Nuevas tensiones en el sur de Líbano, esta vez, entre el ejército israelí y la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano (FINUL). Este domingo 16 de noviembre, la FINUL acusó a Israel de haber atacado a sus cascos azules con disparos, sin causar muertos ni heridos. 

"Esta mañana, el Ejército de Israel disparó contra soldados de paz de la FINUL desde un tanque Merkava situado cerca de una posición establecida por Israel en territorio libanés", indica un comunicado de la FINUL.

“Las ráfagas de ametralladoras pesadas alcanzaron el suelo a unos cinco metros de los cascos azules, que se encontraban a pie y tuvieron que ponerse a cubierto”, asegura el texto.

La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano instó "al ejército israelí a que ponga fin a toda conducta agresiva y a todo ataque contra los soldados de la paz o en sus proximidades, que se esfuerzan por restablecer la estabilidad que tanto Israel como el Líbano dicen buscar".

Este incidente tuvo lugar en la región de Khiam, en el suroeste de Líbano, cerca de un sector aún ocupado por Israel.  

Por su parte, Israel publicó un comunicado en el que niega haber atacado “deliberadamente” a la fuerza de la ONU y dijo haber abierto una investigación.

"A primera hora del día, se identificó a dos sospechosos en la zona de Hamames, en el sur de Líbano. Las tropas dispararon entonces al aire tras verificar que los sospechosos eran soldados de la ONU que patrullaban la zona", precisa el comunicado.

El ejército libanés denunció repetidas transgresiones por parte de Israel.  

"El enemigo israelí persiste en sus violaciones de la soberanía libanesa, provocando inestabilidad en el Líbano y obstaculizando el despliegue completo del ejército en el sur", acusó un comunicado del ejército. 

Precisó que se está "trabajando en coordinación con los países amigos para poner fin a las continuas violaciones e infracciones por parte del enemigo israelí, que requieren una acción inmediata, ya que constituyen una peligrosa escalada".

Frágil cese el fuego

La FINUL es una fuerza de mantenimiento de la paz que colabora con el ejército libanés en Líbano para mantener la estabilidad en el sur del país.

Tras la invasión del sur de Líbano por parte de Israel en 1978, como precisa la ONU, la FINUL “fue establecida en marzo de 1978 por el Consejo de Seguridad para confirmar la retirada de las tropas israelíes del sur del Líbano, restablecer la paz y la seguridad internacionales y ayudar al Gobierno libanés a restablecer su autoridad efectiva en la región”. 

Desde su despliegue, la misión ha registrado incidentes recurrentes con el ejército israelí y con grupos armados presentes en el sur del país.

En 2024, tras crecientes tensiones por los ataques del grupo Hezbolá contra el territorio israelí, respondiendo a su ofensiva en Gaza, Israel respondió con una campaña de bombardeos a gran escala sobre el sur y el este de Líbano, e incluso sobre barrios del sur de Beirut, causando decenas de muertos en pocos días.  A partir de octubre de ese año, Israel no solo multiplicó los ataques aéreos, sino que lanzó también operaciones terrestres contra posiciones de Hezbolá en el sur del país. 

El 27 de noviembre de 2024, un cese el fuego fue firmado por Israel y el grupo Hezbolá. Este acuerdo preveía la recuperación del control del sur del país por el ejército libanés, y la retirada de las fuerzas de Hezbolá y de las fuerzas israelíes de esta región. Autorizaba únicamente el despliegue del ejército libanés y de la FINUL en el sur.

Sin embargo, Israel, que acusa a Hezbolá de buscar rearmarse, sigue ocupando al menos seis posiciones en Líbano, entre ellas, la de “Tallet Hamames”, denuncia la ONU

Aunque el Gobierno libanés ha encargado al ejército que recupere el monopolio de las armas y del uso de la fuerza en todo el país, desarmar a Hezbolá es complicado. El movimiento chiita se niega a entregar su arsenal y sostiene que debe mantenerlo mientras Israel conserve tropas y posiciones militares en territorio libanés y continúe lanzando ataques contra Líbano.

Creciente frustración hacia Israel

Además de seguir ocupando a partes de Líbano, Israel ataca casi diariamente el territorio. Según la ONU, más de 80.000 libaneses que huyeron durante el conflicto de 2024 no han podido volver a sus casas por falta de seguridad. El Estado libanés también acusa a Israel de querer impedir la reconstrucción de los pueblos del sur del país.

En septiembre, mientras los cascos azules despejaban una carretera que bloqueaba el acceso a una de sus posiciones, drones del ejército israelí “lanzaron cuatro granadas”, aseguró en su momento la fuerza de la ONU.

Además, el viernes, la FINUL acusó al ejército israelí de construir “muros” en territorio libanés, lo que Israel niega.

Por otra parte, el sábado, la Unión de Municipios de Arkoub, en el sureste, acusó a Israel de llevar a cabo ataques con “drones, fuego de artillería y ráfagas de ametralladora” y también de impedir “a los habitantes acceder a sus tierras y obstaculizar la circulación entre los pueblos de Arkoub.

La estructura oficial afirma además que los militares de Israel dispararon en varias ocasiones contra viviendas en Kfarchouba, dañando tejados, paneles solares, vehículos y buses escolares, "poniendo así en peligro a la población civil".

Tanto Naciones Unidas como las autoridades libanesas han señalado a Israel por presuntas violaciones del alto el fuego y de la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de la ONU. Hasta ahora, estas acusaciones no han derivado en cambios sustantivos sobre el terreno y persiste la preocupación entre la población civil libanesa ante el riesgo de una nueva escalada.

Con AFP y medios locales

France24

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