La célebre proposición de Ludwig Wittgenstein en el Tractatus Logico-Philosophicus —“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (1922: 5.6)— sostenía que el pensamiento y la experiencia sólo podían abarcar aquello que pudiera expresarse lingüísticamente. El lenguaje era, por tanto, no sólo medio de comunicación, sino también frontera del conocimiento. Sin embargo, con el advenimiento de la inteligencia artificial, esta frontera ha comenzado a desdibujarse.

Las herramientas de IA han ampliado radicalmente nuestras capacidades lingüísticas. Ya no dependemos exclusivamente de nuestras competencias idiomáticas para comprender o comunicar ideas complejas. Modelos como GPT-4 (OpenAI, 2023) permiten traducir, interpretar y generar contenido en múltiples idiomas, dominios y estilos, con un grado de precisión sin precedentes. Gracias a estos sistemas, una persona puede acceder a textos médicos, filosóficos o legales sin dominar su lenguaje técnico, lo que reduce la brecha entre lenguaje y comprensión.

Más aún, la IA convierte imágenes, sonidos y datos numéricos en lenguaje comprensible, superando incluso las formas tradicionales de expresión humana. Como ha explicado Andrés Merejo (2024), la IA transforma el entorno en información semánticamente significativa, lo cual reconfigura nuestra relación con la realidad. Por ello, el mundo ya no está limitado por nuestras estructuras lingüísticas, sino ampliado por tecnologías que traducen lo inefable en inteligible.

En consecuencia, la afirmación de Wittgenstein ha perdido valor de verdad en el contexto actual. Los límites del lenguaje ya no equivalen a los límites del mundo, porque la IA ha extendido el lenguaje más allá del individuo, abriendo un acceso sin precedentes a la experiencia, el conocimiento y la comunicación. En la era de la inteligencia artificial, el mundo no se achica ante el silencio, sino que se expande en cada byte que traduce lo incomprensible. (CONTINUARÁ)

Gerardo Roa Ogando

Profesor universitario y escritor

Gerardo Roa Ogando es Decano de la Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Es doctor en Filosofía del Lenguaje, con énfasis en Lingüística Hispánica. Magíster en Lingüística Aplicada; Máster en Filosofía en un Mundo Global y Magíster en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Es Profesor/Investigador adjunto, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Director de la Escuela de Letras en la Facultad de Humanidades, y profesor de Análisis Crítico del Discurso (ACD) en el posgrado del área de lingüística en dicha universidad. Miembro de número del Claustro Menor Universitario de la UASD desde el año 2014. Algunas publicaciones: “Taxonomía del discurso” (libro, 2016); “La competencia morfosintáctica” (libro, 2016); Redacción Académica (2019, libro); Lingüística cosmológica (2013, libro); “Cuentos del sinsentido” (2019, libro);

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