Con Gaza en el corazón, por el fin del genocidio del pueblo palestino y un verdadero acuerdo de paz.

En estos momentos, cuando la verdad es tan difícil de apreciar, se construyen pensamientos desde la repetición constante y la difusión de prejuicios es tan corriente que es urgente la necesidad de fomentar el amor al conocimiento como lo es la filosofía. Sin embargo, las estadísticas en República Dominicana de este 2025 evidencian una carencia importante muy grave, dado que el número de filósofos es dramáticamente insuficiente para la población actual.

Nuestra UASD, Universidad primada de América, la casa del conocimiento y aprendizaje con mayúsculas, está haciendo verdaderos esfuerzos para fortalecer la Facultad de Humanidades, que incluye su Escuela de Filosofía, en aras de tener el número de profesionales suficientes para así poder generar un movimiento reflexivo y educativo frente a tanta desinformación, noticias falsas, mentiras intencionadas, contenidos banales, discursos manipuladores… que nos acosan y golpean a diario.

Pensemos, por ejemplo, en la violencia de género que sufren mujeres e incluso niñas, un fenómeno que no tiene políticas públicas integrales que lo subsanen y que ni siquiera lleva aparejada una reflexión en profundidad sobre sus causas y sus consecuencias.

Y en el terreno internacional podríamos dirigir la mirada a la ola belicista y reaccionaria que recorre el planeta, que acaba, por ejemplo, de imponer una frágil pseudopaz en Gaza.

La búsqueda de la verdad ha quedado desplazada por la repetición acrítica de discursos manipuladores

Frente a estos asuntos trascendentales solo somos capaces de una escucha pasiva. Repetimos lo que nos repiten y eso determina nuestro punto de vista; somos incapaces de hacer frente al discurso hegemónico y nos limitamos a reiterar, como papagayos, quién es bueno y quién es malo. “Aquel es un terrorista, el otro es un narcotraficante, los extranjeros (solo los pobres, por supuesto) nos quitan las ayudas sociales o acaparan los servicios públicos…” La mentira está instalada en el primer nivel y la búsqueda de la verdad ha quedado desplazada.

La tesis de “la banalidad del mal” que la mayor filósofa del siglo XX, mi admirada Hannah Arendt, formuló en su libro Eichmann en Jerusalén se construyó escuchando que los ejecutores del exterminio nazi solo cumplían órdenes: no pensaban, no cuestionaban, no juzgaban esas órdenes y así asesinaron a millones de hombres, mujeres y niños de manera cruel. Lo hicieron simplemente porque se lo ordenaron, sin pensar en el horror que estaban cometiendo.

Así de banal es el mal. Cuando solo te limitas a escuchar y no cuestionas lo que escuchas, participas en la conformación de pensamientos falsos o medias verdades sin sustento y que en determinados casos históricos pueden incluso conducir a grandes abismos como el Holocausto, la vergüenza humana del siglo XX.

La crisis del pensamiento solo se soluciona con Filosofía, Ciencias Sociales y educación que fomente el juicio propio

Las autoridades gubernamentales de nuestro país deben tomar cartas en el asunto porque la carencia de filósofos en República Dominicana es grave; es una carencia de profesionales de la Filosofía y Ciencias Humanas insoportable con un país que se respete.

No podemos seguir pensando sin reflexionar y mucho menos hablando sin bases que fundamenten eso que decimos, porque lo que escuchamos y que somos incapaces de cuestionar nos está convirtiendo en un país acrítico, pasivo, que obedece lo que le dicen y que la mayoría de las veces es mentira.

Esta grave situación de crisis del pensamiento solo la solucionan la Filosofía y las Ciencias Sociales. En el marco de la educación y grandes dosis de lectura, las herramientas que nos conducen al pensamiento crítico. Por favor, más filósofos para la República Dominicana.

Clara Melanie Zaglul Zaiter

Doctora en Psiquiatría

Resido en Madrid de forma permanente desde 1999. Actualmente trabajo como Médica en la Consejería de Asuntos Sociales y Familia (COMUNIDAD AUTONOMA DE MADRID). Formada como Médica en UNIBE promoción 1996. Doctorada en Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid 2001. Alumna del Doctor Juan José López Ibor y Juan Coullaut Jáuregui. Desde la Psiquiatría paso al estudio de la Demencia y el Deterioro Cognitivo Precoz. Experiencia profesional en el área de Demencias sector asistencial en grandes dependiente para las actividades básicas de la vida diaria por más de 20 años.

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