Desde que se dio a conocer la tragedia de Jet Set la hija del merenguero Rubby Pérez ha estado en el ojo del huracán por diferentes razones.
En primer lugar, debo ser honesto y decir que al principio la critiqué porque entendía que, desde el inicio, ha tenido una presencia mediática con actitudes y declaraciones que han generado polémica.
Ventiló información sensible de su familia que la población en ese momento de duelo no necesitaba escuchar. Seguido de una serie de eventos mediáticos que la pusieron en una posición donde se cuestiona su ética, su procesamiento de la experiencia, su relación familiar y sus intereses.
Entendí que estaba revelando muchas cosas que no eran necesarias porque su padre nunca las ventiló y el público se vino a enterar tras su trágica muerte.
Sin embargo, creo que hay una campaña despiadada en su contra en estos momentos por revelarse que tomó un millón de pesos, tanto ella como su esposo, y que a su vez firmaban un descargo contra la empresa.
Obviamente en esa campaña hay manos no tan oscuras. Vamos a aclarar algo porque Mark Twain nos enseña que cuando se está de acuerdo con la mayoría hay que reflexionar.
Según se ha revelado un total de 61 personas han llegado a acuerdos económicos con la empresa de la familia Espaillat por montos que oscilan entre cuatro a 1 millón de pesos. De acuerdo con CDN la suma más baja ha sido 70 mil pesos. En total la familia Espaillat ha entregado unos 26 millones de pesos.
Dentro de los acuerdos millonarios el de Zulinka y su esposo está entre los más bajos porque fue un millón a cada uno, mientras que hay otros que se les dio hasta cuatro millones.
Cuando esto se hizo público entró el mar y cantidades de personas en las redes sociales la emprendieron contra la joven porque, según ellos, había traicionado y vendido a su padre cuando el acuerdo se hizo con otros 15 miembros de la orquesta de Rubby Pérez según ha trascendido.
No es ilegal negociar en contextos como estos, sin embargo, pareciera que sí lo es para la mayoría de los que hablan en los medios que tienen una guerra abierta que parece más una batalla entre dueños de medios digitales y tradicionales.
Zulinka aclaró que acción la realizó como representante de la orquesta, no como hija de Rubby Pérez y parece que eso es difícil de entender porque, reitero, 15 músicos hicieron acuerdo.
Ahora bien, la acción de Zulinka no evita que los hermanos de ella puedan querellarse, incluso de los siete hijos del artista dos o tres que decidieron querellarse hasta el momento.
Sería importante que la prensa y demás se concentren en el caso de las víctimas y de los que se han querellado que ahí es donde está el problema.
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