La educación dominicana lleva décadas en estado crítico por factores diversos que se han diagnosticado, analizado e investigado en múltiples ocasiones y escenarios. Pero a pesar del estado en que se encuentra, todavía el país tiene oportunidades para revitalizarla. Esta revitalización no es una tarea fácil; requiere voluntad política del gobierno, trabajo corresponsable de la sociedad y eficiencia e innovación de los ministerios. Por todo lo antes dicho, las perspectivas de cara al 2026 son importantes, por la diversidad y complejidad de los acontecimientos que se esperan vinculados a la educación.
Uno de estos fenómenos es la fusión de los Ministerios de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y el de Educación. Este tema se mantendrá en el debate y traerá posiciones encontradas, dentro del ámbito de la educación superior y en otros sectores de la sociedad que inciden en el campo de acción de ambos ministerios. En el debate se subrayarán ejes relacionados con las raíces históricas del MESCYT, la autonomía de las instituciones de educación superior, el uso que se le dará al 4 %, la necesidad de democratizar más el proceso de concepción, construcción y decisión final sobre la fusión. Asimismo, se elevará el tono ante la importancia que tiene la concreción de una entidad descentralizada que garantice, gestione e impulse la ciencia, la innovación y la tecnología en el campo de la educación superior. Este último eje debería ampliarse para que incluya la educación preuniversitaria, que históricamente se ha visto marginada de la dimensión investigativa, aspecto fundamental para avanzar en innovación y en aprendizajes con base científica; y para lograr una mayor aplicación y recreación de los aprendizajes digitales.
En el 2026 se fortalecerá el seguimiento, desde la sociedad civil, a las negociaciones del Ministerio de Educación y de la Asociación Dominicana de Profesores y a la efectividad de los pactos que firman. La educación preuniversitaria precisa de claridad en este aspecto para que el año escolar 2025-2026 responda a la planificación que presenta el calendario escolar. Se espera, también, que, además de un mayor fortalecimiento del diálogo entre MINERD y ADP, se establezcan los dispositivos necesarios para que se respeten los derechos de los estudiantes, se les pongan límites a las huelgas periódicas y se respeten los acuerdos pactados. Organizaciones de la sociedad civil articularán fuerzas para continuar apoyando los procesos que estén orientados al fortalecimiento de la calidad de la educación, de los aprendizajes de los estudiantes y el reconocimiento y respeto de los derechos de los estudiantes. Se espera, también, que la ADP continúe repensando nuevas formas de reivindicar y de contribuir con una paz productiva en los centros educativos. De igual modo, se espera que el MINERD, respetando el derecho a huelga de la asociación sindical, ejerza sus funciones de tal forma que evidencie una gobernanza eficiente y firme.
Tanto la educación superior como la educación preuniversitaria se sentirán desafiadas por la inteligencia artificial. Ambos campos de la educación requerirán mayor apertura y una inversión específica para responder a las innovaciones que la inteligencia artificial le puede aportar al sistema educativo del país. En el 2026, se ha de agilizar el paso en la aplicación de la inteligencia, teniendo en cuenta criterios éticos que orienten su uso y garanticen aprendizajes para fortalecer la inclusión y la solidaridad. En este contexto, se arbitrarán medios para darle mayor impulso a la formación de los estudiantes desde el modelo educativo interdisciplinario STEAM. Este subraya la formación desde la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Este modelo educativo adquirirá más relevancia en la educación secundaria, con doble finalidad: aprendizajes innovadores y fortalecimiento de la permanencia de los estudiantes de secundaria. Se asume como fuerza curricular y como un factor de atracción para una población afectada por la deserción.
La formación inicial docente continuará siendo objeto de seguimiento y de evaluación por la sociedad civil. A su vez, el Ministerio de Educación Superior continuará el desarrollo de acciones orientadas a la puesta en ejecución de la Normativa 01-23. Por ello, se le pondrá atención especial al desarrollo de los programas de Grado que se han diseñado a partir de la puesta en ejecución de la normativa indicada. En el año 2026, se mantiene como tema de preocupación y debate el bajo rigor que perdura para la selección de los docentes y la necesidad de repensar este aspecto para garantizar la integración de docentes cuyo desempeño responda a la articulación de vocación-formación-investigación desde la práctica-desempeño eficiente-participación y prestigio social.
En el 2026 se fortalecerá el seguimiento, desde la sociedad civil, a las negociaciones del Ministerio de Educación y de la Asociación Dominicana de Profesores y a la efectividad de los pactos que firman.
El tema del 4 % se mantendrá en el debate por varias razones. Una de estas razones tiene como base el interés que ha mostrado el gobierno en el tema relativo a recursos y, entre estos, los recursos económicos. Se espera que cualquier uso esté orientado a fortalecer la calidad de la educación y a garantizar las condiciones básicas para que los procesos de enseñanza y de aprendizaje se puedan desarrollar. De la misma forma, se espera que la sociedad civil se organice para que se convierta en veedora permanente del uso y del destino que se le dará al 4 %. Asimismo, estará atenta para que se le ofrezca a la sociedad información completa y en el tiempo oportuno.
Se espera que el Pacto Educativo reorganice su plan de trabajo y su dinámica de funcionamiento para un desempeño más efectivo. Se espera, además, que las organizaciones integrantes de este espacio muestren más creatividad y mayor compromiso con el fortalecimiento del Pacto Educativo. Para ello, estas organizaciones han de presentar y de fundamentar sus aportaciones a los ejes de estudio, de seguimiento y de análisis que constituyen la base de trabajo del Pacto Educativo. Estas organizaciones habrán de desarrollar esfuerzos para pasar de la habilidad de escuchar a la habilidad de actuar y de compartir las buenas prácticas, y las que requieren reorientación.
En el 2026 adquirirá más resonancia la necesidad de la transformación del sistema educativo dominicano, la reestructuración del MINERD y la necesidad de darle mayor relevancia y modernización a los Distritos Educativos. Estas instancias continuarán como objeto directo de la atención de todos aquellos que valoran el acompañamiento pedagógico en contexto para todos los centros educativos. Se mantendrá con poca fuerza el reclamo de que las Direcciones Regionales desaparezcan para liberar al sistema educativo de instrumentos políticos partidarios.
De la misma forma, el panorama local a partir de 2026 se perfila con un clima político matizado por la precampaña electoral. El sector educativo desarrollará sus acciones en un escenario marcado por los cambios geopolíticos mundiales, de América Latina y el Caribe, lo cual incide en el país. De la misma forma, el panorama local a partir de 2026 se perfila con un clima político matizado por la precampaña electoral. Esta influye en el ambiente y en el trabajo, tanto en los centros educativos como en los ministerios. Las autoridades educativas tendrán que prever y organizarse; y, sobre todo, planificar con anticipación para no resolver problemas administrativos encima de los estudiantes. Si la finalidad principal es el desarrollo integral y aprendizajes con significado, la improvisación ha de colocarse lejos del año 2026. Y distante de los años siguientes. Las perspectivas de la educación dominicana demandan, para el año que nos ocupa, una forma distinta de pensar y de hacer en educación.
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