La República Dominicana vive una transformación profunda de su estructura económica y social, marcada por la digitalización entendida no solo como un avance tecnológico, sino como el nuevo eje de la competitividad nacional.
Este proceso se aceleró en el primer cuarto del siglo XXI, impulsado por las condiciones del confinamiento durante la pandemia de la COVID-19, que redefinió la manera en que operan las empresas y cómo interactúa la ciudadanía.
El libro Un salto de gigante. El viaje hacia una sociedad digital, publicado por el Banco Popular, sistematiza esta evolución y demuestra que la digitalización en el país no es un fenómeno reciente, sino un camino acumulativo de más de seis décadas. Ignorar esta transformación sería condenar a la República Dominicana a la irrelevancia económica, en un mundo dominado por modelos basados en datos, automatización y servicios digitales.
Este recorrido ha implicado la consolidación de la infraestructura de telecomunicaciones y servicios digitales, modificando la productividad empresarial, ampliando el acceso financiero y abriendo nuevas posibilidades de crecimiento. La obra, con aportes de Mite Nishio, Rosario Sang, Eduardo Valcárcel, Fernando Cabrera, Rolando M. Guzmán, Mirna Eusebio Lithgow, Aitor Palacio y Arturo López Valerio, recuerda que los primeros hitos tecnológicos en la banca dominicana se remontan a los años 80 y 90, con la transición hacia centros de llamadas y cajeros automáticos.
El desafío ahora es asegurar la sostenibilidad del salto digital: invertir en infraestructura, actualizar marcos regulatorios y, sobre todo, promover la educación digital para convertir la tecnología en un multiplicador de oportunidades para toda la población.
En 2001, el Banco Popular dio un paso decisivo al lanzar su página web, ofreciendo servicios de manera ubicua, sin importar la localización de sus clientes. Desde entonces, una ola de innovaciones digitales —banca móvil, subagentes bancarios, oficinas virtuales— ha acercado la tecnología a la vida cotidiana: hoy una madre en Azua puede pagar servicios desde su celular, y un joven emprendedor en Santo Domingo puede abrir una cuenta sin visitar una sucursal.
La publicación editorial no solo recuenta hitos, sino que ofrece una base para el próximo gran salto, abordando el impacto de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial generativa. Su relevancia trasciende lo histórico: busca ser una contribución al pensamiento nacional, distinguiendo avances, tensiones y desafíos que marcarán la competitividad dominicana en los próximos años.
Tal como señaló el presidente ejecutivo del Banco Popular, Christopher Paniagua, “la verdadera transformación digital no comienza con la tecnología, sino con la gente”. Este enfoque subraya que el progreso sólo es sostenible cuando fortalece capacidades, amplía oportunidades y mejora la vida de las personas.
El desafío ahora es asegurar la sostenibilidad del salto digital: invertir en infraestructura, actualizar marcos regulatorios y, sobre todo, promover la educación digital para convertir la tecnología en un multiplicador de oportunidades para toda la población.
La digitalización es, en definitiva, el salto de gigante que definirá si la República Dominicana será protagonista o espectadora en la economía global.
Puede leer esta publicación en este enlace, y continuamos esta conversación que es presente-futuro.
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