Las clases no se suicidan. Penosamente, la razón fundamental por la que los líderes políticos dominicanos, especialmente, los presidentes de la República, históricamente han tenido que maniobrar para gobernar, procurando captar apoyo a través de discursos ambiciosos, es por imposición del propio sistema político-electoral.

Es decir, han tenido que hacer amarres permanentes para lograr ejercer sus períodos sin mayores contratiempos, conquistando anteriores adversarios, y prometiendo hasta lo incierto. Parece una regla fundamental de la política dominicana. Lo cierto es que nadie gana solo. Las alianzas hacen la diferencia.

Un contexto distinto

Es relevante señalar que, en este país no existe la polarización estadounidense, donde los rojos representan conservadurismo, mientras que los azules se proclaman liberales en todas sus facetas. Mucho menos lo que existe en países como Argentina, El Salvador, Brasil, entre otros. Cada contexto social es distinto. Si los llamados “independientes” no lo comprenden, desde ya pierden.

Es por ello que, pretender hacer política sin tener capacidad de negociación, chocando con todo el vivo y construyendo una campaña de odio contra los actores actuales, no es un buen indicador para ocupar la Presidencia de la República, ni cargos de menor jerarquía como los legislativos y municipales. Una cosa es asumir un discurso hoy, llegar al poder, reiterarlo o endurecerlo para reelegirse y luego apartarse del mismo; otra es, pretender llegar satanizando y generando incertidumbre en contra de la propia clase política dominante.

El peso de los partidos en el sistema dominicano

Hay cientos de ejemplos de personas que intentaron hacer política sin pertenecer a los partidos tradicionales o hacer causa común con ellos, pero su paso fue sin gloria o simplemente no llegaron a ganar posiciones. El dominicano es muy conservador respecto a ello. Quizás hoy en día no sea un atractivo formar parte de la membresía de un partido, pero el dominicano vota por políticos, o por aquellos que tienen mucho en el medio procurando serlo a través de una plataforma conocida, aún no cuente con apoyo popular.

Por consiguiente, los cambios se hacen desde adentro. Es mentira aquello de que la gente está cansada de los políticos. De la única manera que los “independientes” podrán alcanzar algún día el poder, será entendiendo cómo funciona el sistema y, una vez lo logren, como hizo Bukele en El Salvador, cambiar las reglas de juego.

De lo contrario, no hacerlo así solo provocaría que el sistema, representado por el poder político y el poder económico, principalmente, se unan por encima de sus diferencias para bloquear las aspiraciones de “independientes” que dicen encarnar el poder social. El voto dominicano es volátil. Quien no lo comprenda que jamás procure ponerse la banda presidencial. Si por discurso es, otros debieron ser presidentes y no lo fueron. Las historia está escrita, solo basta repasarla. Ojo: una cosa es ser independiente y una muy diferente es ser imparcial.

Víctor Eddy Mateo Vásquez

Doctor en Administración

Doctor en Administración, Hacienda y Justicia en el Estado Social por la Universidad de Salamanca, España. Profesor de la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Abogado y consultor. Su línea de investigación comprende el Derecho Administrativo, Derecho Empresarial, especialmente, el Derecho Tributario, Derecho Laboral, Propiedad Intelectual y Derecho de la Competencia. Fue coeditor de la primera edición del Anuario dominicano de Propiedad Intelectual. Autor de varias obras. Fue subdirector de la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (ONAPI), asesor del Poder Ejecutivo en materia de Propiedad Intelectual y miembro del Consejo Directivo de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (Procompetencia).

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