El presidente Luis Abinader ha dicho en la rueda de prensa del pasado lunes, La Semanal, que los partidos opositores deben tener cuidado con el uso de las estadísticas, porque corren el riesgo de distorsionar la realidad entregando datos que no se corresponden con lo que el país está viviendo.

La credibilidad de las estadísticas es un tema de debate, y casi siempre se pone en cuestionamiento su validez. Uno de los temas estadísticos más debatidos es el Censo Nacional que se realiza cada diez años.

Profesionales de las ciencias sociales comienzan a debatir la metodología del trabajo censal, cuestionan los cuestionarios, la forma de las preguntas, analizan las muestras censales que se prueban para un trabajo de una dimensión tan grande, y analizan el uso de las tecnologías en las entrevistas presenciales.

Al final, una parte de la población se queda sin ser censada y hay que realizar estimados, como ocurrió en el último censo nacional del 2022.

El Estado Dominicano es quien realiza, procesa, analiza y sintetiza las estadísticas nacionales, que se recuperan de las actividades gubernamentales. En ese sentido el Banco Central ha sido la entidad con mayor administración de información oficial, porque ha ocupado un rol que corresponde a la Oficina Nacional de Estadísticas, debido a la diferencia de recursos, económicos y profesionales, entre ambas instituciones estatales.

La otra cuestión está relacionada con los períodos o los tiempos que se toman como parámetros para ser analizados. Si se hace por períodos quinquenales o decenales, es diferente a si se analizan las estadísticas por períodos de gobiernos.

Lo que ha estado ocurriendo es que los políticos opositores cuestionan los datos aportados como oficiales por el presidente Luis Abinader en sus presentaciones semanales. Dicen que no son reales, que no muestran la verdadera realidad que sufre la población, que no hay reducción de la pobreza en la dimensión que el presidente muestra, que no hay servicios sociales, de salud, educación, atención a envejecientes o reducciones de homicidios como dice el presidente.

Eso quiere decir que los partidos de oposición rechazan utilizar los datos oficiales para analizar cualquier asunto, porque desconfían de los datos oficiales. O podría ser que cuestionen las metodologías utilizadas por la ONE, Banco Central, Hacienda o cualquier otra instancia gubernamental. ¿Cuál sería la solución a esta disputa? Que la oposición ofrezca estadísticas que contradigan al gobierno, en el mismo período y con las mismas metodologías de trabajo de los organismos gubernamentales. No podrán hacerlo, lamentablemente, pues no tienen los recursos para ello.

Es una pena que en este cruce de opiniones adversas los opositores hayan llegado al extremo de cuestionar las estadísticas o mediciones de organismos internacionales, de gran solvencia, y a los cuales respetaron siempre cuando tuvieron la oportunidad de dirigir el Estado.

Estadígrafos, demógrafos, sociólogos, economistas, antropólogos, salubristas, y los demás especialistas en análisis de datos debían profundizar en el debate, y analizar los períodos que deben medirse, con recomendaciones para la oposición y para el gobierno.

Se presta a confusión que se hable con estadísticas sobre pobreza en los últimos 25 años y se utilicen cifras distintas, por haberse realizado los estudios con metodologías diferentes, o por haber analizado años distintos, con rigurosidad o sin ella.

De estos temas, más que el debate político es importante el debate entre los especialistas de ciencias sociales. Hoy todas las cifras oficiales se cuestionan, sin dejar de lado el crecimiento económico, la deuda pública, el crecimiento del turismo o la cuestión migratoria. Hay que asegurar la credibilidad de las estadísticas oficiales. Son muy importantes, y escapan a los debates circunstanciales.