Ocupo espacio cafetario en medio del oprobio colonial: por allá el Alcázar de Colón, pionero depredador de esta isla; por allí la calle Las Damas, primeras grandes beneficiarias de la soledad sexual marinera; más allá la Isabel la Católica, que patrocinó el gran robo de dimensión continental; por aquí, Nicolás de Ovando, ladrón torturador de seres que convirtió en esclavos. En fin, tomo el sol en una Ciudad Colonial que solo rinde honor al primer gran genocidio de millones de habitantes del continente Abya Yala…(¡Y vuelvo a avergonzarme de provenir, en mi más profundo origen, de aquella insensible España depredadora!).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.