La primera edición de este campeonato entre los 32 mejores clubes de todas las ligas continentales se disputará en 12 estadios de Estados Unidos, en medio de preocupaciones por una venta de entradas que ha marchado más lento de lo esperabo, y sobre todo, por las acciones de Donald Trump para materializar su plan de deportaciones en masa. En un país donde el fútbol es un deporte de inmigrantes, el éxito del torneo está en duda.

El 15 veces ganador de la UEFA Champions League Real Madrid y el actual monarca de esa competición, PSG, destacan entre los participantes del Mundial de Clubes, un torneo que no tendrá en acción a los campeones de tres de las ligas más importantes del mundo (Serie A, Premier League y La Liga), y cuyos criterios de clasificación crean dudas sobre sus posibilidades de consolidarse.

Pero el evento es la niña de los ojos de Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, un proyecto largamente acariciado y que cumplirá el doble propósito de asegurar su propio futuro, al mismo tiempo que sirve de ensayo general para la sede más comprometida de las tres en el Mundial del próximo año, Estados Unidos.

Ha sido una apuesta arriesgada, en medio de quejas por un calendario demasiado cargado, sobre todo para los clubes europeos, por temores de que la falta de margen para la recuperación conlleve a lesiones como las que dejaron fuera de acción casi toda la temporada a jugadores como Rodri (actual Balón de Oro) o Dani Carvajal.

Ahora la cita se ve afectada también por la delicada coyuntura que atraviesa el país anfitrión, en medio de intensas batidas gubernamentales contra la inmigración y protestas sociales contra esas arremetidas.

Los mejores con todas sus piezas

Real Madrid es, por supuesto, el gran atractivo de este Mundial de Clubes. Luego de una temporada en blanco, porque se le escaparon sus tres grandes objetivos (Liga, Copa y Champions), el cuadro merengue quiere salvar la campaña, ahora bajo la guía de un exjugador de sus filas, Xabi Alonso.

Será la oportunidad para volver a ver en acción a Carvajal, que se rompió dos ligamentos y un tendón en octubre, y ha acelerado su recuperación para hacer parte de la plantilla que jugará en el Grupo H contra Al-Hilal, Pachuca y Salzburgo.

También reaparece Eder Militao, que sufrió una rotura de ligamento cruzado anterior un mes después de Carvajal, y debutarán dos de las nuevas piezas blancas, contratadas en la ventana de fichajes de tres días autorizada de cara al Mundial de Clubes: el lateral Trent Alexander-Arnold (llegado del Liverpool) y el central Dean Huijsen (ex Bournemouth).

Es el mismo caso de otro monarca de la Champions, el Manchester City de Pep Guardiola, que se quedó sin títulos por primera vez desde que el español está sentado en su banquillo. Una buena presentación en el nuevo torneo podría ser el bálsamo para una temporada de fracasos.

Compite en el Grupo G ante el Al Ain emiratí, doble ganador de la Champions League asiática, el Wydad Casablanca marroquí, que ha alzado tres veces la copa de campeones de clubes en África, y la Juventus italiana.

Lo hará sin Jack Grealish, que quedó fuera de la convocatoria, y sin Kevin De Bruyne, que luego de 10 años vestido de celeste se marchó al Napoli, pero sí contará con Rodri, de vuelta tras su lesión, y con sus nuevas adquisiciones: el estelar defensa argelino Rayan Ait-Nouri y el francés Rayan Cherki, autor de un espectacular gol en la semifinal de la Liga de Naciones ante España.

El PSG se presenta fortalecido por su aplastante triunfo 5-0 sobre Inter en la final de la Champions, y por el triplete que completó con sus triunfos domésticos en la Copa de Francia y la Ligue 1.

Pero lo hace también afectado por la incertidumbre sobre la participación de su gran figura Ousmane Dembélé, principal favorito al Balón de Oro, que viajó con el equipo, pero depende de evaluaciones para determinar la evolución de la molestia que lo obligó a dejar el campo en la Liga de Naciones.

El cuadro parisino juega en el Grupo B, junto al Atlético de Madrid, el Seattle Sounders estadounidense y el Botafogo campeón de la Copa Libertadores.

Ausencias de mucho peso

El Mundial de Clubes en su versión tradicional mostraba un formato de muy fácil comprensión: de siete participantes, seis eran campeones de clubes en las confederaciones continentales de la FIFA, y el otro era un representante del país sede.

