El siguiente artículo publicado en el periódico El 1J4 del 21 de marzo de 1962, recoge la biografía del banilejo, Félix Peguero Lora (Felito), asesinado por el régimen de Trujillo, cuya vida y muerte nos revelan el compromiso moral del profesional del derecho con su pueblo. En efecto, al ser proclamado “defensor de los humildes”, el relato nos expone el comportamiento ético de un abogado, cuya profesión está orientada a servir como instrumento de justicia, y no de privilegio.
En ese orden, su ejemplo fue levantado por los catorcistas ya que su recuerdo evocaba el destino de tantos revolucionarios dominicanos que aportaron significativamente en la lucha por la libertad y la justicia social en el país, sin importarles los riesgos o calamidades que pudieran acontecerles, ya que actuaron conscientes de las dificultades que confrontaban los opositores a la dictadura, véase, en el mejor de los casos, ser suspendido de ejercer su oficio, tal como se aprecia en el Decreto Nº 7923 del poder ejecutivo que suspendió temporalmente el exequátur de abogado al Doctor Felix Peguero Lora.
En ese sentido, se pueden comprender los planteamientos formulados por el querido y admirado Maestro, Dagoberto Tejada Ortíz, quien en un artículo publicado en este diario digital Acento, nos dice: “Fue bautizado por el pueblo como “Felito”, a pesar de su título de “abogado” nunca renunció a su apodo. Su formación cultural iba más allá de la Universidad, era un incansable lector, en una época donde el saber definía niveles de prestigio y no solo los apellidos, en un contexto donde en Baní, había tradiciones familiares de sólidos intelectuales como la familia Herrera, Cabral, Inchausteguí, etc”.
Es importante recordar que Dagoberto Tejeda fue a principios de los años 60’s, presidente de la Agrupación Política 14 de Junio en su natal Baní. En el referido artículo, el más consagrado investigador sobre el Carnaval Dominicano nos indica que participó en el funeral de Felito, el cual se llevó a cabo “el 6 de febrero de 1954” subrayándonos, que su asesinato “causó una conmoción en Baní. Nadie lo creía y todo el mundo estaba indignado. El pueblo sabía que era un crimen político trujillista. Yo vi a Felito en la caja con su traje y su porte señorial desafiante. También vi muestras de solidaridad. Jamás lo he olvidado. Este fue el crimen más dramático, más repudiado, que conmocionó el corazón de todos los banilejos. ¡Félix Peguero Lora, mártir y héroe de la patria!".
Los que orientaron la lucha
Doctor Félix Peguero Lora (Felito)
Muchos han sido los mártires que, en aras de la libertad del pueblo dominicano, han ofrecido sus vidas. Varios han caído ya; otros morirán luego. Pues mientras exista la opresión y la injusticia, no faltarán hombres y mujeres dispuestos a sacrificar su existencia por el ideal de libertad y de justicia que defienden.
El Dr. Félix Peguero Lora (Felito), natural de Baní, fue uno de ellos. Uno de los que al inmolarse por la patria, encendieron la llama de la libertad que encauzó la lucha del pueblo contra la tiranía.
Bien podría llamársele —por sus actividades en el ejercicio de su profesión de abogado— “el defensor de los humildes”. Fue su mayor preocupación —y en ella se enmarcó su lucha— poner a disposición de los explotados y de los humildes, su vasta experiencia en el terreno jurídico.
Pero un hombre, que conociera a fondo los defectos inherentes a la estructura orgánica del gobierno tiránico no perdía oportunidad para explicarlos a sus amigos, constituía -en opinión de los allegados al sátrapa, un peligro para la juventud banileja y para el pueblo dominicano. Fue esta la razón por la que fue encarcelado en más de una ocasión, teniendo que soportar persecuciones, arrestos, interrogatorios y torturas que no pudieron debilitar su lucha en favor del pueblo.
Transcurrían lentos y martirizados los primeros días del mes de febrero de 1954. El tirano, después del fracaso de la heroica gesta de Luperón, se había consolidado en el poder. La lucha del pueblo por su libertad había sufrido un colapso. Los dominicanos tendrían que soportar otra etapa de crímenes, robos, torturas y vejámenes.
Oposicionistas desalentados. Espíritus revolucionarios adormecidos. Más un hombre se mantenía despierto y tenaz. El Dr. Peguero; sin embargo, el régimen despiadado de Trujillo, no permitía rebeldes y decretó la muerte de Felito Peguero.
Fue en la mañana del 5 de febrero de 1954 cuando Felito se despidió de su esposa e hijos para dirigirse a la capital. En ese mismo día, el teniente Deseado Reyes solicitó de la Sindicatura Municipal de esa ciudad un “jeep” para llevar a cabo unas supuestas diligencias, en compañía de los rasos Alfredo Guerrero (Tetelito), Rafael Mejía (Blanco) y Manuel Carmona (La Fonten).
Diligencias funestas. Tan pronto como Felito salió de Baní, partieron en su búsqueda. En la tarde de ese mismo día, ya abrumado por la tenaz persecución, pidió ayuda a un amigo. Más éste no tuvo tiempo de prestársela, pues cuando regresó al lugar donde se había entrevistado con Felito, ni éste ni sus perseguidores y presuntos asesinos se encontraban allí.
Mientras esto sucedía, y estando Felito detenido —quizás muerto—, se presentó en su casa, en Baní, un señor de apellido De León y sostuvo un corto diálogo con la señora de Peguero, preguntándole si su esposo había llegado; al contestarle ella que no, salió enseguida como presagiando la tragedia.
Más tarde, el cadáver de Felito fue encontrado en el cruce de las carreteras Nizao–Sánchez, vilmente apuñalado, presumiblemente por los engendros diabólicos que capitaneaba el conocido criminal teniente Reyes.
Después del asesinato, el teniente Reyes y sus secuaces fueron ascendidos y pensionados. Mas si la obra que Trujillo creyó buena fue premiada con remuneraciones sin importancia, Felito recibió como lauro por su martirio: el agradecimiento de su ciudad natal, Baní, y de sus compatriotas.
El recuerdo de Felito perdura y perdurará siempre en el alma de los que le conocieron. Será ante la historia un ejemplo de lucha y de valor en la conquista de los ideales de libertad del pueblo dominicano.
Los culpables aún no han sido castigados, pero estamos seguros, que aunque la espada de la justicia no caiga sobre ellos, la justicia divina sabrá dictar su veredicto final en el caso de Félix Peguero Lora, un mártir más del pueblo dominicano.
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