Cuando expresas algo, especialmente sobre alguien, ¿de quién estás hablando realmente? La pregunta parece boba, pero es muy pertinente porque estos tiempos tan complejos tienen a mucha gente súper despistada.

Esta etapa de redes sociales, mensajes de texto, comentarios en línea y tantas vías para “hacer saber” no tiene precedentes. Hay quien prefiere llamar a eso “democratización de la comunicación”. Sin embargo, eso incluye una trampa en la que mucha gente cae.

¿Dónde está la trampa? Cuando hablamos de otras personas, especialmente de manera negativa, estamos revelando nuestras propias inseguridades, prejuicios y emociones. Por ejemplo, si alguien critica constantemente a los demás por su apariencia, es posible que esa persona tenga inseguridades sobre su propio cuerpo. O si alguien siempre habla mal de los logros de otros, quizás esté sintiendo envidia o frustración por sus propias metas no alcanzadas.

El fenómeno fue estudiado mucho tiempo antes de que existiera la sobrecarga de mensajes que hoy tenemos. Ya para 1936, Sigmund Freud hablaba de “proyección”, en alusión a ese mecanismo por el cual atribuimos a los demás sentimientos o características que en realidad son nuestros.

Veamos algunos ejemplos de la actualidad. En redes sociales es muy común ver a gente que siempre comenta cosas negativas en las fotos de otras personas. Hay gente que escribe, por ejemplo: "Esa ropa no te queda bien". Es posible que realmente esté diciendo: "Me siento inseguro/a con mi propia apariencia".

También se dan situaciones en el trabajo. Hay gente que siempre critica a otros por no hacer bien su labor, pero nunca reconoce sus propios errores. Esto puede indicar que tiene miedo de ser juzgada o que no sabe manejar la presión.

Incluso, en la familia hay expresiones de “proyección”. Un padre que constantemente dice que su hijo es "flojo" o "irresponsable" puede estar reflejando su propia frustración por no haber alcanzado ciertas metas en su vida.

¿Por qué es importante darse cuenta de esto? Sencillamente, cuando no somos conscientes de lo que nuestras palabras dicen de nosotros, podemos dañar nuestras relaciones y nuestra reputación. Pero también muchas veces caemos en un ciclo negativo: criticamos a otros, nos sentimos mal por ello, y luego criticamos más para sentirnos mejor temporalmente. Pero eso no resuelve nuestros problemas internos.

Y todavía más, cuando entendemos que nuestras palabras son un reflejo de nosotros mismos, podemos empezar a trabajar en mejorar nuestra autoestima, manejar nuestras emociones y comunicarnos de manera más positiva.

Pero también es asunto de quién recibe tus mensajes. Para alguien que se queda con lo primero que le llega, quizás “te la estás comiendo” porque estás logrando tu objetivo, denostando. Pero si tu mensaje llega a alguien que analiza, aunque sea mínimamente, lo que digas expresa más de ti que de la persona a quien pretendes denostar.

Para quien quiera sanarse de ese mal, aquí comparto algunas recomendaciones:

Piensa antes de hablar. Antes de criticar o juzgar a alguien, pregúntate: "¿Por qué estoy diciendo esto? ¿Qué estoy sintiendo en este momento?". Eso te ayudará a identificar si estás proyectando tus propias inseguridades. En lugar de juzgar, escoge ofrecer ayuda.

Practica la empatía. Trata de ponerte en el lugar de la otra persona. ¿Cómo te sentirías si alguien hablara de ti de esa manera? Eso te ayudará a practicar la compasión.

Habla de tus sentimientos. En lugar de criticar a otros, expresa cómo te sientes. Por ejemplo, en lugar de decir: "Nunca me escuchas", puedes decir: "Me siento ignorado/a cuando no me prestas atención".

Evita los chismes. Chismear es una forma común de proyectar nuestras inseguridades. Si alguien te cuenta un chisme, no lo difundas. Mejor cambia de tema o habla de algo positivo. Y si el chisme es sobre ti, cuidado: es posible que esa persona quiera algo de ti y esté apelando a esa estrategia para conseguirlo. En ese caso, también conviene cambiar de tema.

Refuerza tu autoestima. Trabaja en quererte y aceptarte tal como eres. Cuando te sientes bien contigo es menos probable que critiques a los demás.

Finalmente, aprende a escuchar. Muchas veces criticamos porque no entendemos la situación de la otra persona. Escuchar con atención te ayudará a comprender más y a juzgar menos.

Néstor Estévez

Comunicador

Agrega valor desde la comunicación como maestro de ceremonias, consultor, voz orientadora en diversos formatos, capacitando en habilidades comunicacionales y como animador sociocultural. Cuenta con dos licenciaturas (Comunicación y Educación), dos maestrías (Diplomacia y Derecho Internacional, y Dirección y Gestión Pública Local, con énfasis en Proyectos de Desarrollo Local), así como con formación en otras áreas del saber.

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