El evento que se inicia este 14 de junio tuvo una ruta de clasificación mucho más enrevesada, que dejó fuera a los vigentes ganadores de tres de las cinco ligas más importantes de Europa: el Napoli, vencedor en la Serie A, y dos de los equipos que más emocionaron a lo largo de la presente campaña, el Liverpool y el Barcelona.

Los monarcas de Europa y Sudamérica en las cuatro temporadas anteriores al año del Mundial tienen cupo garantizado, y el resto de las plazas se define según un ranking de rendimiento en eventos internacionales, en el que el Atlético de Madrid superó al Barcelona y la Juventus al Milan, que es el segundo mayor ganador de Champions después del Real Madrid.

Más estrafalario aún: Salzburgo no cumple ni con el primer criterio (título continental) ni con el segundo (ubicación en el ranking). Ni siquiera ganó el título de Austria, pero entró prácticamente por descarte, pues hay un límite de dos clubes por país para Europa.

Esa norma no se aplica para Brasil, que obtuvo cuatro cupos. Palmeiras, Flamengo, Fluminense y Botafogo son, en ese orden, los cuatro monarcas de la Libertadores anteriores a 2025.

Concacaf tiene cuatro plazas para los dueños de la Liga de Campeones de 2021 a 2024, pero el Club León fue excluido a última hora, por incumplir las normas sobre multipropiedad de la FIFA, pues pertenece a los mismos accionistas del Pachuca. Su sustituto salió de una eliminatoria a partido único entre América de México y Los Ángeles FC, ganada por el equipo de la MLS.

El club representante del país anfitrión no fue su monarca vigente, Los Ángeles Galaxy, sino que una insólita decisión asignó el cupo al Inter Miami de Lionel Messi en virtud de su victoria en la copa Supporters’ Shield, que es el premio para el mejor de la temporada regular, previo a los playoffs que definen al campeón.

La FIFA ya ha tomado nota de las críticas por este complicado formato de clasificación, y analiza una evolución a 48 plazas para la edición de 2029, con ampliación del límite de cupos por país.

¿Pasará el torneo su primer examen?

Difícilmente el evento bandera de la FIFA pueda arriesgarse a ser evaluado como un fracaso, y un estadio vacío es la amenaza más grande a las perspectivas de éxito.

Por eso la entidad rectora del fútbol ha rechazado responder a las muchas preguntas que ha recibido sobre la lentitud en la venta de boletos, pero al mismo tiempo ha flexibilizado significativamente sus costos.

Entradas para el partido inaugural en el estadio Hard Rock Café de Miami, entre Inter Miami y el Al Ahly egipcio, han pasado de 349 dólares en diciembre, cuando se realizó el sorteo, a 230 apenas un mes después. Días antes del inicio del evento, esas mismas localidades cuestan 55 dólares, y hay otras ubicaciones disponibles por 47.

En la sede de Pasadena, es posible comprar por 33 dólares tickets para ver al campeón de la Champions, PSG, contra el de la Libertadores, Botafogo, y el debut del mayor atractivo del evento, el Real Madrid, todavía está lejos de agotar la taquilla.

La afición mayoritaria del fútbol en Estados Unidos está formada por inmigrantes, a diferencia de espectáculos como la NFL, la NBA, las Grandes Ligas y la NHL, más profundamente enraizados en el sentimiento del público nativo.

Y en momentos de intensos dispositivos dirigidos a cumplir las metas de deportación impuestas por el gobierno de Trump, el temor de los inmigrantes a ser objeto de detenciones podría alejarlos de los estadios.

Una reciente encuesta de la organización de defensa de los derechos civiles Unidos US reveló que 43% de los votantes latinos temen ser arrestados o deportados, incluso si poseen residencia permanente o son ciudadanos. La aprehensión, naturalmente, es mucho mayor entre los extranjeros con situaciones migratorias más precarias.

El reciente anuncio del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de que funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) y del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) apoyarían en la custodia del partido inaugural, conspira aún más contra las posibilidades de que el estadio se llene.

La FIFA ha tratado de restar importancia al anuncio, vinculándolo más con funciones normales de seguridad, pero esa versión no parece ser compatible con lo que funcionarios del propio ICE informaron en un comunicado dirigido a ‘NBC News’: que los aficionados deben estar listos para suministrar documentos que prueben su estatus legal.

El Mundial de Clubes podría haber alzado vuelo con plomo en el ala, y en la caída, no es descartable que los daños tengan impacto también en el próximo torneo global de selecciones en 2026, donde Estados Unidos será la sede principal.

France24

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