Desde el pasado 15 de marzo, Estados Unidos ha recrudecido los bombardeos en Yemen con el objetivo de mermar las capacidades militares y el liderazgo de los rebeldes hutíes que gobiernan el norte del país. Pero los ataques, que ya se han cobrado la vida de unas 50 personas, amenazan con hundir más al país árabe en una crisis humanitaria con una década de existencia. ¿Cuál es el actual panorama social, sanitario y económico del país? Le explicamos.

Yemen, al borde de otra catástrofe humanitaria. La preocupación y el miedo están presentes entre la ciudadanía yemení, días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, cumpliera con sus amenazas de impulsar una campaña de ataques aéreos sobre el país, buscando presionar a los hutíes para que se abstengan de atacar barcos israelíes en el mar Rojo.

En la capital, Saná, los ataques estadounidenses han impactado en zonas residenciales en donde presuntamente viven miembros del liderazgo hutí, aunque las bombas han tenido altas repercusiones en la vida de los civiles. En los últimos días, se han reportado al menos ocho bombardeos sobre la ciudad, provocando la muerte de 15 personas.

En total, al menos 53 personas han perdido la vida en varias partes del territorio yemení por los impactos de las bombas sobre el país, mientras que cientos han sido heridos de gravedad, según las autoridades sanitarias locales.

Naciones Unidas ha expresado su preocupación, no solo por las afectaciones directas de los bombardeos en contra de la población civil, sino también en su posible aportación al empeoramiento de la ya frágil situación humanitaria dentro de Yemen. La oficina del secretario general de la ONU pidió "moderación" a todas las partes involucradas.

"Cualquier escalada adicional podría exacerbar las tensiones regionales, alimentar ciclos de represalias que pueden desestabilizar aún más Yemen y la región y plantear graves riesgos para la ya grave situación humanitaria en el país", expresó Stéphane Dujarric, portavoz del secretariado general de la ONU, en una nota de prensa el pasado 17 de marzo.

Desde el 2015, Yemen se encuentra envuelto en una espiral de violencia impulsada por la guerra civil que protagonizan las fuerzas gubernamentales y los rebeldes hutíes en el país.

El conflicto ha provocado una evidente fragilidad institucional que a su vez resultó en el debilitamiento en el suministro de servicios básicos para la población, además de una economía vulnerable y una situación social en declive.

"Una de las mayores crisis humanitarias del mundo"

Desde el 2015, Yemen se encuentra envuelto en una espiral de violencia impulsada por la guerra civil que protagonizan las fuerzas gubernamentales y los rebeldes hutíes en el país. El conflicto ha provocado una evidente fragilidad institucional que a su vez resultó en el debilitamiento en el suministro de servicios básicos para la población. Además, los ciudadanos se enfrentan a una economía vulnerable y una situación social en declive.

Antes del recrudecimiento de la ofensiva estadounidense en contra de Saná, Yemen ya se encontraba en situación crítica. El país se ubica en el lugar 183 en el índice de desarrollo humano, siendo uno de los últimos países en la lista de 191. 

La mitad de sus 33,7 millones de habitantes se encuentra viviendo debajo de los índices de pobreza, según cifras compartidas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Apenas este 18 de marzo, Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzó una advertencia sobre el grave problema de desnutrición infantil que existe en el país. La organización detalló que, entre 2022 y 2024, el 48% de los niños menores de cinco años experimentarán "retraso en el crecimiento y malnutrición crónica".

Aunque son uno de los sectores más vulnerables, el problema del hambre en Yemen no solamente afecta a las infancias. Según cifras de ACNUR, aproximadamente 17.3 millones de personas sufren por "altos niveles de inseguridad alimenticia", con alrededor de seis millones al borde de la hambruna.

Los combates, la criminalidad, la pobreza y la desaparición han provocado un declive catastrófico en los servicios básicos para la población, incluyendo los sanitarios.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para abril de 2024, el 46% de la infraestructura médica en el país estaba parcialmente destruida o en funcionamiento. Casi un año después, la crisis ha hecho imposible la labor de reconstrucción.

UNICEF también advierte sobre el auge de enfermedades como el cólera, la difteria y el sarampión debido al poco acceso de los menores de edad a sus esquemas de vacunación.

