Los gobernantes dictadores suelen proceder en su práctica política con unos determinados comportamientos frente a sus opositores y al país que gobiernan.
Entre las prácticas más comunes de los dictadores se pueden mencionar:
La concentración absoluta del poder; la concentración personal de los poderes del Estado sin ningún contrapeso o contrapesos simulados; la limitación de la libertad de prensa y de expresión y difusión del pensamiento, entre otros derechos y libertades (libertad de reunión y participación política); el uso de la fuerza o intimidación, con el empleo de las fuerzas de seguridad o militares para mantener el control social; imposición de la propaganda y el control de la información (el régimen controla o manipula los medios de comunicación para reforzar o sobre exponer su imagen); la persecución de opositores caracterizada porque las voces críticas suelen ser vigiladas, censuradas o directamente reprimidas.
Si se le pidiera a algún lector más o menos informado que nombrar un gobernante del continente de las Américas que hace uso de esas prácticas no democráticas, seguro pronunciaría los nombres de Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel, Nayib Bukele y, quizás Javier Milei.
Pero resulta que entre esos nombres cabe perfectamente otro: el de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América, quien gobierna y hace política con comportamientos similares a los de los jefes de gobierno enumerados. Si no, que hablen los alcaldes, gobernadores, legisladores, jueces, periodistas y otros ciudadanos estadounidenses presionados, perseguidos y hasta sometidos y encarcelados por órdenes del inquilino de la Casa Blanca.
El autoritarismo y el abuso de poder son perniciosos en Suramérica, en Norteamérica y el cualquier otro lugar del mundo, y no hay causa que los justifique.
El evangelista Mateo expresó: "saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Un viejo refrán de la hispanidad parafrasea al evangelista: "El burro llamando orejudo al conejo" (o viceversa), y viene muy al caso…
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