Pete Rose fue el más prolífico bateador en la historia el béisbol. Sus 4256 imparables lo tienen 67 hits por delante de Ty Cobb, su más cercano seguidor en la clasificación histórica. Fue también uno de los apenas dos jugadores suspendidos de por vida por el mayor pecado capital en la pelota: las apuestas. Ahora el presidente Donald Trump busca reivindicarlo con un indulto anunciado en sus redes sociales. Estas son las sombras del mayor bateador de todos los tiempos.
Rose fue la pieza más brillante de la "Gran Maquinaria Roja”, como se conoció a los Rojos de Cincinnati en los años 70, cuando se coronaron cuatro veces en la Liga Nacional, y fueron subcampeones en otras dos ocasiones, además de ganar dos anillos de Serie Mundial en ese mismo periodo. Pero su gloria terminó en 1989, cuando aceptó la suspensión de por vida, luego de publicado el informe Dowd, que documentaba su participación en las apuestas mientras era mánager activo.
Con el tiempo, se conocerían muchos más pecados de uno de los más grandes peloteros de la historia, y él mismo terminaría admitiendo algunos de ellos. En septiembre de 2024 murió a los 83 años, dejando el mal sabor de boca de que su grandeza deportiva no pudo ser suficientemente reconocida, una idea que Trump retomó el 28 de febrero en su red social Truth.
El presidente calificó de "vergüenza" que las Ligas Mayores nunca hubieran tenido "el valor ni la decencia" de elevarlo al Salón de la Fama, prometió un "indulto completo" en las próximas semanas, defendió que Rose "nunca apostó contra él mismo" y lanzó una orden directa a la pelota.
"El béisbol, que está muriendo por todas partes, debería mover su trasero gordo y perezoso y elegir a Pete Rose, aunque demasiado tarde, para el Salón de la Fama", agregó Trump.
¿Por qué es tan grave apostar en el béisbol?
Las Grandes Ligas, uno de los fenómenos deportivos más importantes a nivel mundial, pudieron haber muerto como espectáculo con el escándalo de los llamados "Medias Negras" de Chicago, ocho jugadores de los Medias Blancas que aceptaron 100.000 dólares de la mafia de las apuestas de Chicago, para perder la Serie Mundial de 1919 ante los Rojos de Cincinnati.
Aparentemente molestos porque no llegaron a un acuerdo con el propietario del equipo Charles Comiskey para compartir ganancias por la venta de entradas, los jugadores aceptaron la propuesta del primera base Arnold Gandil de contactar con apostadores profesionales y pedir dinero a cambio de perder la Serie Mundial.
El acuerdo se destapó, en parte gracias a la labor de periodistas que documentaron indicios como las crecientes apuestas por los Rojos, que eran en teoría el equipo más débil, con tres juegos perdidos por Lefty Wlliams en esa final, o los cinco errores de Eddie Cicotte en un mismo episodio.
Los involucrados tuvieron que comparecer ante un Gran Jurado en Chicago, luego de que varios de ellos reconocieran el arreglo ante una corte de condado. Sin embargo, poco antes del inicio del juicio, desaparecieron varias de las evidencias, incluyendo las transcripciones de las entrevistas de los que decidieron confesar, y los jugadores fueron absueltos.
Alarmados por la perspectiva de que se perdiera la credibilidad en el juego, los dueños de equipos decidieron crear una instancia superior para que reglamentara sobre el caso. Así nació la Oficina del Comisionado de las Grandes Ligas, que fue encomendada a un respetado juez federal, Kenesaw Mountain Landis.
El comisionado dictó la regla que se mantiene hasta nuestros días, que indica suspensión de por vida contra "un jugador que arregle un partido de pelota, que intente o se comprometa a arreglar un juego", que se involucre con apostadores, o incluso para aquellos que, conociendo que existe una conspiración para amañar encuentros, no la denuncia.
Naturalmente, los ocho jugadores de los “Medias Negras” fueron los primeros vetados del béisbol de manera permanente.
La llamada "Regla 21″, que prohíbe expresamente la participación en apuestas de todos los que tienen algún margen de influencia en el juego (mánagers, jugadores, empleados, dueños de equipos o árbitros) está publicada en los vestidores de todos los equipos del béisbol organizado, y es discutida varias veces en la temporada con peloteros de todos los niveles y categorías.
Aparte de los ocho que dieron origen a la sanción, solo dos hombres han sido declarados inelegibles para el béisbol de Grandes Ligas: el estadounidense Pete Rose y el venezolano Tucupita Marcano, de quien se demostró en 2024 que participó en apuestas que involucraban a su equipo, los Padres de San Diego.
Luces y sombras de Pete Rose
Muchos récords de la pelota llevan el nombre de Pete Rose, que pasó 24 años como jugador activo en los diamantes. Durante ese tiempo se convirtió en el hombre con más turnos al bate, con más hits, con más sencillos, el que más veces se embasó, el que estuvo presente en más victorias de su equipo, el que acumuló la mayor cantidad de temporadas de más de 100 imparables (23), y entre muchos otros hitos, la seguidilla más larga bateando imparables: 44 juegos.
