Si hay una figura intelectual de la izquierda que ha capturado la imaginación radical de las juventudes del mundo contemporáneo, se trata de nada más ni nada menos que Slavoj Žižek. Nació el 21 de marzo de 1949, en Liubliana, República Socialista de Eslovenia, que en ese entonces formaba parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Proveniente de una familia de clase media, era hijo de un economista y funcionario público de tendencia conservadora y estricta —Jože Žižek— y de una madre, Vesna, que trabajaba como contable en una empresa estatal.

Criado en la ciudad costera de Portorož en un ambiente liberal y turístico, el joven Žižek fue expuesto desde temprana edad a la cultura occidental. Con una adolescencia marcada por el clima político singular de su país, que había roto con la órbita soviética a partir de 1948, en lo que la historiografía denomina el “Cisma Tito-Stalin”, Žižek gozaba de ciertas libertades, como viajes al extranjero y acceso a bienes culturales occidentales.

El inquieto pensador en ciernes desarrolló un profundo interés por el cine, la filosofía y la teoría crítica, siendo inicialmente influenciado por autores no marxistas, como Martin Heidegger, pero, sobre todo, Jorge Guillermo Federico Hegel. Gran cinéfilo de toda la vida, Žižek integraría esta pasión por el séptimo arte en cada aspecto de su obra posterior. En sus propias palabras, su adolescencia fue una “neurótica” y propia de un “pequeñoburgués”, más interesado en la filosofía y el cine que en la política militante.

En el año 1967, Žižek ingresó en la Universidad de Liubliana para estudiar Filosofía y Sociología. En ese momento, Liubliana era el epicentro de una gran efervescencia intelectual. Žižek y su círculo de jóvenes intelectuales se sintieron atraídos por la Nueva Izquierda y los movimientos estudiantiles de los años sesenta. No obstante, a pesar de disentir del régimen, no eran anticomunistas propiamente dichos, sino orientados hacia una crítica desde la izquierda, persiguiendo un socialismo más auténtico y democrático, inspirados en la Primavera de Praga.

Su pensamiento desafía tanto al capitalismo global como a los regímenes autoritarios, en busca de una emancipación auténtica y democrática

La década de los setenta fue un período lúgubre para el joven filósofo, puesto que su búsqueda de trabajo como investigador universitario le fue frustrada por motivos políticos. Su tesis de maestría acerca del estructuralismo francés fue considerada “no marxista” por las autoridades académicas, controladas por el partido único. Debido a esto, sufrió un periodo de desempleo y depresión. Durante gran parte de esta década, trabajó como traductor libre y escribió para revistas marginales. Fue durante este periodo de “exilio intelectual interno” que se sumergió profundamente en el psicoanálisis lacaniano.

Finalmente, en 1979 obtuvo un puesto de investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana, pero su carrera académica siguió estancada. En 1981 viajó a París para estudiar psicoanálisis. Allí se analizó con Jacques-Alain Miller, yerno y editor de Jacques Lacan. En 1985 defendió su segunda tesis doctoral, titulada La filosofía entre el síntoma y la fantasía, dirigida por Miller. Con este trabajo, sentó las bases de su método característico: leer a filósofos alemanes como Schelling, Hegel y Marx a través de la lente del psicoanálisis lacaniano, y viceversa.

Al retornar a su país natal, se unió a un grupo intelectual que incluía a Mladen Dolar y Alenka Zupančič, con quienes fundó la Sociedad Eslovena de Psicoanálisis. Dicha sociedad se convirtió en un centro de disidencia intelectual único. En vez de limitarse a disentir desde un discurso liberal de derechos humanos, emplearon una crítica inmanente del sistema yugoslavo, exponiendo sus contradicciones internas y sus fantasías ideológicas. A finales de los años ochenta, participó activamente en el movimiento opositor Comité para la Defensa de los Derechos Humanos, que abogaba por reformas democráticas.

En 1989 publicó su primer libro importante en inglés, El sublime objeto de la ideología. Este libro, que llegó a Inglaterra precisamente en un momento de vacío posmoderno, causó una gran sensación. Consistía en una mezcla de teoría crítica marxista, psicoanálisis lacaniano y ejemplos de la cultura popular (cine, chistes, noticias, etc.) de una manera totalmente novedosa. Este hito lo catapultó al nivel de una voz única y original en la teoría continental radical.

En la década de los noventa, Žižek finalmente incursionó en la política partidista al postularse como candidato a la presidencia en las primeras elecciones multipartidistas de Eslovenia tras la disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Candidateándose en el Partido Liberal Demócrata de Eslovenia, una formación de centroizquierda, perdió las elecciones por un estrecho margen y renunció luego a la política electoral directa.

Posteriormente, Žižek comenzó una producción literaria muy prolífica, publicando al menos un libro por año. Llegó a ocupar cargos importantes en diversas instituciones, principalmente en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana, así como también en la European Graduate School y la Universidad de Nueva York. Su pensamiento se caracteriza por:

  1. La crítica de la ideología: Plantea que la ideología no es una “falsa conciencia” que nos engaña sobre la realidad, sino una fantasía inconsciente que estructura la realidad misma.
  2. Psicoanálisis lacaniano: Emplea conceptos lacanianos como Lo Real, Lo Simbólico y Lo Imaginario, el Gran Otro y la jouissance como herramientas para analizar la política, la cultura y la sociedad.
  3. Crítica del capitalismo y la posmodernidad: Ataca la “tolerancia” liberal posmoderna como la forma más feroz de ideología capitalista. Es un crítico mordaz del capitalismo global, aunque también critica los regímenes autodenominados “comunistas” del siglo XX.4. Cultura popular: Su estilo se caracteriza por emplear ejemplos extraídos del cine de Alfred Hitchcock y David Lynch, las obras de William Shakespeare y Franz Kafka, óperas de Mozart, chistes obscenos y noticias triviales para ilustrar ideas filosóficas densas.5. Comunismo escéptico: Insiste en la necesidad de repensar un proyecto de emancipación radical más allá del capitalismo, sin caer en viejas soluciones totalitarias.

Operando como una especie de tábano global, al modo socrático, Žižek ha logrado constituirse en un importante referente para grandes segmentos de la izquierda mundial. Su proyección mediática lo ha transformado en una figura influyente en todo el mundo, a pesar de su posición marginal dentro de las instituciones donde labora. En un momento histórico caracterizado por crisis continuas y auges de extremismos de toda índole, Žižek nos recuerda la importancia de cuestionarlo todo, en un gesto de “crítica implacable de todo lo existente”, al mejor modo marxista.

Gabriel Andrés Baquero

Filósofo

Gabriel Andrés Baquero (n. 1992, Santo Domingo, República Dominicana) es filósofo y escritor. Licenciado en Humanidades y Filosofía por el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (2018) y Magíster en Estudios Caribeños por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (2022), se dedica a la investigación y reflexión sobre temas culturales, históricos y políticos.

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