La muralla china, que se considera una de las obras arquitectónicas más relucientes, por lo que se considera una de las maravillas del mundo, que es un emblema en el continente asiático, cuya construcción inició en el siglo VII antes de Cristo, pero que se le dio mayor expansión durante la dinastía del primer emperador Qin (años 221-206 antes de Cristo), construcciones que eran de madera y tierra y cuya continuación más importante se produjo durante la dinastía Ming (1368-1644),con el objetivo de proteger el territorio chino de invasiones del norte y a la vez ayudar a impulsar el comercio en lo que se denominó la Ruta de la Seda.

En la segunda fase (1368-1644), que se realizó la construcción en piedra y ladrillo, esta muralla se consideraba no solo como una estructura militar, sino también como símbolo del poder imperial y para la unificación del país. También la muralla se consideraba como un símbolo de perseverancia y resistencia del pueblo chino a través de los siglos.

Con el pasar de los años y en los albores del proceso de globalización mundial, China inició un proceso de apertura hacia afuera que ya había iniciado con la ruta de la seda; luego del proceso de revolución socialista que se inició en el año 1949 y con el desarrollo de un proceso acelerado de innovación tecnológica, aunque manteniendo el control del Estado sobre la economía propio del modo de producción socialista, inicia un proceso de expansión hacia todo el mundo desde principios de los años 1980, integrándose como miembro de la Organización Mundial de Comercio en el año 2001 y convirtiéndose en una de las principales economías del mundo en la actualidad.

Aunque Estados Unidos supera a China desde el punto de vista del PIB nominal, 27,720.73 billones de dólares, y China 17,758.05 billones; sin embargo, desde el punto de vista real en términos de paridad del poder adquisitivo (PPA), China supera a Estados Unidos, pues tiene un PIB de 34,540.88 billones de dólares y 27,720.73 billones de dólares respectivamente.

Con la muralla construida en base a aumentar aranceles que ha iniciado la administración de Donald Trump, tanto a China como a todos los países del mundo, esto no sólo genera una inestabilidad, tanto desde el punto de vista comercial, industrial y tecnológico a nivel mundial, sino que a los propios Estados Unidos podrían ser los más afectados, partiendo de que el 70% de las exportaciones de China, México y Canadá están destinadas a Estados Unidos. Algunos estados norteamericanos, como Montana y Dakota, dependen en un 86% de las importaciones provenientes de Canadá, y en el caso de Texas, que depende en un 40% de las importaciones desde México.

Aunque, por un lado, la dependencia de la manufactura china ha disminuido en la última década como resultado de las restricciones arancelarias, sin embargo, estas medidas han provocado que se haya desviado hacia otros países la introducción de productos chinos y de ahí su ingreso a Estados Unidos, pues existen grandes empresas norteamericanas, por ejemplo Amazon, que gran parte de los productos que venden mediante la plataforma de venta virtual son de origen chino.

Por mucha vuelta que se le quiera dar al pondero y con la narrativa de Donald Trump de que las empresas norteamericanas que están fabricando productos fuera de Estados Unidos, producto de las restricciones, van a retornar con sus plantas de producción, eso no es posible en virtud de que el costo, principalmente de mano de obra, es más alto que en China, México u otros países donde están instaladas esas empresas.

Lo anterior se fundamenta en que el costo promedio de mano de obra en la industria norteamericana es de 31.47 dólares la hora de salario, sin incluir beneficios; así llega a 44.67 dólares la hora, en tanto que en China es 6.47 dólares la hora y en México es de 5.10 dólares la hora.

Con estos costos de producción interna en Estados Unidos al comparar con otros países donde operan industrias norteamericanas, agregando mayores aranceles aplicados a productos que ingresen hacia los Estados Unidos, esto provocará mayor nivel de inflación y desempleo, como bien lo ha señalado el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell a quien Trump quiere destituir.

Juan E. Taveras Vargas

Juan E. Taveras Vargas Economista y profesor universitario UASD. Masters en negocios y relaciones económicas internacionales, masters en políticas publicas y globalización, especialidad en docencia virtual Especialista en planificación estratégica y formulación de proyectos. Promotor cultural.

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