La principal causa que incide en mantener nuestro desarrollo estancado es la ignorancia y el egoísmo de nuestros políticos y obviamente apoyados por sus respectivos partidos, que nos anclan y nos mantienen en un atraso insoportable. No hay otra explicación.

Solo para aclarar: el desarrollo económico es un proceso de transformación estructural que busca mejorar las condiciones de vida de la población, logrando un mayor bienestar general, y para esto es vital el desarrollo institucional. Mientras que crecimiento económico es solo un factor para lograr ese desarrollo y se mide por el aumento del Producto Interno Bruto (PIB).

Son esos políticos y sus franquicias partidarias los que ahora quieren que se les proteja de las candidaturas fuera de su sistema, porque supuestamente solo ellos tienen la capacidad de manejar el presupuesto de la nación y tener el poder del gobierno, todo en complicidad entre ellos. Pero ninguno de esos partidos reaccionaron cuando los otros se robaban el país, haciéndose todos copartícipes de esos despropósitos. Ninguno, ha denunciado siquiera, en lo que se ha convertido el congreso…en un mercado de “favores” e intercambios de cualquier cosa que usted se pueda imaginar. Hasta el desarrollo de la infraestructura física de la nación tiene que pasar por ese “bazar”. Y nadie se opone a este desventurado proceder que atenta contra supervivencia de la república.

Todos buscan algo, pero es evidente que no es el bien común. Son muy pocos los que procuran ser reconocidos por sus conciudadanos en su sensibilidad, su manejo honesto, y su responsabilidad cívica y social. Decía don Miguel Unamuno que “hasta el bueno de Sancho(Panza) guarda tesoros de sabiduría en su ignorancia y tesoros de bondad y de vida en su egoísmo”.

Muchos pensamos que para poder agilizar nuestro desarrollo se necesitan en el gobierno personas que vean desde fuera del sistema de partido lo que ha estado sucediendo y que tengan auténtica vocación de servicio y amor por su patria, para diseñar y ejecutar una mejor vía hacia el desarrollo. Son los que llaman “outsiders”. Y pienso que son estos los que tienen una mejor visualización de los problemas, porque los ven en toda su dimensión aunque se pretenda encubrirlos. Son los que se dan cuenta de que lo que es malo para la mayoría es malo para todos con el correr
del tiempo.

Dijo Ronald Reagan una vez, “el gobierno no es la solución a los problemas, el gobierno…es el problema”. Refiriéndose claramente a los malos gobiernos que permiten todas esas tropelías, que deterioran la calidad de vida de todos los demás.

Los políticos tradicionales por pereza o flojedad, se han acostumbrado a hacer lo mismo de siempre por mucho tiempo, diría que casi 30 años; mucho más del aceptado para poder llevar a cabo un verdadero cambio reformador y que no sea de nombre pues esto empeora las cosas y destruye las esperanzas de una gran parte de la sociedad. Quizás esto es lo que estamos viviendo hoy día.

Tenemos los mismos problemas de antes, indudablemente los mismos. La inequidad social, cuando se manifiestan diferencias en el trato a los grupos y clases sociales, para lo que solo habría que ver quiénes caen presos y quienes no, y sus respectivos delitos; los deficientes sistemas de educación y de salud, que no es necesario explicar, pues son más que evidentes; problemas ambientales y el deterioro de nuestros recursos naturales, espeluznante es solo observar algunos ríos y la extracción de materiales de sus cuencas; la pobreza que solo disminuye en la prensa y que se pretende reducir con supuestos bonos sociales, en aumento permanente a una tasa creciente, y que diseminan únicamente el “parasitismo” político; la inseguridad ciudadana y jurídica, que la vemos a diario en crímenes y abusos; el crecimiento del gasto público, mayormente el gasto corriente que hace cada día más pesada y fastidiosa la carga gubernamental, cuando debería ser lo contrario, reducir este y aumentar el gasto de capital que representa actualmente solo un 10% del gasto del gobierno.
Conmueven y perturban todas estas cosas mientras los políticos voltean la cara en un gesto de desdén.

La realidad es que, por todo esto, más del 80% de la ciudadanía con edad de votar, para no excederme, ya no creen en los políticos, ni en los partidos, ni en el sistema de partidos. De hecho, muchos consideramos que en su mayoría son oportunistas que no van a solucionar ningún problema que no sea el propio.

Parecería que son un grupo de saqueadores que ven en la política una forma expedita para hacer fortuna. Claro con esa vision, compartida por la mayoría de ellos, nos podríamos imaginar lo que nos espera…solo un largo período de vana expectativa y solo se podría enmendar si ocurriese algún tipo de milagro.

Bien lo decía el escritor y economista francés, Claude-Fréderic Bastiat, al final de la primera mitad del siglo XIX, que quizás en algún momento fuera incomprensible : “Cuando el saqueo se convierte en el modo de vida de un grupo de hombres en una sociedad, no tardarán en crear un sistema legal que los autorice y un supuesto código moral que los glorifique”. Claro que los proteja de la ley y de la propia ciudadanía. ¿O no es esto lo que se ha creado aquí? ¿Para que sirven los partidos si no son capaces de resguardar los valores y los activos de una sociedad?

Tienen un poder judicial viciado, continuamente permeable por ellos mismos, especialmente los que crearon esta superestructura de protección.

¿Por qué se oponen a la sentencia del Tribunal Constitucional que eliminó los requisitos de la Ley Electoral para los postulantes independientes? ¿A qué le temen? ¿Que clase de papel fundamental juegan ellos?

Es a los partidos a quienes se les entregan RD$1,500 millones, suma importante de los tributos de los contribuyentes. Solo esto representa una ventaja imponderable y muy desigual por demás, que debería terminar un día. ¿Cuántos problemas de pueblos y comunidades se podrían resolver con esa cantidad de dinero?

Es indiscutible que nuestros ciudadanos en la diáspora son más aguerridos cuando se trata de descalificar a estos farsantes y no se andan con rodeos para llamarles como se merecen cuando acuden a sus ciudades de acogida. Y no se conforman con denunciarlos solamente, procuran que se resuelvan los problemas y se apliquen los correctivos y sanciones necesarios.
Luciría que están más identificados con las mejores causas, pero lo cierto es, que los de aquí nos hemos acostumbrado a todas esas felonías, y ya ni siquiera nos producen sobrecogimiento o desconcierto.

Incomprensible que todavía, cuando ya adelantado el siglo XXI, hayan tantos asuntos sin resolver porque los recursos fueron usados en otros “fines”. Son muchas las señales de atraso, síntomas del subdesarrollo diríamos, que se verifican a diario en nuestra nación.

¿Tendremos que buscar un “outsider” o nos mantendremos por siempre en el subdesarrollo?
¡Muchos esperamos que suceda algo ya!

Nuno Viñas

Ingeniero Agricola

Ingeniero Agrónomo-Unphu, Maestría en Economía- University of Florida; Entrenamiento en Credito, Finanzas y Banca- The Chase Manhattan Bank N.A.; Banquero, Empresario, Político, Profesor Universitario, Articulista. Hijo de Manuel de Jesús Viñas Cáceres( Meme) y Ana Grecia Ovalles de Viñas.

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