo, las importaciones, los contratos inmobiliarios y hasta los precios de ciertos productos se expresan en dólares. Sin embargo, el marco legal y bancario sigue aferrado a una visión monocromática del peso como único medio legítimo de pago.
Esta contradicción genera informalidad, evasión y desconfianza. Comerciantes que reciben pagos en dólares deben convertirlos inmediatamente, perdiendo valor. Ciudadanos que reciben remesas no pueden usar sus dólares directamente para pagar servicios o adquirir bienes. Además, el factor especulativo conspira también contra estos ciudadanos. Entonces: ¿No es esta una forma de exclusión financiera?
NOTA 1.: Esta reflexión no busca erosionar la dignidad del peso, sino cuestionar si el apego exclusivo a una moneda nacional, en un contexto globalizado y dolarizado, responde más a una vanidad institucional que a una lógica económica. ¿Estamos defendiendo la moneda o el ego de quienes la administran?
Los cinco Anatemas del Narcisismo Monetario
- La Moneda como Símbolo de Soberanía
- El peso dominicano como emblema nacional: ¿orgullo legítimo o fetiche institucional?
- La defensa del monopolio monetario como acto de fe estatal.
- ¿Puede una nación ser soberana si su economía depende de otra moneda?
- La Realidad de la Dolarización Silenciosa
- Remesas, turismo, comercio informal: El dólar como protagonista invisible.
- Contradicciones entre la práctica cotidiana y la normativa oficial.
- ¿Por qué se tolera el dólar en la sombra pero se rechaza en la luz?
- El Miedo al Desorden: ¿Control o falta de argumentos convincentes?
- Argumentos del Banco Central: inflación, evasión, pérdida de trazabilidad.
- ¿Es posible una circulación mixta regulada sin perder estabilidad?
- Ejemplos internacionales: Panamá, Perú, El Salvador.
- El Narcisismo Monetario como Dogma
- Cuando la defensa del peso se convierte en una negación de la realidad.
- El ego institucional frente a la lógica económica.
- ¿Estamos protegiendo la moneda o el prestigio de quienes la administran?
- Implicaciones Ciudadanas y Éticas
- ¿Quién pierde cuando se impide la circulación mixta? El consumidor, el comerciante, el migrante.
- La ética del acceso: ¿por qué limitar medios de pago en una economía plural?
- El dinero como herramienta de inclusión, no de exclusión.
MI PROPUESTA PARA PALIAR ESTE NARCISISMO MONETARIO
Cuentas Corrientes en Dólares: Una Necesidad Ciudadana
Permitir la apertura de cuentas corrientes en dólares no significa renunciar a la soberanía monetaria. Significa reconocer la pluralidad económica del país y ofrecer herramientas bancarias acordes a su realidad. Ya existen cuentas de ahorro en dólares en bancos como Scotiabank, Promerica y Banreservas. ¿Por qué no extender esa lógica a cuentas corrientes, que permitan pagos, transferencias y operaciones comerciales?
Esta medida facilitaría la trazabilidad de operaciones en dólares, reduciría la informalidad, y permitiría al Estado monitorear mejor los flujos financieros. Además, empoderaría al ciudadano, al migrante, al empresario, al comerciante.
NOTA 2.: No se trata de dolarizar la economía, sino de democratizar el acceso a medios de pago.
Conclusión: ¿Soberanía o Ego?
El narcisismo monetario confunde la defensa del peso con la negación del dólar. Pero una economía moderna no se construye sobre exclusividades simbólicas, sino sobre inclusión, flexibilidad y transparencia. ¿Estamos protegiendo la moneda o el ego de quienes la administran?
La verdadera soberanía no está en imponer una moneda única, sino en ofrecer opciones seguras, reguladas y adaptadas a la realidad de los ciudadanos. La apertura de cuentas corrientes en dólares sería un paso hacia una economía más honesta, más plural, más humana.
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