En estos días se publica y comenta sobre cierta campaña de ultraderecha contra la UASD. Debemos tener cuidado, pensar y ser objetivos cuando de la Primada de América se trata. No conviene denigrarla ni ensalzarla antojadizamente, puesto que de ella depende la educación superior de una mayoría de jóvenes dominicanos, y parte de la vida intelectual que necesitamos.

Hace mucho tiempo que la izquierda neutralizó la derecha dentro del fuero universitario. La historia es larga y conocida, no es necesario repetirla; libros y ensayos la cuentan punto por punto. El pueblo ha sido testigo del incontrovertible hecho histórico. Como resultado, los conservadores salieron del histórico campus y se dedicaron a fundar universidades privadas.

La UASD ha sido fortaleza académica e ideológica de grupos y partidos revolucionarios y pseudorrevolucionarios, que hasta hoy influyen en su dirección. Hace tiempo que el conservadurismo desistió de la universidad estatal y tiene sus propias instituciones; educan y contribuyen al desarrollo de esta sociedad igual que la universidad que dejaron atrás.

Una trama contra la poderosa y dominante Autónoma no tiene sentido. Menos en la actualidad, cuando el gobierno la cuida y mima como a una virgen musulmana. No existen conspiraciones ni campañas adversas contra ese gigante educativo. Existen críticas.

La UASD se ha consolidado como la institución académica más poderosa del país, respaldada por la expansión gubernamental.

Ahora que el gobierno inaugura campus uasianos por toda la geografía nacional —aplaudido y sin cuestionamiento—, la hegemonía de la UASD es indiscutible. Ha quedado establecida como la más poderosa institución académica del país. Y esto, gracias a un gobierno de derechas.

Es erróneo caer en la antigualla de atribuir cualquier duda sobre esa universidad a cuestiones ideológicas. En estos momentos de creciente expansión e influencia, cuestionarla constituye un imperativo que a todos conviene. Hacer lo debido: evaluar su gestión administrativa, programas académicos, profesorado, calidad estudiantil y la capacidad de sus egresados; esos profesionales formados gracias al presupuesto del Estado.

El desempeño de esa institución, de acuerdo al QS 2025/2026, se ubica en el rango de 351-400 a nivel global. Un nivel bajo. Aquí en el país se encuentra superado por cuatro universidades privadas (QS World University Rankings 2026: Latinoamérica y el Caribe).

La autonomía universitaria no debe traducirse en aislamiento, sino en compromiso con las necesidades sociales y nacionales.

A partir de esos datos, no corresponde colocarse a la defensiva; mucho menos desempolvar el comodín de izquierdas contra derechas. Son tiempos de auditorías y evaluaciones en pro de una excelencia contable y académica. El Estado dominicano, y su alta casa de estudios, podrían interesarse en conocer la metodología gestora de la Universidad de Costa Rica —pública y estatal—, clasificada como la número 1 de Centroamérica en el ranking QS 2025. ¿Qué han hecho ellos para colocarse en tan prestigioso sitial?

Ha llegado la hora, como le llegó a la Universidad Autónoma de México, de ejercer una autonomía responsable: "La autonomía no debe traducirse en una falta de control". El Estado supervisa para equilibrar la autonomía con la rendición de cuentas, evitando que la universidad se aísle de la sociedad y de las necesidades del país… (Autonomía universitaria y rendición de cuentas, Roberto Rodríguez-Gómez, Universidad Nacional Autónoma de México, 2019).

A nadie le gusta recibir críticas personales, ni de sus seres queridos; tampoco de los santos que alineamos en nuestros altares. Sin embargo, por más irreverentes y contracorriente que parezcan los cuestionamientos, sin ellos no se avanza ni personal ni colectivamente.

Segundo Imbert Brugal

Médico psiquiatra

Psiquiatra, observador socio- político, opinador. Aficionado a las artes y disciplinas intrascendentes de trascendencia intelectual.

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