El activista y exhooligan Tommy Robinson promovió en Londres una marcha por la “libertad de expresión”. Es el retrato de un agitador con un largo historial de antecedentes judiciales, convertido en figura central de la extrema derecha británica.

Un mar de banderas británicas y gorras rojas con el lema 'Make England Great Again' ("Que Inglaterra vuelva a ser grande"), inspirado en el lema de Donald Trump. En ese ambiente, Tommy Robinson asegura que encabezó este sábado en Londres la “marcha más grande por la libertad de expresión”. 

“Tommy Robinson se presenta como el defensor de la palabra libre, como aquel que revela lo que un gobierno corrupto intentaría ocultar al pueblo británico”, dice Laëtitia Langlois, profesora de Estudios Británicos en la Universidad de Angers. “Pero su discurso se basa, ante todo, en la idea de una supuesta invasión musulmana, a la que acusa de destruir la identidad británica”.

Para las autoridades locales, la marcha del sábado del 13 de septiembre, que él impulsó, está lejos de ser la primera. Temen nuevos disturbios contra los hoteles que alojan a solicitantes de asilo, ya atacados por manifestantes antiinmigración.

En julio, un establecimiento de Epping, al noreste de Londres, fue escenario de protestas después de que un solicitante de asilo acusado de haber intentado besar a una adolescente de 14 años se hospedara allí. Robinson se apresuró a difundir el caso, transformando un hecho aislado en combustible para su retórica antiinmigrante.

Un "hooligan" con tintes islamófobos

Nacido como Stephen Yaxley-Lennon en 1982 en Luton, al norte de Londres, Tommy Robinson parecía destinado a una carrera como ingeniero aeronáutico antes de que su vida diera un giro. Condenado en 2005 a un año de prisión por agredir a un policía fuera de servicio, perdió su empleo y se hundió en el mundo "hooligan".

En 2009, con 27 años, cofundó la English Defence League (EDL, Liga de Defensa Inglesa), un grupo de extrema derecha surgido del movimiento "hooligan" que decía luchar contra la amenaza islamista. En su autobiografía 'Tommy Robinson Enemy of the State', cuenta que ese fue el inicio de “años de carcajadas con los amigos”.

Las manifestaciones de la EDL, dirigidas de forma ostensible contra la comunidad musulmana, solían degenerar en enfrentamientos con los antifascistas. Stephen Yaxley-Lennon pasó entonces a convertirse en Tommy Robinson, un pseudónimo tomado de otro hooligan del club de fútbol de Luton, con el fin de ocultar sus antecedentes judiciales.

A finales de 2013, abandonó la EDL alegando querer distanciarse del extremismo, para incorporarse a un centro de análisis que decía combatir el islamismo radical. Mantuvo, sin embargo, una presencia pública, presentándose como “periodista ciudadano” y defensor de la libertad de expresión.

“Mártir”

Detenido en mayo de 2018 por filmar y transmitir en directo por Facebook la entrada a un tribunal, Tommy Robinson fue condenado a 13 meses de prisión. Su caso lo convirtió en un símbolo para la extrema derecha mundial: la etiqueta #FreeTommyRobinson, una petición en línea con 500.000 firmas dirigida a la entonces primera ministra, Theresa May, el respaldo de figuras de la "alt-right" o derecha alternativa, como Geert Wilders o Steve Bannon, e incluso un tuit de un hijo de Donald Trump.

A finales de octubre de 2024, fue nuevamente condenado a 18 meses de prisión por haber desafiado una decisión judicial de 2021 que le prohibía difamar a un refugiado sirio. Miles de personas se manifestaron entonces en Londres para exigir su liberación: “¡Liberen a Tommy Robinson!”, llegó incluso a escribir en X el multimillonario Elon Musk. Robinson obtuvo su salida anticipada en mayo de 2025, tras haber pasado siete meses entre rejas.

Agresiones, fraude hipotecario, uso fraudulento de pasaporte, drogas… Su historial judicial es extenso: entre 2005 y 2025 cumplió cinco condenas de prisión. Sus últimas infracciones datan de hace apenas unos meses, cuando se vio implicado en una pelea grabada en la estación de St. Pancras y fue acusado de acosar en su cuenta X a dos periodistas del 'Daily Mail' y a sus familias.

“Al igual que Donald Trump, sus condenas y sus excesos alimentan su popularidad: para sus seguidores, cada ataque es la prueba de que el sistema quiere destruirlo porque dice la verdad”, señala Laëtitia Langlois. “Siempre encontrará la manera de reforzar su imagen de mártir”.

Sin éxito, Tommy Robinson ya había intentado transformar su notoriedad en capital político. En abril de 2019, se presentó como independiente a las elecciones europeas para “representar a la clase trabajadora” en la circunscripción del noroeste de Inglaterra. Su campaña, marcada por episodios de violencia, terminó en un rotundo fracaso.

“Un desahogo”

“Su fuerza radica precisamente en estar fuera del juego político tradicional: no necesita ser elegido, su papel de agitador le permite expresarse sin complejos, lejos de las instituciones”, observa Laëtitia Langlois.

Tras algunos años en segundo plano, Robinson reapareció con fuerza en 2024. Fue acusado de haber alimentado los peores disturbios que vivió el Reino Unido en más de una década, tras un triple asesinato de niños en el norte de Inglaterra. En redes sociales, circularon rumores que señalaban al sospechoso como un solicitante de asilo musulmán, amplificados por sus seguidores, hasta que la prensa reveló que en realidad se trataba de un adolescente nacido en Cardiff, Gales.

Desde aquellos disturbios, el clima de tensión nunca llegó a apaciguarse del todo. “La sociedad británica ya está tan crispada en torno a las cuestiones migratorias, que Tommy Robinson ni siquiera necesita actuar directamente”, observa Laëtitia Langlois. “El año pasado estaba en primera línea. Hoy puede limitarse a contemplar los efectos de lo que él mismo desencadenó”.

Detrás de él, una base fiel sigue creciendo. “Muchos de sus simpatizantes provienen de clases populares desencantadas, golpeadas por la inflación y el desempleo. Se reconocen en su discurso victimista y encuentran en él una válvula de escape a su propia miseria social”, añade la experta.

El sábado 13 de septiembre contó, además, con un apoyo llegado desde el otro lado del canal de la Mancha: Éric Zemmour, presidente del partido francés de extrema derecha Reconquête (Reconquista), participó en la marcha. Una que coincidió con una contramarcha antifascista que reprobaba la movilización convocada por Robinson.

Esta es una versión de su original en francés: Tommy Robinson, le visage de l’extrême droite britannique qui attise la haine anti-musulmans

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