Hace más de veinte años que visité, por primera vez, el centro educativo “Maternal Montessori” cuando fui a inscribir, con apenas dos años de edad, aunque vivía a menos de cien metros de ese lugar, a mi hijo Rafael Jesús.
Ahora volví a encontrarme nuevamente en las edificaciones de ese prestigioso colegio, modelo de educación de calidad, en mi condición de abuelo de mi nieto Atlas, de tan solo un año y cuatro meses de tierna existencia.
Reencontrarme con la directora Raquel, un símbolo de la educación dominicana, después de muchos años, fue absolutamente emocionante. Ella es un roble capaz de soportar todos los huracanes y todas las tempestades.
Lo mismo puedo y debo decir de Carmen. Ambas son símbolos y glorias no solo de dicho colegio, sino del magisterio nacional. Debo expresar que encontré también a otras nuevas maestras sembrando el pan de la enseñanza y realizando una excelente labor pedagógica. Nunca habrá buena educación sin vocación y formación docente.
Las provincias del país están llenas de centros educativos que son ejemplos de educación de calidad y debemos imitarlos.
Ya el problema no es el 4% para la educación, sino el modelo educativo y de gestión de la educación dominicana. Pero resulta, y siempre lo reitero, que el mucho dinero por sí solo no resuelve lo esencial.
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