El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, actúa sin compasión y sin respeto a las normas. Algunas hipótesis sostienen que repite la política de Richard Nixon cuando estaba metido hasta lo más profundo en la guerra de Vietnam, para atemorizar la resistencia, la hacer creer que estaba loco y que en cualquier momento utilizaría armas atómicas para destruir ese país.
Trump ha llamado al presidente de Ucrania dictador, le ha dicho que es impopular en su propio pueblo, que inició la guerra con Rusia y que pudo evitarla, y en las negociaciones directas con Rusia, ha dejado fuera al país agredido, y a sus aliados europeos. Pero aún más, en su respuesta -airada habría que interpretarla- ha dicho que Ucrania debe devolver a Estados Unidos recursos naturales y tierras raras, por un equivalente a 500 mil millones de dólares. Ucrania ha dicho que Estados Unidos aportó hasta el momento 67 mil millones dólares.
Ucrania y los europeos están metidos ahora en un embrollo creado por la guerra iniciada por Vladimir Putin, agrediendo en su propio territorio a un país independiente, que quiso ser parte de la OTAN. Estados Unidos ya ha dicho que Ucrania no puede ni debe entrar en la OTAN, y que Rusia podría quedarse con los territorios arrebatados a los ucranianos. La realidad es que un país agredido por un vecino, Ucrania, no participa de las negociaciones para poner fin a la guerra, y quien lo representa es Estados Unidos, que se adhiere a las hipótesis de Rusia.
Europa, en respuesta a la agresividad de los Estados Unidos, dice que podría formar un ejército para la paz, y enviarlo a Ucrania como parte de los esfuerzos para detener la guerra. Resulta vergonzoso que países como Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica, España y otros más sean sacudidos y sorprendidos por un aliado de occidente, que no es otro que la cabeza del capitalismo, ahora bajo la presidencia de un autócrata que se considera a si mismo un rey.
Con sus decisiones políticas, arancelarias, migratorias, de acoso y derribo de organizaciones como la Corte Penal Internacional, la OMS, la UNESCO, y el debilitamiento de las Naciones Unidas, aparte de la ruptura y amenaza al bloque occidental que creó y auspició Estados Unidos, incluyendo la OTAN y otras organizaciones y pactos, Estados Unidos está reconfigurado un mundo en el que cada quien tiene que cuidar su propia parcela. Los líderes europeos, bastante debilitados desde la salida de Angela Merkel del gobierno alemán, están siendo zarandeados políticamente, porque Estados Unidos promueve ahora a los partidos de ultraderecha, incluyendo a los pronazis alemanes, y todo ello era algo fuera de cualquier lógica.
Y la pregunta sigue siendo ¿Hasta dónde llegará Trump en su ruptura de los acuerdos del mundo globalizado que se había configurado bajo su liderazgo? Otra cuestión es si Trump seguirá dando golpes con las políticas arancelarias de castigo a sus aliados y socios estratégicos. Europa tendrá que replantear su escenario global, con apenas un gobierno socialdemócrata activo, en España, con los alemanes a punto de caer en posturas ultraconservadoras, y con Francia asediada por la ultraderecha, con apoyo de Putin.
Putin pasa a ser el gran dolor de cabeza para los europeos, que después de agredir a Ucrania, podría tomar represalias y dejar sin gas a una gran parte de los países europeos. China se protege, y sabe que la estrategia de Trump es evitar su expansión, pero la reconfiguración de las alianzas occidentales podrían convenir a los chinos y conseguir reforzamiento de sus mercados y aliados potenciales, frente a Estados Unidos.
¿Seguirá Putin escudándose en la alianza con la República Popular China, ahora que tiene a Estados Unidos como aliado con fuerza y con capacidad para forjar el escenario que la ultraderecha mundial prefiera? Para Putin no es mala idea. Putin financia a la ultraderecha europea, y en particular a los ultracionalistas franceses.
Este no es el mundo que teníamos y conocíamos antes del 20 de enero del 2025. Costa Rica ha dicho que está dispuesta a recibir deportados por Estados Unidos que no son de ese país, sino de India y del centro de Asia. El Salvador aceptó recibir deportados de los Estados Unidos de nacionalidades diversas, y eso incluiría hasta prisioneros. Trump pactó con Venezuela y con Nicolás Maduro un acuerdo, independientemente de la irregularidad de su elección el pasado 28 de julio. Ya Venezuela recibe miles de deportados desde Estados Unidos. Trump eliminó el programa de protección temporal de 700 mil venezolanos, una gran cantidad de ellos perseguidos del gobierno de Nicolás Maduro.
Trump acaba de eliminar el programa de protección temporal de 520 mil haitianos. Se entiendo que las deportaciones de haitianos serán hacia Haití. Tal vez algunos sean enviados a El Salvador o a Guantánamo. República Dominicana, que colinda con Haití, no ha admitido recibir a ciudadanos de ningún otro país. Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos, dijo que el gobierno norteamericano no solicitó nada parecido al gobierno dominicano. ¿Tendrá Haití capacidad para recibir a los deportados por Estados Unidos?
Complicado el cuadro político global que nos toca observar y con el que convivimos, como testigos dependientes de estos tiempos y estos pujos autoritarios y de la desintegración del multilateralismo.
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