El 1 de mayo es un llamado de las clases trabajadoras para irse a la calle y exponer las demandas que son propia de los manifiestos de los obreros para cuestionar la relación de poder entre el capital, las organizaciones sindicales y los deseos justos de la clase trabajadora de lograr mejores condiciones salariales, beneficios diversos sobre sus necesidades laborales y todas aquellas demandas que se corresponde a la precarización de los servicios relativos al trabajo.

Hoy es un día para recordar a varios sindicalistas que hicieron memorias en la lucha social y sindical dominicana como son: Mauricio Báez, Francisco Antonio Santo, Julio de Peña Valdez, Quirico Valdez, Justino del Orbe, Teódulo Guerrero Montás, José Antonio Féliz, Juan Niemen H, Nando Hernández, entre otros.

Para nadie es un secreto que el capital sólo favorece a los dueños de la fábrica o empresas. La lógica de la explotación es obtener plusvalía bajo la regla de la propiedad y del mercado.

El trabajador no es poseedor de la tecnología, ni de la propiedad. Vende su trabajo por bajos salarios y es incapaz de lograr reproducir su vida cotidiana de manera digna, porque la estructura de la empresa se lucra sin la posibilidad que los trabajadores históricamente puedan romper esa cadena represiva y propia del poder del capital.

Históricamente, los empresarios tienen múltiples herramientas para controlar a los obreros por medio de leyes y figuras retorcidas que imponen la fuerza,  a la vez que agreden con despidos y represión contra los sindicatos. Es una dinámica que define las relaciones entre empresarios y obreros. La persecución contra los sindicatos y la lucha por sus derechos laborales han sido el pan de cada día para la clase proletaria. Por igual, los empresarios tienen otros medios para contrarrestar la lucha como son los grupos paramilitares, movimientos fascistas y medios de comunicación que desacreditan a los obreros cuando salen a la calle.

La clase trabajadora dominicana tiene múltiples demandas, las cuales están paralizadas, ya que no se han podido poner de acuerdo entre las partes, para el logro de la transformación de la vieja ley del trabajo.

Ayer quedé indignada por las agresiones que hicieran grupos fascistas contra la marcha de los cañeros, los cuales demandaban derechos de pertenencia laboral, mejores condiciones de trabajo y buenos tratos por su condición de inmigrantes. El racismo imperante contra los haitianos crea  violencia y peligro en la vida de las personas trabajadoras que son inmigrantes y en especial en los cañeros u otros trabajadores de la construcción que laboran en el país y son de origen haitiano, entre otros.

Es necesario un buen entendimiento entre los diferentes grupos étnicos que residen en la República Dominicana. Los trabajadores haitianos que laboran en los bateyes cañeros merecen respeto. Estas personas han luchado por jubilaciones y derechos laborales, por mucho tiempo en la República Dominicana. Es justo que los cañeros logren una jubilación digna. Tengo entendido que a muy pocos cañeros, le han conseguido jubilaciones, a pesar de que han trabajado por décadas en las plantaciones azucareras. Es importante recordar que el colonialismo, racismo y explotación van de la mano como bellas hermanas.

En República Dominicana la ley del trabajo está en disputa dado que los empresarios quieren realizar cambios sobre la cesantía, el trabajo virtual y el número de horas de la jornada laboral. El problema con la cesantía es una repetición histórica de la clase empresarial de querer quitar la paga que debe recibir un obrero por perder su trabajo, tal como se reproduce desde el siglo XIX.

Los sindicatos entienden que esto es peligroso, porque afecta al trabajador cuando es despedido. Los obreros se van con las manos vacías. Los empresarios entienden que eso no le permite competitividad y le trae problema con la contratación formal. Hasta ahora ningún gobierno ha podido torcer las manos de los sindicatos.

No obstante, a dicha situación, estoy perpleja con el caso de la obrera Paula Santana, una joven de 23 años que fue asesinada y tirado su cuerpo como un trapo viejo, en la misma zona franca donde trabajó. De acuerdo con los datos recogidos por los sindicatos, la joven notificó varias veces sobre el acoso y la actitud violenta de los presuntos detenidos por el asesinato, pero sus jefes no tomaron en cuenta la petición de la joven.

Todavía la familia, no ha sido notificada por las instancias públicas de cómo va el caso jurídicamente. Tampoco se ha vinculado como testigo, a la empresa.  De acuerdo con los familiares todo parece girar en un limbo jurídico del que no se sale.

La condición de pobreza de la familia de la occisa, es lo que limita impulsar el caso y lograr que la justicia logré condenar a los culpables, los cuales y están libres, como “Pedro por su casa”, por no encontrarse pruebas para acusarlos. Esto es un mal presagio para el caso de la occisa.

Las centrales sindicales exigen justicia por el asesinato de Paula y le interesa saber, porqué la empresa no le dio seguimiento a su solicitud de ayuda. Las Confederaciones de sindicatos como son la (CNTD), (CASC) y la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS) solicitan una legislación para proteger a los trabajadores de la violencia. Se pide que el acoso y violencia laboral sea eliminada de las fábricas. De acuerdo con los sindicatos, el país no ha ratificado el Convenio 190 y la Recomendación 206. Ambas normas internacionales proporcionan un marco jurídico para defender a los trabajadores de la violencia en sus espacios de trabajo.

La clase trabajadora dominicana tiene múltiples demandas, las cuales están paralizadas, ya que no se han podido poner de acuerdo entre las partes, para el logro de la transformación de la vieja ley del trabajo.

La clase trabajadora tiene que levantar sus viejas estrategias las cuales históricamente han permitido que logren su cometidos como son: la formación de sindicatos, el fortalecimiento de los mismos, las huelgas y la calle.

El 1 de mayo es un recordatorio de que la solución de nuestras demandas obreras, no está en las manos de los empresarios, sino en la unión de las confederaciones sindicales. No estamos solos y a pesar de todas las tecnologías implementadas en las empresas, nuestras manos son necesarias para la reproducción del trabajo. Los obreros no han desaparecido.

Los trabajadores necesitan construir mejores condiciones salariales y ratificar leyes que nos protejan del acoso y la violencia. El capitalismo es un animal peligroso que mata. Obreros y obreras dominicanos, Chicago es el camino.

Fátima Portorreal

Antropóloga

Antropóloga. Activista por los derechos civiles. Defensora de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra. Instagram: fatimaportlir

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