Una asiática pagó 4,6 millones de euros por un humidor, con oro y cristales de Swarovski, dedicado a los 15 años de Behike, la línea más exclusiva de Cohíba. Esto, en el marco del Festival del Habano, en el que se conoció el récord de exportaciones del sector del tabaco en Cuba.
Una bruma densa ocupa la sala principal de Pabexpo en La Habana. Más de mil personas cenan entre el humo de sus puros encendidos, donde, después de más de cinco horas, los ojos abiertos se vuelven rojizos. Es el gran momento de la Gala de Clausura del XXV Festival del Habano, a la 1:00 de la madrugada se subasta la joya de la corona en el mundo de los humidores (cajones de madera para guardar puros, revestidos con un sistema que controla el grado de humedad).
“Este tiene incrustaciones de nácar, cristales de Swarovski, detalles metálicos blindados en oro y un enchapado de ébano”, contaba a la prensa antes del inicio de la subasta, Pablo Plasencia, jefe de producción de Humidores de la Habana, empresa que durante un año ha trabajado para construir el producto más exclusivo.
El humidor está fabricado a mano en madera de cedro y con la capacidad de mantener una temperatura constante de 21 grados y condiciones de humedad adecuadas para que no se seque en cien años. Tiene 80 centímetros de alto, 140 centímetros de ancho y, en su interior, 400 habanos de la línea Behike, la más exclusiva de Cohíba, a la que está dedicada la obra. Entre estos, 100 puros del nuevo Behike-58, que se presenta también en la gala, con un costo de varios centenares de euros la unidad.
Los habanos, un orgullo cubano
El puro Behike, que cumple 15 años, debe su nombre a un homenaje a los originarios indios taínos que realizaban históricamente ofrendas a las plantaciones de tabaco. Unas ofrendas que hoy se realizan a puerta cerrada, en una gala que, desde 1999, ha subastado más de 170 humidores.
“Hay un valor cultural muy importante. La tradición es nuestra fuerza, de hecho, en este salón están invitados los productores y los torcedores. Y los cubanos se sienten orgullosos de hacer tabaco”, cuenta a France 24 Marino Murillo, presidente de Tabacuba, el Grupo Empresarial del Tabaco de Cuba.
La puja final tiene una cuenta atrás de 10 minutos y empieza con un precio de partida de un millón de euros. En el centro del salón, frente al escenario, quedan un centenar de personas, separadas del resto de comensales, con derecho a apostar, al haber acreditado sus finanzas para poder ofrecer las cantidades en juego. Entre los pujantes, una mesa liderada por el presidente Miguel Díaz-Canel y el primer ministro Manuel Marrero.
Récord de exportación de puros en medio de la crisis económica
El tabaco es uno de los principales rubros de exportación de Cuba. En el primer día del festival, Habanos S.A., empresa mixta que comparten el Estado y el consorcio español Tabacalera, anunció 827 millones de dólares en ganancias, un 16% más respecto a 2024, en una clara línea ascendente desde después de la pandemia.
El país comunista destaca por la producción de puros premium, con hojas de tabaco de alta calidad, torcidas a mano y cuenta con 27 marcas exclusivas. Cada vez están más codiciadas en asia, que representa el 24% del mercado del habano.
Es una de las principales entradas de divisas, en un país que vive una crisis múltiples sectores, con una alta inflación, un sistema energético presionado y envejecido, golpeado por los efectos de dos huracanes en 2024, así como el embargo y sanciones estadounidenses que impiden el acceso a divisas y al sistema financiero.
Este contexto, aunque no ha mermado las exportaciones de habanos, sí que se siente en las calles cubanas, donde los puros y cigarrillos escasean. De hecho, el medio oficialista Canal Caribe reportó a fines de enero que en el mercado informal las cajetillas de cigarrillos se estaban vendiendo entre 450 y 1.000 pesos cubanos (entre 3,75 y 8,3 dólares en el cambio oficial), en un país que en 2023 registró un salario medio de 4.686 pesos cubanos (unos 39 dólares según el cambio oficial).
Pujantes asiáticos, líderes en las apuestas
Entre subasta y subasta, una muestra ecléctica del valor cultural cubano, danzas contemporáneas y afrocubanas, y músicas de los géneros populares en la isla como la salsa o el jazz. Un eclecticismo que se traslada a las nacionalidades de los asistentes del Festival: de occidente a oriente, centrados en inhalar sus lujosos puros y expulsar un humo que se condensa en un presente en el que se disipan las tensiones globales del momento.
“Un sueño”, así describe para France 24 el japonés Masaki Umenishi su presencia en el Festival del Habano en Cuba. Viste un tradicional kimono y es dueño de un salón de cigarros en su país.
Coincide el experto estadounidense, Timothy Donahue, periodista del portal Nicotine Insider: “Cuba es el único país del mundo capaz de producir los mejores puros”.
Esta leyenda atrae a las grandes fortunas, que preparan sus tablillas antes de apostar en la puja final. En juego: el humidor más exclusivo de 2025 y 400 lujosos puros. La presentadora de la subasta da inicio al tiempo y el silencio se cuela entre la bruma del humo. Inician sus apuestas varios participantes, hasta que pasados dos minutos quedan dos pujantes asiáticos, que convierten la puja en una partida de ping pong.
Pese a la presencia mayoritaria de hombres en el Festival, es una mujer la que levanta con más ímpetu su tablilla. A cada apuesta, de forma inminente, ella responde. No duda ni siquiera cuando llega a la cifra de 4,6 millones de dólares, récord histórico de venta de un humidor. Es ahí donde su rival se detiene y el humidor de Behike, fabricado por Humidores de La Habana, tiene como destino Asia.
La cifra se suma a las otras nueve subastas que ha habido durante la noche. Han recaudado 16.410.000 euros, que son entregados en un gran cheque a José Ángel Portal, ministro de Salud Pública de Cuba.
Esta iniciativa comenzó en los tiempos de Fidel Castro, quien firmaba los artesanales humidores para destinarlos a unas subastas que dan oxígeno a la sanidad gratuita.
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