El auge del fascismo a nivel mundial es innegable pero también lo es el crecimiento de la lucha de clases. La rabia popular pone al descubierto un horizonte esperanzador. Al respecto, varios países del continente asiático, entre los que se encuentran Bangladesh, Indonesia y Nepal, encabezan una creciente ola social que se ha traducido en revueltas populares donde la juventud juega un rol estelar. Estas revueltas anticorrupción y de claro tinte anti-autoritario, podrían tener, a corto y a mediano plazo, un efecto impactante en lo político y social en otros lugares del mundo.

Una de las revueltas populares más singulares es la de Nepal no solo porque su liderazgo es juvenil y sin experiencia política, sino también porque la rabia alcanzó a sectores que venían del maoísmo y que alguna vez lucharon en contra del antiguo régimen monárquico abolido en el 2008.

Izquierda campista

Se equivoca el Movimiento Popular Dominicano (MPD) cuando afirma en una declaración del 11 de septiembre que la revuelta nepali es una “revolución de colores” y que detrás están los sectores monárquicos nepalíes.

La argumentación infundada del MPD, de tendencia maoista, busca lavar la imagen de los maoístas nepalíes que hace años se subieron al coche del poder y abandonaron la lucha de clases y la revolución.

Desde una posición simplista y esquemática que ve la CIA hasta en la sopa, el MPD alega que “en Nepal la generación Z está llevando a cabo el mismo guion de la primavera árabe, agrediendo físicamente a ministros, incendiando edificios al estilo ucraniano”.

Que asco: el MPD no solo se atreve a denostar la primavera árabe (2010-2011), ola de levantamientos populares en contra de regímenes monárquicos y dictatoriales aliados a Washington y al sionismo, pero también se atreve a denigrar al pueblo ucraniano que sufre los bombardeos indiscriminados del imperialismo ruso bajo la dictadura de Vladimir Putin. Y es que todavía hasta esta fecha el MPD y otros sectores de la izquierda campista guardan silencio ante los crímenes del Carnicero de Moscú, y ven como positivo la defensa del régimen dictatorial de Bashar-al Assad en Siria a base de una propaganda “anti-imperialista” que lo posicionó como enemigo de Washington mientras mantenia buenas relaciones con el Estado sionista y reprimía al pueblo sirio con la asistencia militar de regímenes dictatoriales que actualmente gobiernan Irán y Rusia.

Para el MPD, “la cooperación entre China de un lado y la India del otro junto a la Rusia de Putin” fue lo que desató la crisis política en Nepal. Sin embargo, la declaración del MPD invisibiliza el sentimiento anti-corrupción que movilizó a la población sumado a las ansias de libertad de sectores juveniles que se tiraron a la calle a protestar contra la censura de las redes sociales.

El análisis del MPD califica el acercamiento de Nepal con China y la India como el punto de contención entre el imperialismo yanqui y el gobierno corrupto de esos sectores provenientes del maoísmo que hoy día sufren el desprecio de la población por traicionar las aspiraciones populares.

Partiendo de una instrumentalización de la geopolítica basada en una visión multipolar del mundo en donde se presenta al bloque económico BRICS+ (Brazil, Russia, India, China y África del Sur y otros países) como una alternativa a la hegemonía de Washington mientras se niega y oculta el descontento social en Nepal, la declaración del MPD deja atrás la solidaridad con los pueblos en lucha.

Consideramos la posición del MPD como un ejemplo más de la falta de principios revolucionarios y éticos de la vieja izquierda dominicana que se ha alejado de posiciones democráticas y revolucionarias, y como resultado, se ha adherido a posiciones reaccionarias y conspirativas que defienden regímenes dictatoriales y los nuevos imperialismos encarnados en China y Rusia respectivamente.

Por una nueva izquierda dominicana

Apostamos a la construcción de una nueva izquierda dominicana que sea todo lo contrario al MPD y el resto de la vieja izquierda que con el tiempo se ha alejado de posturas políticas basadas en un análisis de la realidad concreta de la sociedad y el mundo en que vivimos.

En ese sentido, necesitamos una izquierda internacionalista, antiimperialista, abierta y democrática así como obrera y popular que acompañe a la juventud en sus luchas y que apoye las luchas de otros pueblos oprimidos y denuncie gobiernos espurios y al imperialismo venga de donde venga.

Hoy día, Asia se levanta en rebeldía. Mañana podría ser la región del Caribe y América Latina, donde la corrupción y el autoritarismo no dejan respirar y el empobrecimiento es pan de cada día. Los tutumpotes del patio deben de estar nerviosos.

EN ESTA NOTA

Ámbar Rodríguez

Ámbar Rodríguez (La Romana, República Dominicana, 1995) poeta y narradora ha publicado «Otra forma de sangrar» poemario ganador de la convocatoria de obras inéditas del Ministerio de Cultura de Rep.Dom. Primer lugar en poesía con «Intangibilidad de la ciudad costera» y tercer lugar en cuento con «Katlyn» para la antología Voces del Este del Ministerio de Cultura. Licenciada en Lengua y Literatura Española por la Universidad O&M y Máster en Cultura Contemporánea, Literatura, Instituciones Artísticas y Comunicación Cultural por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto Universitario Ortega y Gasset. Su obra más reciente «Caleta dormida» fue publicada por la editorial española especializada en poesía Valparaíso Ediciones.

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