Esos números fueron reconocidos por los Rojos de Cincinnati, que a pesar de la pena de por vida contra su gran estrella, retiraron en 2016 la camiseta con el número 14 de Pete Rose.
Su figura deportiva es tan grande, que incluso a pesar de que nunca podrá entrar a Cooperstown, varios objetos que le pertenecieron son exhibidos en el Museo del Salón de la Fama, y en 1999 fue electo como uno de los jardineros del Equipo del Siglo del béisbol de las Ligas Mayores.
Apostar cuando era mánager de los Rojos fue su pecado más costoso, pero Rose falló a las leyes de muchas otras formas. En 1990 pagó una pena de prisión de cinco meses en una cárcel de mínima seguridad en Illinois por evadir impuestos derivados de sus ganancias en las apuestas y de sus presentaciones para firmar autógrafos, una actividad que le llegó a reportar hasta un millón de dólares al año.
John M. Dowd, el abogado que sustanció el expediente que documentó la frenética actividad de apuestas del astro de los Rojos, también hizo pública la declaración jurada de una mujer que denunció que Rose tuvo encuentros sexuales con ella en los 70, cuando era una menor de 14 años y Rose tenía más de 30.
Aunque inicialmente demandó a Dowd por difamación, Rose terminó reconociendo esa relación, pero se defendió diciendo que no sabía la edad de la joven. Cuando la periodista del Philadelphia Inquirer, Alex Coffey, le preguntó al respecto durante una aparición pública en el estadio de los Phillies, Rose se limitó a responder: "Eso fue hace 55 años, nena".
En 2024, cuando se descubrió que Ippei Mizuhara, intérprete del astro de los Dodgers de Los Ángeles Shohei Ohtani, había robado dinero de sus cuentas para saldar deudas de juego, Rose dejó entrever que probablemente su relación con las apuestas comenzó desde su época de jugador, cuando comentó con tono burlón: "Ojalá hubiera tenido un intérprete allá en los 70, hubiera quedado libre".
¿Quién elige a los inmortales?
El alcance del indulto presidencial probablemente sirva para borrar algunas de las faltas de Pete Rose a la ley, pero la potestad de decidir quién entra al llamado "templo de los inmortales" recae sobre los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA).
Rose fue declarado inelegible en 1989, en una decisión que él mismo acordó con el comisionado Bart Giamatti, para evitar un juicio que hubiera revelado el alcance de sus operaciones en el juego.
Eso, de acuerdo con las reglas del Salón de la Fama, significa que no podrá ser considerado entre los postulados para ingresar. El propio Rose, luego de 15 años negando las acusaciones, reconoció que apostaba incluso en juegos de su equipo, en el libro autobiográfico ‘Mi prisión sin rejas’.
Un fragmento de ese libro da cuenta de una entrevista con el excomisionado Bud Selig en 2002. A la pregunta de por qué apostaba, la respuesta de Rose fue "porque no creí que me atraparían". Una vez tras otra, sus intentos por revertir la condición de inelegible fueron desestimados.
"Apostó como mánager y eso es todavía peor, porque si eres un jugador que apuesta puedes simplemente ser considerado una persona con una enfermedad, una adicción, pero un mánager tiene una influencia decisiva en el juego"
"¿Qué importa que no apostara contra su equipo sino a favor?", apunta el reportero de ESPN y miembro de la BBWAA, Enrique Rojas, en referencia a la afirmación de Trump en su publicación en la red Truth.
"Apostó como mánager y eso es todavía peor, porque si eres un jugador que apuesta puedes simplemente ser considerado una persona con una enfermedad, una adicción, pero un mánager tiene una influencia decisiva en el juego. Él define quién lanza, qué jugadas se hacen, cómo se batea en cada turno".
"El que apuesta trata de sacar una ventaja de su poder para influir en el juego, porque es mucho más fácil jugar para perder que para ganar", agrega Rojas, que es uno de los miembros facultados para elegir los exaltados al Salón de la Fama.
Rojas aclara que la BBWAA no tiene atribuciones para postular: "Rose está considerado inelegible, así que no puede aparecer en una boleta de votación y por lo tanto no podemos votar por él, incluso si quisiéramos".
Para Rojas, a pesar de los increíbles números que lo consagran como uno de los mejores de todos los tiempos, el veto sobre Rose debe mantenerse “como el recordatorio eterno de ese primer mandamiento del béisbol: no apostarás. Si no hubiera consecuencias tan graves como ésta, no habría forma de detener a los infractores, y la afición terminaría sospechando que los resultados son producto de acuerdos. La confianza en el juego no puede ser vulnerada”.
La última palabra la tendrá el comisionado Robert D. Manfred, el hombre que carga directamente con la presión de la orden presidencial de rehabilitar a Pete Rose, la leyenda cuyas prácticas podrían destruir al béisbol organizado.
La NCAA tardó horas en cambiar la que había sido su política de elegibilidad durante 15 años y acatar el veto a las atletas transgénero en el deporte femenino. Al bate está ahora la máxima autoridad de las Grandes Ligas, y los lanzamientos que enfrenta van mucho más allá de las 100 millas.
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