“La opinión entiende la diversidad de sistemas filosóficos no tanto como un desenvolvimiento [es decir, conformidad con el contenido de otros sistemas o contradicción con el contenido de otros sistemas], y en una declaración [o en una explicación] sobre un sistema filosófico solo ve lo uno o lo otro. […] [esa conciencia no sabe reconocer en la figura de aquello que aparece en disputa y vuelto lo uno contra lo otro momentos mutuamente necesarios.].” (Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Fenomenología del espíritu (Prefacio))

Un concepto novedoso, pero que en realidad engloba a otros que llevan más de un siglo investigándose, es aquel de la posverdad. Este término cobró auge tras la doble victoria de Donald Trump (n. 1946) en Estados Unidos y la campaña por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (conocida como Brexit) en el año 2016. La posverdad se refiere a una mentira mediática que apela a la emotividad y no a la racionalidad del sujeto que es objeto de esta.

En nuestras sociedades capitalistas contemporáneas, vivimos bajo un constante bombardeo frenético de noticias y anuncios, tanto en los medios de comunicación convencionales como en los nuevos dispositivos comunicacionales con que cuentan las llamadas generaciones de los “millennials” y la de los “zoomers”. Pero, ya en el año 1988, los intelectuales y activistas políticos Edward S. Herman (1925-2017) y Noam Chomsky (n. 1928) publicaron su obra titulada Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (que lleva el nombre en castellano de Los guardianes de la libertad), en la cual analizan pormenorizadamente cómo funciona el control mediático de nuestras sociedades.

Herman y Chomsky identificaron cinco “filtros” que median entre los emisores de las noticias y sus receptores, llamándole a esto el modelo de propaganda. Estos filtros consisten, para los autores, en lo siguiente:

1.       El dinero: La enorme riqueza de los dueños de los medios de comunicación y la concentración de estos en un diminuto grupo de corporaciones transnacionales gigantescas.

2.      La publicidad: El hecho de que la mayor parte de los medios dependa, para su subsistencia, de anunciantes que muy a menudo son esas mismas corporaciones.

3.      La dependencia de la información: La gran mayoría de la información que proveen estos medios proviene de fuentes como el Estado, las empresas privadas y “expertos” al servicio de estos.

4.       La censura: Estos grupos de influencia pueden organizar respuestas sistemáticas ante cualquier información u opinión disidente.

5.      Anticomunismo: Las opiniones de izquierda suelen ser consideradas “antipatrióticas”.

En este sentido, lo que el nuevo concepto de posverdad añade al análisis ya realizado por Herman, Chomsky y otras y otros es simplemente la noción de que hoy en día, en pleno siglo XXI, se torna aún más difícil y complejo para el ciudadano o la ciudadana promedio distinguir la verdad de la mentira, especialmente ante el avance de las nuevas tecnologías de la información. Los cinco filtros se mantienen, pero ahora con más factores añadidos, como la instantaneidad de la información y la multiplicación de falsedades por medios electrónicos y digitales, bombeados desde las mismas corporaciones y Estados de siempre.

Esta incertidumbre acerca de lo factual genera mucho escepticismo entre la población general, provocando apatía, resignación, pasividad política y desconfianza generalizada hacia las instituciones sociales, políticas y económicas. Por no hablar de los efectos psicológicos y sociales que tiene el constante bombardeo de imágenes e informes de violencia, tragedias y cuerpos excesivamente sexualizados. Como resultado final, este flujo continuo de noticias y anuncios genera una ausencia total de pensamiento crítico, capaz de discernir los hechos de las falsedades, contribuyendo a aquella ideología tan preponderante hoy en día, resumida con la expresión: “Cada quien tiene derecho a su opinión”.

Esta frase encapsula una actitud y una mentalidad relativista que renuncia a toda pretensión de verdad universal y nos sumerge aún más en la ansiedad de la incertidumbre. En la República Dominicana, el colapso total de los sistemas educativos, tras años y años de descuido y desamparo gubernamental, sumado a todos estos fenómenos anteriormente descritos, está produciendo una ignorancia prefabricada entre las nuevas generaciones de ciudadanos y ciudadanas, que solo puede conducir al engrosamiento de las filas de grupos, sectas y movimientos cuya única finalidad es la manipulación de las masas con el propósito de alcanzar el poder del Estado y continuar lucrándose a base de este.

Hace ya miles de años, el filósofo político de la Antigüedad griega, Platón (387 a.C. – aprox. 347 a.C.), diagnosticó el problema de la posverdad de aquel entonces, con su famoso mito de la caverna, contenido en su obra cumbre, La República. Esta hipótesis imaginaria plantea la existencia de una caverna en la cual viven unos prisioneros atados de manera tal que solo pueden observar sombras en la pared frente a ellos, proyectadas por unas figuras que son exhibidas detrás de estos. Como estos prisioneros han vivido toda su vida en esta caverna, creen que esas sombras son lo único que existe en la realidad.

Sin embargo, al liberarse uno de ellos y salir de la caverna, este logra percatarse de todo el mundo exterior que también existe fuera de ella. Pero, cuando este preso liberado decide regresar a la caverna para advertir a sus compañeros, estos últimos se burlan de él y eventualmente lo asesinan. Este mito metafórico de Platón sirve para recordarnos la importancia de la criticidad en la observación y el conocimiento de la realidad que nos rodea, por lo cual, una vez más, estamos ante la necesidad de una educación crítica, armada de alfabetización digital, que pueda contrarrestar los terribles efectos de la era de la posverdad bajo la cual existimos.

Gabriel Andrés Baquero

Filósofo

Gabriel Andrés Baquero (n. 1992, Santo Domingo, República Dominicana) es filósofo y escritor. Licenciado en Humanidades y Filosofía por el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (2018) y Magíster en Estudios Caribeños por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (2022), se dedica a la investigación y reflexión sobre temas culturales, históricos y políticos.

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