Dos aviones militares DC/17 , cargados con 160 colombianos, reputados por la Administración Trump de delincuentes, se dirigieron a Colombia, tras recibir las autorizaciones de la Cancillería colombiana, y cuando ya se hallaban a punto de llegar, a eso de las 3 de la mañana, mediante un tuit, don Gustavo Petro, el antiguo comandante Aureliano de la guerrilla, decidió en un alarde de soberbia, suspender la operación y negarse a recibir a sus connacionales.

A partir de ese momento, y durante toda la madrugada Petro se explayó en farragosas consideraciones, al parecer, efecto del influjo etílico. El dictador Nicolás Maduro le echó el brazo. He aquí las profundas reflexiones del comandante:

Trump, a mi no me gusta mucho viajar a los EEUU, es un poco aburridor, pero confieso que hay cosas (sic)meritorias, me gusta ir a los barrios negros de Washington, allí ví una lucha entera en la capital de los EEUU entre negros y latinos con barricadas, que me pareció una pendejada, porque deberían unirse.

Quizás algún día, junto a un trago de Whisky qué acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto, pero es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano.. Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de estado como hicieron con Allende.. entendió, esta es la tierra de las mariposas amarillas, de la belleza de Remedios, pero también de los coroneles Aurelianos Buendía, de los cuales soy uno de ellos, quizás el último Me matarás, pero sobreviviré en mi pueblo que es antes del tuyo, en las Américas..(…). Túmbeme presidente y le responderán las Américas y la humanidad.  (sic)

Cuando escribía estas monsergas, los aviones se devolvieron a Estados Unidos. Trump, furioso, por estas conversaciones de borracho aumentó un 25% de aranceles a todas las exportaciones procedentes de Colombia.  La cifra de negocios de Colombia con Estados Unidos supera  los 21 mil millones de dólares, favorables a Colombia . Algunas de estas exportaciones como las del café, el banano, el oro y sobre las flores representan el mayor mercado. Las pérdidas calculadas alcanzarían un máximo de 8 mil millones de dólares, pero no se quedarían ahí, porque una semana después, aumentaría el arancel al 50%, lo que arrastraría a perdidas mayores, que podrían arruinar completamente el comercio exterior, con su mas importante socio comercial.  Infatigable ante la necedad, Trump  Igualmente anunció el cierre del programa de visados para Colombia, la revocación del visado a todos los miembros del Gobierno, incluyendo al presidente y a la vicepresidente, al Canciller y todos los funcionarios, allegados, familiares, esposas e hijos. Petro entonces replicó que a él ya no le interesaba ir a Estados Unidos, que le aburría Nueva York.

En lugar de centrarse en el tema, Petro se va por los cerros de Úbeda. Invita a Trump a beber whisky, luego se victimiza e imagina que ambos se hallan en Macondo, y le habla de Aureliano Buendía, de Remedios la Bella y de las mariposas amarilla de Mauricio Babilonia,  y lo desafía: túmbeme, señor presidente.  Menudo sujeto. Tras esas bravuconadas, don Gustavo Petro publica en su cuenta de X, un comunicado de la Cancillería colombiana, en el cual se proclama todo lo contrario de lo  que él esta escribiendo. Dice el comunicado leído por el canciller Murillo:

El Gobierno de Colombia informa que hemos superado el impase con el Gobierno de los Estados Unidos.

En este contexto, el canciller Luis Gilberto Murillo y el embajador Daniel García-Peña, viajaremos en las próximas horas a Washington, D.C., para sostener reuniones de alto nivel que den seguimiento a los acuerdos, resultado del trabajo conjunto e intercambio de notas diplomáticas que se dieron hoy entre los dos gobiernos.

Seguiremos recibiendo a los colombianos y colombianas que retornen en condición de deportados, garantizándoles condiciones dignas, como ciudadanos sujetos de derechos. 

Petro cantó como gallo y puso como gallina. Se bajaron los pantalones. Resulta insólito que un país rechace la repatriación de sus nacionales. Hasta ahora el único país que le exige visado de ingreso a sus ciudadanos es Cuba, que ya había anunciado con bombos y platillos que no aceptaría repatriados. México le siguió con la misma cantilena. Pero tan pronto la señora Sheimbaum vio la reacción estadounidense ante el experimento de Petro cambió de parecer. El horno no está para bollos.