El Pacto Educativo constituye un hito importante en la historia de la negociación y del consenso en la República Dominicana. Se puede afirmar, con toda certeza, que es un paso importante en el ámbito democrático. Para arribar a este acuerdo nacional, hubo que dialogar, denunciar y debatir de forma acalorada y de forma amigable. Esto indica que no fue fácil lograr el consenso colectivo. Representantes de los partidos, de las Iglesias, de los empresarios, del sector laboral, de las instituciones de educación superior, de las organizaciones de la sociedad civil, del sector público y privado, firmaron el Pacto Educativo, en el mes de abril de 2014 hasta 2030. Ha cumplido doce años.

En estos doce años, el desarrollo de la vida ordinaria del Pacto Educativo se ha distinguido por un trabajo interno animado por una estrategia con más fuerza técnica que política. Los acuerdos no salen de la sala circular que sirve de escenario en el proceso de construcción. Vuelven, a cada sesión, como si nada pasara. Se advierte un estilo circular que no acaba de despegar y que le da vuelta a lo mismo. Además, se ha creado una cultura que se caracteriza por el secretismo, no hay la menor sensibilidad para compartir con la sociedad, las agendas, lo que se debate ni, mucho menos, lo que se acuerda. El acompañamiento de la sociedad civil es necesario y pertinente. Obviarlo afecta el desarrollo del Pacto Educativo.

El Pacto Educativo es una necesidad para la sociedad dominicana; por lo tanto, la tarea prioritaria es contribuir a su desarrollo e impulso. Las instituciones que forman parte del mismo tienen una responsabilidad para que este espacio reoriente su práctica, revise su metodología y valore críticamente su efectividad. No basta con organizar muy bien las sesiones. Es un imperativo identificar, en los tiempos actuales, qué y cómo hacer para que el dinamismo y la efectividad del Pacto Educativo adquieran otra dinámica. No es apropiado que en cada sesión se discuta qué hacer con la calidad educativa. Los análisis reiterados producen desgastes institucionales y personales.

En la sociedad del conocimiento, el tiempo es un recurso extremadamente valioso. Esto se debe analizar en el Pacto Educativo. Avanza el tiempo; dentro de cinco años vence el período acordado. Por tal motivo, hay que agilizar el paso y fortalecer la eficiencia del Pacto Educativo. Las organizaciones firmantes del Pacto Educativo deben presentar propuestas capaces de dinamizarlo y de imprimirle una lógica y una práctica más creativas y congruentes con sus objetivos. Es importante indicar que el Pacto Educativo no está paralizado; pero, desde nuestro punto de vista, su ruta muestra desgaste y retrasa la eficacia y la eficiencia en materia socioeducativa. Las autoridades de los Ministerios de Educación y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, han de repensar su interés, entusiasmo y compromiso con el Pacto Educativo.

Algunas de las nuevas prácticas que podrían dinamizarlo: abrir una comunicación más directa con la sociedad, devolverle a la sociedad el derecho que tiene a estar informada de lo que se hace y se piensa desde el Pacto Educativo; concretar un plan de acción a partir de los acuerdos de las sesiones plenarias; tratar de que las sesiones plenarias aborden un único tema-problema  que implique análisis, debate, propuestas específicas para llevarlo a la práctica; seguimiento de los acuerdos y evaluación de lo acordado; la ejecución de los acuerdos; y propiciar debates en torno a un foco específico para garantizar propuestas concretas y focalizadas.

Asimismo, el Comité de Veeduría podría intervenir con una periodicidad mayor; y, a partir del Informe del Comité y tomando en consideración los temas-problemas prioritarios, acordar propuestas de acción con ruta y seguimiento específicos. De la misma forma, se podrían identificar los ejes articuladores entre los ministerios, para impulsar el trabajo interdependiente entre estos y facilitar una acción más direccionada hacia los objetivos que hayan concebido como comunes. Se deben realizar evaluaciones intermedias del Pacto Educativo, para avanzar conforme a los cambios socioeducativos locales, regionales y mundiales.

De igual manera, los directivos del Pacto Educativo pueden organizar por lo menos una sesión abierta al año, para que los sectores que no están representados tengan la oportunidad de aportar y de ofrecer iniciativas y propuestas de mejoras. El Pacto Educativo es un compromiso de la sociedad. Ésta tiene que conocerlo, sentirlo y fortalecerlo. La sesión plenaria abierta, una vez al año, es además una expresión de impulso a la participación y a la inclusión.

Dinorah García Romero

Educadora

Investigadora del Centro Cultural Poveda - Directora  del Proyecto: Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda. - Titular de Formación continuada en el Centro Cultural Poveda. - Docente del  Máster en Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en Contextos Multiculturales,  Universidad de Valencia-Universidad Autónoma de Santo Domingo. - Co-Directora de Tesis en el Programa de Doctorado en Educación, Universidad de Valencia-Universidad-Autónoma de Santo Domingo.  

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