Más de 4.5 millones de personas desplazadas

Además de la problemática situación humanitaria en terreno, Yemen también enfrenta una de las mayores crisis de desplazados internos en la región.

Debido a su conflictiva actualidad —aunada a la vulnerabilidad por los efectos de eventos climáticos y desastres naturales, como sequías e inundacionesalrededor de 4.5 millones de yemeníes han tenido que huir de sus hogares para buscar zonas más pacíficas dentro del territorio.

En 2024, inundaciones y lluvias torrenciales destruyeron una buena parte de la infraestructura esencial en varias regiones del país.

Según ACNUR, muchos de los desplazados han sido forzados a moverse en múltiples ocasiones desde 2015. La organización clasifica a Yemen dentro de las seis mayores crisis de desplazamiento forzado interno en todo el mundo.

"Al ver la devastación de nuestra casa, temí por nuestra supervivencia. Tomé a mis hijos en brazos y me fui", mencionó Fátima, madre de cinco hijos proveniente de la localidad de Hodeida, para la ONG Acción contra el Hambre. 

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A pesar de su compleja realidad, Saná es uno de los principales lugares de refugio para personas que huyen de países vecinos, también marcados por conflictos y agudas crisis humanitarias.

Alrededor de 97.000 refugiados y solicitantes de asilo residen en Yemen, según el último recuento de ACNUR. La mayoría proviene de Somalia y Etiopía.

El viraje de la ayuda de EE. UU.

Debido a la profunda crisis sanitaria, alimenticia y de seguridad que atraviesa el país más vulnerable del Golfo, la asistencia humanitaria internacional es esencial para la supervivencia de las más de 30 millones de personas que viven en el país. 

El Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) calcula que alrededor de 21.6 millones de personas en Yemen —dos tercios de la población total— dependen de la ayuda humanitaria que envían organizaciones internacionales, grupos humanitarios y países como Estados Unidos. 

Sin embargo, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca cambió la realidad en Yemen. Tras oficializar su política de recortes presupuestarios, impulsada dentro del Gobierno por Elon Musk, Trump materializó recortes en la agencia humanitaria estadounidense (USAID), de la que dependen decenas de proyectos humanitarios que sustentaban el bienestar en comunidades vulnerables alrededor del mundo, incluyendo Yemen. 

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, alrededor de 220.000 personas desplazadas dentro del país van a perder acceso a "la atención sanitaria materna, la protección frente a la violencia, el tratamiento de las violaciones y otros cuidados vitales" que proveía la asistencia estadounidense, eliminada por Trump. 

Otras agencias y organizaciones humanitarias también han alzado la voz, mostrando su preocupación y rechazo ante la nueva actitud de Washington en torno a sus responsabilidades adquiridas en el terreno dentro de las naciones más vulnerables del planeta. 

"Todavía tenemos cinco subvenciones que tenían actividades para salvar vidas a las que se había renunciado anteriormente, que se cuentan en las notificaciones de terminación (…) No son cosas que se puedan activar y desactivar de un momento a otro", apuntó Ciaran Donnelly, jefe de respuesta a crisis, recuperación y desarrollo del IRC. Unas declaraciones que llegaron después de que la organización recibiera cartas de terminación del Gobierno estadounidense para 42 de sus 77 programas mundiales, aunque luego reincorporó 12 que la organización pidió reconsiderar debido a su carácter de "esenciales" en el terreno. 

Además, el presidente estadounidense ha elevado el tono contra Yemen. Por el papel de los hutíes en la escalada del conflicto en Medio Oriente, atacando navíos en el mar Rojo en solidaridad con los palestinos en Gaza.

Ante ese panorama, Trump los ha incluido oficialmente en la lista de "organizaciones terroristas extranjeras" (FTO), una movida que no solo afecta a la facción narrativamente, pero también la estructura económica de todo el país.

"La (inclusión en la) FTO comprime la economía en general, limitando el acceso a la financiación internacional, dificultando a los comerciantes la adquisición de cartas de crédito y seguros para importar de todo, desde alimentos y combustible hasta artículos domésticos y más", expresó April Longley Alley, experta en Yemen del Instituto Estadounidense de la Paz. 

Con AP, EFE, Reuters y medios locales

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